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Era una cálida tarde de verano y el jardín de la casa de los Ramon estaba lleno de familiares y amigos que habían venido a celebrar el cumpleaños de Dante, el hermano mayor de Cisco. Las luces colgantes brillaban con una luz suave, y el sonido de la risa y la conversación llenaba el aire. Cisco, aunque siempre había amado a su familia, se sentía un poco fuera de lugar en estas reuniones. Siempre había sido el "bicho raro", el amante de la tecnología y los cómics, mientras que su hermano Dante era el hijo dorado, con su carisma y su talento musical.
Entre los invitados se encontraba Esme, que había llegado como su apoyo moral. Ella conocía bien la dinámica de la familia Ramon y sabía lo difícil que podía ser para Cisco encajar en ese entorno.
—¡Cisco! —gritó Dante desde el otro lado del jardín, levantando su copa de vino en un gesto exuberante—. ¿Cómo va todo en lo laboratorios? Es cierto, explotaron ¿Qué haces en este tiempo libre?
Algunas risas resonaron entre los invitados, y Cisco forzó una sonrisa mientras se acercaba a su hermano.
—Ya sabes, lo de siempre —respondió Cisco, tratando de mantener el tono ligero.
—¿Todavía jugando con tus juguetes? —Dante continua, con una sonrisa burlona.
Esme, que había estado observando la interacción desde la distancia, se acercó y se colocó al lado de Cisco, su expresión cambiando de amabilidad a determinación.
—Los "juguetes" de Cisco son lo que crearan el futuro en esta ciudad —dijo con firmeza—. No todos pueden decir que están haciendo algo tan importante con su vida.
El comentario de Esme cayó como una bomba en la conversación, y la burla se desvaneció de las caras de los primos de Dante. Cisco miró a Esme con gratitud, sus ojos brillando con un reconocimiento silencioso.
—Bueno, no era para tanto, Esme —dijo Dante, levantando las manos en un gesto de paz—. Solo estaba bromeando —Emily cruzó los brazos, su postura claramente defensiva.
—A veces, las bromas pueden ser hirientes, Dante. Deberías valorar más lo que tu hermano hace. Es uno de los mejores en su campo y es un verdadero héroe, aunque no lleve capa.
La tensión en el aire se disipó lentamente, y la fiesta continuó con un tono un poco más respetuoso. Cisco aprovechó la oportunidad para salir al jardín delantero, buscando un momento de paz lejos de las miradas inquisitivas. Esme lo siguió, sabiendo que él necesitaría hablar.
—Gracias, Esme —dijo Cisco, cuando estuvieron fuera de la vista de los demás—. Realmente aprecio lo que hiciste ahí dentro —Esme sonrió, apoyándose contra la barandilla del porche.
—No tienes que agradecerme, Cisco. Somos amigos. Y es lo que hacen los amigos, ¿no? Se defienden —Cisco la miró, una mezcla de gratitud y algo más profundo en sus ojos.
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ECHO| Eobard Thawne
FanfictionEn el entramado del tiempo, dos relatos se entrelazan: Uno anclado en el pasado, el otro proyectado hacia el futuro. Un hombre y una mujer. Destinados por el capricho de las Nornas, se encuentran unidos por un hilo inquebrantable de venganza y des...