20. HAZLO POR MÍ.

97 15 7
                                    

˗ˏˋ ★ ˎˊ˗

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

˗ˏˋ ★ ˎˊ˗

En el cálido y alegre hogar de Esme, la celebración de su cumpleaños estaba en pleno apogeo. Flores, risas y música llenaban el ambiente mientras amigos y familiares compartían momentos de alegría. Entre los invitados, la madre de Esme observaba a su hija interactuar con los demás, su rostro iluminado por una felicidad genuina que hacía mucho no veía.

La madre de Esme había venido con un propósito más sombrío además de celebrar: revelar la verdad sobre Wells y las posibles amenazas que él representaba.

Sin embargo, al ver a Esme tan radiante y contenta, sintió un nudo en el estómago, incapaz de interrumpir tal felicidad con noticias que podrían desgarrar el mundo de su hija.

Había venido con la intención de revelar todo, de proteger a su hija de posibles dolores futuros causados por un hombre que ella consideraba vil y mentiroso. Sin embargo, al observar la escena ante ella, su resolución comenzó a vacilar.

Ver a Esme tan animada, tan llena de vida y amor, le hacía cuestionar la decisión de intervenir.

La alegría genuina de Esme era algo que no había presenciado en mucho tiempo. Durante años, su hija había luchado con las responsabilidades que venían con sus poderes, las expectativas familiares y la carga de ser quien era. Ahora, frente a Wells, Esme parecía libre de esas cargas, inmersa en un mundo donde podía ser simplemente feliz.

La madre de Esme se dio cuenta de que, al igual que ella, Wells probablemente luchaba con su propia carga de secretos y verdades no dichas.

Comprendió que Wells, a pesar de sus defectos y errores, podría estar enfrentando un dilema similar: la lucha interna entre revelar la verdad completa y proteger a Esme del dolor que esa verdad podría causar.

En ese momento, reconoció que el deseo de Wells de mantener a Esme a su lado y feliz podría estar naciendo de un lugar de amor genuino, no solo de manipulación o control.

Con el corazón pesado y una sensación de empatía inesperada hacia Wells, la madre de Esme decidió mantenerse al margen por el momento. No tenía la capacidad de destruir la felicidad de su hija, especialmente no cuando estaba tan claramente visible.

Al salir de la habitación discretamente, dejando a la pareja en su burbuja de felicidad, llevaba consigo la promesa silenciosa de estar vigilante, de estar presente para Esme cuando eventualmente necesitara a alguien en quien apoyarse, para el día en que la verdad saliera a la luz y las realidades del mundo volvieran a pesar sobre los hombros de su hija.

—¿Ya te vas? —pregunta Esme acercándose a su madre

—Solo quería venir temprano, esta fiesta que hizo tu hermano es linda, aunque no tu estilo, princesa, mereces celebrar tu cumpleaños como tú quieras —besa su frente con cariño—aquí está tu regalo —le da una cajita que contiene unos pendientes de diamante

ECHO| Eobard ThawneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora