En el entramado del tiempo, dos relatos se entrelazan:
Uno anclado en el pasado, el otro proyectado hacia el futuro.
Un hombre y una mujer.
Destinados por el capricho de las Nornas, se encuentran unidos por un hilo inquebrantable de venganza y des...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
˗ˏˋ ★ ˎˊ˗
El aroma del incienso y las velas impregnaba el aire, una fragancia densa y mística que despertó lentamente a Esme de su inesperado letargo. Abrió los ojos, y allí, en la penumbra de su habitación, la silueta de John se delineaba por la tenue luz que se filtraba a través de las cortinas.
Él estaba sentado al borde de la cama, un cigarrillo pendiendo entre sus dedos, su humo ascendiendo en espirales hacia el techo.
Confundida, Esme se incorporó ligeramente, apoyándose en sus codos.
—¿Qué ha pasado? —preguntó, su voz todavía ronca por el sueño.
John exhaló una bocanada de humo antes de girar hacia ella, sus ojos cargados de una seriedad que no le conocía.
—Has tenido una noche bastante... excepcional, querida— comenzó, eligiendo sus palabras con cuidado—Parece que has heredado los poderes de Atenea después de todo—y como para hacer más énfasis en la oración, una lechuza se coloca en el hombro de John
Esme parpadeó, procesando la información.
—¿Cómo pasó? Cuando me coloque la gema no sucedió nada hasta la...
—Hasta la explosión del acelerador de partículas, deduzco que algo hay en esa explosión, la onda expansiva te afecto y la gema, llena con tu sangre, cumplió el ritual y se metió hasta lo más profundo de tu masa cerebral, ahora bien, si la quitamos, morirás
—¿Moriré?
—Solo si la retiramos, algo que obviamente no pasará, la gema tiene su propia protección y tu eres su recipiente favorito así que nada malo te pasará, ve el lado positivo, ahora tienes lechuzas de mascotas y el poder de una diosa
—¿Por qué regresaste? — inquirió ella, una sombra de sonrisa cruzando su rostro. A pesar del peligro que la rodeaba, se sentía inexplicablemente calmada al tenerlo cerca.
John se tomó un momento, como si estuviera sopesando sus palabras.
—Olvidé unos cigarrillos—dijo al fin, y luego, más bajo, añadió—Vi la explosión en las noticias.
Esme no se perdió el murmullo casi inaudible. Su sonrisa se ensanchó, y un brillo juguetón apareció en sus ojos. Él le devolvió la sonrisa, su coqueteo tan natural como el acto de fumar.
Había sido atrapado.
—Eres una mujer hermosa, querida. Obvio iba a venir a ver si estás bien y si me gano el favor de la diosa de la guerra y la belleza, mejor para mi—se encoje de hombros mientras se pone de pie—ahora que sé que estás bien, mi trabajo aquí termino, nos veremos luego querida—hace una reverencia y sale de ahí.
*Es un arrogante* es voz no era su voz interna, curiosa, observa a la lechuza que la observa y sabe que es el pensamiento del pájaro el que escuchó en su mente, tardaría un rato para acostumbrarse a eso.
