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En el silencio sereno del laboratorio después de horas, Wells y Esme compartían un momento de calma inesperada. La mayoría de las luces estaban apagadas, excepto por la suave iluminación sobre la mesa donde se encontraban sentados, cubiertos de papeles y notas de su último proyecto.
Al menos el de Esme quien aprovecha la tranquilidad de los laboratorios para avanzar su trabajo de detective.
Esme, con los ojos cansados pero llenos de determinación, continuaba meticulosamente anotando observaciones, completamente absorta en su trabajo. Wells, sin embargo, no podía evitar mirarla, capturado por la intensidad de su enfoque y la pasión que ponía en cada detalle.
En esos momentos, se sentía abrumadoramente agradecido por tenerla a su lado, maravillado por su inteligencia y su compromiso.
Mientras la observaba, una profunda admiración llenaba su pecho, mezclada con un amor tan fuerte que a veces le costaba respirar. Se levantó silenciosamente, se acercó a ella y, sin decir una palabra, colocó suavemente una taza de té caliente junto a su montón de papeles.
Esme levantó la vista, sorprendida y luego sonriendo al ver el pequeño gesto de cuidado.
—Gracias, Harrison —dijo, su voz suave revelando un rastro de fatiga.
—No tienes que agradecerme —respondió Wells, su tono bajo y sincero— Hacer cosas por ti... es lo más natural para mí.
En ese instante, compartieron una mirada cariñosa, Wells sabía que haría cualquier cosa para verla feliz y próspera, un compromiso que iba más allá de la lógica o la razón, arraigado en lo más profundo de su ser.
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El crepúsculo cubría la ciudad con tonos de naranja y magenta, y Esme y Wells habían decidido alejarse del caos de los laboratorios para disfrutar de un momento de paz en el parque cercano.
Esme observaba cómo el atardecer iluminaba el rostro de Wells, revelando facetas de su persona que solía mantener ocultas tras su habitual seriedad. En esos momentos de vulnerabilidad involuntaria, ella descubría nuevas razones para admirarlo más allá de su inteligencia y liderazgo.
Sentía cómo cada uno de esos detalles la hacía caer aún más profundamente, el afecto y la admiración entrelazándose hasta formar una tela intrincada de amor.
Cuando finalmente se detuvieron junto al lago del parque, Esme se encontró compartiendo sus pensamientos más íntimos sin reservas, hablando de sueños y esperanzas, algo que raramente hacía.
Wells escuchaba, verdaderamente escuchaba, lo que le hacía sentirse vista y comprendida a un nivel profundamente personal.
Mientras el sol se ponía completamente, Wells tomó la mano de Esme, y ella sintió un calor que irradiaba desde su núcleo, consolidando la sensación de que, con él, estaba en casa.
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ECHO| Eobard Thawne
FanfictionEn el entramado del tiempo, dos relatos se entrelazan: Uno anclado en el pasado, el otro proyectado hacia el futuro. Un hombre y una mujer. Destinados por el capricho de las Nornas, se encuentran unidos por un hilo inquebrantable de venganza y des...