Quédate conmigo.
Incluso si no se si esto es amor...
Park Sunghoon en ascenso con el patinaje artístico, con una gran vida sin alguna preocupación alguna.
¿Qué pasará cuando un bebé aparezca en su puerta? Junto a una nota aclarando que es su hijo...
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El hospital estaba tranquilo dado que era temprano, no pasaban de las diez de la mañana, con el murmullo suave de las conversaciones y el ocasional pitido de las máquinas en el fondo.
Jake caminaba por el pasillo, sus pasos resonaban en el suelo brillante, marcando el ritmo de su ansiedad, pero no podía mostrarse nervioso ya que tenía sujetando la pequeña manita a Tae.
Había recibido la llamada esa mañana; los resultados de los análisis de Tae estaban listos. Su corazón latía con fuerza en su pecho, cada latido era un recordatorio de lo mucho que amaba a su pequeño, no dejaría que le pasara algo.
Al llegar a la sala de espera, vio a Jeonghan y a su pequeño Yeonjun que sostenía un pequeño conejo de peluche. El pequeño soltó la mano del adulto para ir corriendo hacía los recién llegados.
— Taetae — cuando estuvo en frente abrazó al pequeño que también estaba feliz de ver a su mejor amigo.
— Buenos días, ¿cómo estás Tae? — se agachó para quedar a la altura de los dos niños.
— Bien señol papá de Junnie — respondió con una reverencia — . Buenos días.
— Oh, pero que niño tan educado y lindo eres — acarició su cabecita — . ¿Qué te parece si vas con Yeonjun a jugar un rato? — Tae asintió varias veces emocionado — . Junnie ¿por qué no lo llevas a Tae a donde sueles jugar?
— Claro papi — tomó la mano de su amigo — . Vamos, no se preocupe señor Jake, yo lo cuido — y así los dos fueron juntos por el pasillo hasta una puerta.
Jeonghan le hizo señas a una enfermera que conocía para que estuviera atenta a los dos pequeños, seguido le sonrió a Jake y le hizo un gesto para que se sentara.
— Joshua estará contigo en un momento — dijo Jeonghan, su voz era calmada y reconfortante, se sentó a su lado — . Están terminando con un paciente ahora. ¿Quieres algo de tomar?
— No, muchas gracias...
— ¿Seguro? — se le quedó mirando — . Estoy seguro que ni siquiera has desayunado, estás hecho todo un manojo de nervios — se levantó — . Espera aquí, te traeré un café.
Dicho esto fue directo a conseguir algo de comer a Jake.
Jake suspiró, agradecido por la amabilidad y el cuidado que la familia del doctor Joshua había mostrado hacia Tae y a él. Se quedó mirando el piso, su pierna golpeaba el piso constantemente, trataba de no hacerlo, pero estaba ansioso. Eso hasta que una voz lo llamó.
— Jake, por favor, ven a mi oficina. Hablemos sobre los resultados — dijo Joshua, y aunque su tono era profesional, había un brillo de esperanza en sus ojos.
Jake se levantó y siguió al doctor Joshua hacia su oficina, ni siquiera se había dado cuenta que los pacientes anteriores ya habían salido.
Jake entró, y Joshua lo recibió con un apretón de manos firme y una mirada comprensiva.
