Epílogo Presentación de la novela 17 de octubre de 2006 Peter Darrell

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La librería del centro de Londres estaba a rebosar. Un cartel inmenso en el escaparate anuncia la presentación de "El Misterioso Caso de la Mansión Galloway" con una fotografía de mi rostro en blanco y negro. Era increíble que lo hubiera logrado. Había escrito mi primera novela basada en hechos reales. La gente iba entrando en la tienda sin parar a pesar del mal tiempo que hacía. Yo estaba en la puerta con mi paraguas negro, esperando de Katherine llegara en un taxi. Quería que estuviera allí y que tuviera su momento de gloria. El mérito era tanto suyo como mío. No podía parar de observar el cartel y de mirar la hora en mi reloj inteligente. Quedaba tan solo quince minutos para las ocho, hora en la que comenzaría y Kath no llegaba. Miré a la carretera a la espera de que pudiera divisar a lo lejos algún taxi. Quería que estuviera allí ya. Ella había sido mi musa, mi inspiración, y la detective que me había proporcionado la valiosa información que había hecho posible que esta historia cobrara vida de entre mis páginas. Todo eso era un homenaje a su trabaja. Entonces lo vi. Un taxi negro se aproximaba hacia mí. Este aparcó justo en la entrada y, en su interior, ahí estaba mi protagonista.

    Le abrí la puerta para luego tratar de ayudarla a salir del vehículo, protegiéndola de la lluvia como si fuera su guardaespaldas. Le tendí la mano y se sujetó a ella para levantarse.

    — Gracias— dijo agarrándose a mi brazo.

    Entramos los dos en el establecimiento y casi todos los presentes estaba ocupando ya sus asientos con algunas copias de mi libro para, cuando finalizase el evento, les firmase el ejemplar. En el ambiente se podía percibir la expectación y la emoción. Acompañé a mi amiga hasta su asiento en primera fila, que lo tenía reservado desde el primer día, y me dirigí al estrado para comenzar la presentación de mi novela mientras que, uno de los empleados me presentó al público. Todos aplaudieron al verme ahí arriba. Mire a Kath y tenía los ojos llenos de ilusión. Mis padres estaban al fondo de la sala, orgulloso de mi logro. Les di la bienvenida a todas las personas que habían asistido y les di las gracias por ello. Mi presentación había comenzado y la historia de los Galloway y la detective Jones estaba a punto de ser compartida al mundo. Comencé cantando como se me ocurrió revivir aquella historia que había sido olvida y sepultado entre los escombros.

    — La idea de escribir esta novela surgió cuando tuve la oportunidad de conocer a la detective Katherine por casualidad. Nos encontramos en una cafetería del centro, hace unos años, en 1995, cuando yo solo tenía unos veinticuatro años. Era una tarde como esta y yo entre en el establecimiento con mi portátil para ver si, con suerte, podía comenzar mi proyecto— comencé a relatar—. Nada me venía a la mente y el curso del procesador me estaba enervando con su intermitencia. Entonces, ella me habló. Me preguntó a que me dedicaba y yo le respondí que escritor, aunque aún no había escrito nada. Estuvimos toda la tarde conversando hasta que, cuando me disponía a irme de vuelta a casa de mis padres, ella me paro. «Creo que podría ayudarte con tu proyecto» me dijo. Intercambiamos los teléfonos y cada tarde iba a su casa a visitarla. Me contaba todo sobre ella, hasta que me habló de este caso— hice una pausa dramática—. Algo de él me atrajo y comencé a investigar. Quería conocer a Nathaniel y a Lilith. La detective me dijo dónde encontrarlos. En Liverpool. Primero conocí a Nathaniel. Un anciano de unos setenta y un años, tan rico como lo fue su familia desde siempre. Le expliqué mi idea y se negó en rotundo en participar en ella. Solo me dejó su diario de cuando era niño y ha sido de bastante ayuda. Lilith, que en aquel momento tenía sesenta y tres años, no me invito ni siquiera a pasar y me cerro las puertas de su casa mis narices. Pasarían años hasta que tuviera toda la información recopilada y mis ideas aclaradas.

    Katherine me miraba tan orgullosa. Su sonrisa no se borraba de su cara. Estaba feliz por mí. Era como si fuera una más de mi familia. Habíamos pasado tanta horas juntos que se forjó un vínculo muy especial entre ella y yo.

    Mientras leía los primeros capítulos de la novela, los presentes parecían estar completamente absorbidos por la trama, y la expectación crecía a medida que avanzaba. Mi viaje había concluido por fin. Finalmente, llamé a estrado a Katherine. Todos aplaudieron al verla y tuvo su momento de gloria. Todo era un tributo a ella. Ahora los que tenían que emprender el viaje eran mis lectores. A aventura que había comenzado aquella tarde lluviosa en aquella cafetería con una casual conversación y la promesa de un proyecto, finalmente, obtenía la esperada recompensa después de tantas horas de trabajo: la historia que perduraría en las mentes y corazones de quienes se atrevieran a explorarla. En las mentes de aquellos que serían mis lectores y, además, perduraría en mí memoria y en la de la detective Katherine Jones.

El Misterioso Caso de la Mansión GallowayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora