Quédate conmigo.
Incluso si no se si esto es amor...
Park Sunghoon en ascenso con el patinaje artístico, con una gran vida sin alguna preocupación alguna.
¿Qué pasará cuando un bebé aparezca en su puerta? Junto a una nota aclarando que es su hijo...
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— ¡Wow! — Jake seguía viendo la casa desde fuera aun sin poder creer lo que veía.
Habían pasado ya unos cuantos días desde que Sunghoon le había dicho que se fuera a vivir con ellos. Debía de admitir que al principio su respuesta iba a ser negativa ya que no se sentía preparado para estar lejos del teatro, de aquel lugar que fue su hogar desde que era niño, pero tanto Sunghoon como Tae se habían encargado de lograrlo convencer.
Así que ahora se encontraba con sus maletas y con Layla a su lado viendo la gran casa que Sunghoon se había encargado de comprar. La perrita movía su cola de emoción.
Ambos seguían aún fuera, esperando a que Sunghoon y Tae los recibieron. Jake seguía viendo el pequeño jardín que tenía la entrada de la casa, donde un camino los llevaba a la gran puerta de la casa.
No pasó mucho tiempo cuando los gritos de un Tae feliz se escucharon tan pronto como la puerta fue abierta.
— ¡Lala! — el pequeño siguió corriendo hacia ellos.
La perrita de la emoción logró correr con fuerza para que Jake soltase la correa. El pequeño Tae se puso de rodillas en el suelo y fue recibido con caricias de la perrita y este también comenzó a jugar con sus orejas.
Jake miraba encariñado la escena delante de él, volvió a mirar a la entrada y fue cuando se dió cuenta que Sunghoon ya estaba caminando hacía él, por pena bajo y mirada y acomodó su cabello.
Sunghoon rió bajito al ver la acción de su menor. Así que apresuro un poco más su pasó para quedar cerca de él y sin decir nada comenzó a tomar las maletas y cajas que Jake había traído consigo.
— Vamos — movió su cabeza para que Jake comenzará a caminar.
— Claro — lo siguió por detrás llamando a Layla para que entraran. Tae también los siguió con los ojos llenos de alegría y emoción.
Cuando Jake entró sus ojos se abrieron en grande al ver lo hermosa que era la casa por dentro, los tonos blanco, negro y grises quedaban en sincronía con la luz del Sol, se podía ver que de más al fondo había un jardín, jardín donde Layla ya estaba comenzando a correr.
— ¡Espelame Lala! — Tae se apresuró en correr para llegar con ella y jugar.
Ambos adultos se quedaron viendo por un corto momento como volvían a jugar el en jardín. Ante esto, Jake se atrevió a desviar su mirada para poder ver el perfil de Sunghoon, apretó las mangas de su camisa para intentar calmar los latidos de su corazón. La sonrisa de Sunghoon era tan cautivante que sentía que comenzaba a perderse en ella.
Cuando vió que el rostro de su mayor comenzó a girar a su dirección de inmediato fingió estar viendo la casa. Sunghoon lo miró gracioso, pero sin decir nada.
— Vamos Jake — ladeo su cabeza en dirección a las escaleras — , te mostraré las habitaciones y cuál será la tuya.
— Está bien — iba a tomar sus maletas, pero Sunghoon las tomó antes que él.
