23. ¡NO!

88 13 5
                                    

˗ˏˋ ★ ˎˊ˗

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

˗ˏˋ ★ ˎˊ˗

En el corazón del laboratorio S.T.A.R., el Cortex se transformó en una sala de cine improvisada. La luz azulada de las pantallas brillaba suavemente, proyectando sombras danzantes mientras Cisco, el doctor Wells y Esme se acomodaban en las sillas giratorias, disfrutando de una noche de películas antiguas.

Cisco, con un bol grande de palomitas en su regazo, lanzó una mirada nerviosa a su teléfono, que no dejaba de vibrar con mensajes insistentes.

—¿Quién te envía tantos mensajes? —pregunta Esme divertida

—Es mi familia, intento evitarlas a toda costa —dijo Cisco, dejando escapar un suspiro exagerado—Esme, descansando su cabeza en el hombro de Wells, sonrió comprensivamente.

—Te entiendo, Cisco. Yo también evito cualquier cena familiar. Siempre terminan en discusiones incómodas o, peor aún, en interrogatorios interminables sobre mi vida.

Wells, sentado en su silla de ruedas, observó la interacción con una sonrisa. Había algo reconfortante en estos momentos de normalidad, en la conexión sincera entre Esme y Cisco, ellos dos tenían tanto en común y se consideraban hermanos.

—Las reuniones familiares pueden ser complicadas —comentó Wells—. Pero a veces, también son una oportunidad para fortalecer los lazos. Aunque, claro, depende de la familia —Cisco lanzó una mirada escéptica a Wells mientras tomaba un puñado de palomitas.

—Con todo respeto, doctor Wells, mis reuniones familiares están más cerca de un interrogatorio policial que de una agradable cena. Mi madre solo tiene mente para Dante, y mi hermano... bueno, digamos que tienen opiniones muy firmes sobre lo que debería estar haciendo con mi carrera —Esme rió suavemente, su mirada llena de empatía.

—Eso suena familiar. Mis hermanos no pierden oportunidad de recordarme cuánto más exitosos son. Y ni hablar de las preguntas sobre mi vida amorosa. Siempre se convierte en una especie de competencia, y yo... simplemente no encajo.

Wells miró a Esme, sus ojos llenos de una ternura que no intentó ocultar.

Si se decidía por confiar en que cuando se revelara toda la verdad y el equipo lo pudiera perdonar ¿Así sería su vida? Noches de películas, conversaciones banales, no sonaba tan malo como antes creía.

—Esme, siempre puedes encontrar una manera de redefinir tu relación con ellos. No es fácil, pero con el tiempo, pueden llegar a comprenderte mejor.

Esme suspiró, recostándose más cerca de Wells, encontrando consuelo en su presencia.

—Tal vez. Pero por ahora, prefiero estas noches aquí, con ustedes. Mucho menos drama y muchas más risas.

Cisco sonrió, levantando su bol de palomitas en un gesto de brindis.

—Brindo por eso. Las noches de películas con mis amigos son mucho más valiosas que cualquier cena familiar llena de tensiones.

Esme, tomando una palomita y lanzándola juguetonamente a Cisco, añadió:

ECHO| Eobard ThawneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora