Esmerald 𝑫.𝑴. -Traducción

O76

Todos montamos en el dragón por un tiempo.

El dragón voló bajo sobre un lago y todos saltamos.

Nadamos hasta la orilla y rápidamente nos quitamos la ropa fría y mojada.

—¿A dónde vamos ahora?— Le pregunté a Harry, mientras Hermione derramaba díctamos sobre nuestras heridas.

—Tenemos que volver a Hogwarts.— Harry respondió.

—¿Por qué? Sabían que ese es un lugar al que iríamos. Es un deseo de muerte instantáneo.— Respondí.

—Sí, pero necesitamos un colmillo de basilisco para destruir este Horrocrux. Están en la cámara de los secretos.— Ron intervino.

—Hay un Horrocrux allí, lo vi. De cualquier manera tenemos que ir allí. Simplemente no sé exactamente cómo colarnos allí.— Harry respondió.

—Bueno,— pensé por un momento, —vamos a Hogsmeade. ¿Ir desde allí?

—Eso es lo que estaba pensando.— Hermione sonrió y todos extendimos las manos.

Salimos de allí y aparecimos en Hogsmeade, lo que provocó que sonaran más alarmas.

Corrimos rápidamente para buscar refugio.

—¡Adelante!— Una voz resonó desde una pequeña cabaña.

Todos corrimos rápidamente hacia adentro, dado que no teníamos otra opción.

El hombre que estaba frente a nosotros era alto y tenía el pelo largo y gris y una larga barba gris.

Harry sacó el trozo de espejo de su calcetín y lo colocó sobre el espejo roto en la pared.

Encajó en el agujero, como una pieza de rompecabezas perfecta.

—Tú eres el que me ha estado ayudando. Eres el hermano de Dumbledore, ¿no?— Harry le preguntó.

—En efecto.— Él respondió en voz baja.

—Aberforth, ¿no?— Le pregunté.

—De hecho, mi hermano y yo no estábamos en buenos términos.— Él respondió con dureza.

—Lamento escuchar eso, pero realmente ncesito entrar a Hogwarts, señor.— Le suplicó Hermione.

Aberforth se acercó a la fotografía de una niña en su pared.

—Sabes qué hacer.— Le dijo a ella.

Ella sonrió antes de alejarse en la distancia de la imagen.

—¿Quién es esa?— Hermione le preguntó.

—Mi hermana. Ella murió joven, debido a..— se detuvo.

—¿Es por eso que estás enojado con él?& Harry empujó.

Discutieron por un momento, antes de que Aberforth se disculpara por unos minutos.

—¿Por qué siempre tienes que seguir cavando?— Le puse los ojos en blanco a Harry.

La niña regresó y nos saludó con la mano.

El cuadro se abrió justo cuando Aberforth regresaba.

Se reveló un pasaje secreto.

En el pasadizo secreto estaba Neville.

Nos acompañó por el pasillo y nos actualizó sobre todas las cosas horribles que Snape había traído a Hogwarts.

Nos contó cómo tenían un grupo que estaba acampado en la sala de requisitos.

Entramos a la sala de requisitos, fuimos recibidos por una gran multitud de estudiantes.

Fui directamente a Luna.

—¡Me alegro mucho de que estés!— Grité mientras la abrazaba.

Habían enviado a alguien para alertar a la orden de que estábamos en Hogwarts.

—Todos, escuchen. Necesitamos su ayuda. Necesitamos encontrar el resto de estos Horrocrux y destruirlos.— Harry anunció al grupo.

—¿Qué es lo que parecen?— Alguien preguntó.

—No lo sabemos.— dijo Harry.

—¿Dónde están ellos?— Otro preguntó.

—No lo sabemos exactamente, pero en algún lugar de Hogwarts. Algo que tiene algún tipo de significado para Voldemort. Creemos que tiene algo que ver con Ravenclaw.— Harry suspiró.

Los ojos de Luna se animaron.

—¿Qué pasa con la diadema perdida de Rowena Ravenclaw?— Preguntó Luna.

—Sí, pero la diadema perdida... está perdida, Luna. Ese es el punto.— Alguien gritó desde atrás.

—Ha estado perdido durante décadas.—  Cho consoló a Luna.

—¿Qué es una diadema?— Ron nos preguntó.

—Es como una corona.— Puse los ojos en blanco ante su pregunta.

Un niño regresó corriendo rápidamente.

—Snape lo sabe. ¡Sabe que Harry ha sido visto en Hogsmeade!— Anunció sin aliento.

Fue entonces cuando se encendieron los altavoces.

"Todos los estudiantes preséntense inmediatamente en el gran salón". La voz de Snape resonó por los altavoces.

Todos los niños comenzaron a salir de la sala de requisitos.

Harry, Ron, Hermione y yo nos quedamos atrás.

—No puedo seguir permitiendo que todos salgan heridos por mi culpa. No puedo seguir dejando que la gente muera. ¡Tenemos que bajar allí!— Harry gritó.

En ese momento estaba aterrorizado por todo.

Tenía miedo de morir.

Tenía miedo de ver a Draco.

Tenía miedo de no ver a Draco.

—¿Vienes?— Me preguntó Harry.

Negué con la cabeza y miré al suelo.

Hermione me agarró del brazo y me alejó del grupo.

—¿Qué está pasando? Te has quedado callada después de los últimos minutos.— Hermione me susurró.

—Tengo miedo. Tengo miedo de morir. Tengo miedo de ver a Draco, y tengo miedo de no verlo. ¿Qué pasa si muero y no puedo despedirme?— Yo pregunté. Mi voz comenzó a temblar mientras hablaba.

—Tienes miedo de no poder decirle cómo te sientes realmente. Tienes miedo de que él no pueda decirte cómo se siente. Ambos sois demasiado tercos para admitirlo de otra manera.—  Hermione dejó escapar una pequeña risa al final.

Le lancé una mirada furiosa.

—Escríbelo en una hoja de papel y pégalo en un frasco en tu collar.—  Hermione buscó en su bolso y sacó uno de mis pequeños frascos, —así, si algo sucede, al menos él lo sabrá.

Me entregó mi frasco, un trozo de papel y una pluma.

—Bajaré en sólo un minuto.— Yo les dije.

Salieron de la habitación y yo me senté en el suelo.

Empecé a escribir.

Querido Draco Malfoy,

Estoy escribiendo esto con miedo de morir y que no sepas cómo me siento realmente.

La verdad es que lo supe desde el momento en que bailamos en el baile de Navidad.

Sabía que te amaba y siempre lo haré.

No te olvides de mí.

Con cariño, Courtney Stewart.

Se me llenaron los ojos de lágrimas mientras doblaba el periódico.

Lo coloqué en el frasco pequeño y lo pegué a mi cuello.

—¡Vamos a patear traseros!— Me animé mientras salía de la sala de requisitos.