Esmerald 𝑫.𝑴. -Traducción

O39

Pronto, la nieve volvió a cubrir el suelo.

Los cuatro caminamos afuera, disfrutando del frío clima invernal.

Mientras caminábamos, seguíamos al profesor Slughorn.

Caminamos por Hogsmeade y el profesor entró en Las Tres Escobas.

— ¿A alguien le apetece una cerveza de mantequilla? — Hermione nos preguntó.

Entramos al edificio y nos sentamos en una mesa.

Bebí un sorbo de mi bebida espumosa mientras Ron se quejaba de su hermana.

Ginny estaba en la esquina del edificio, en una cita.

Hablaron entre ellos, mientras Draco entraba por la puerta.

Me miró a los ojos antes de cruzar rápidamente una puerta y subir las escaleras.

¿Que estaba haciendo?

— Tus ojos te delatan. — Hermione me habló con severidad.

— Mirar a alguien no significa nada. — Le puse los ojos en blanco.

El profesor Slughorn se acercó a nosotros, con una sonrisa en el rostro y una bebida en la mano.

— ¡Harry, es bueno verte! — Expresó.

— Usted también, señor. — Respondió Harry, mientras tomaba un sorbo de su bebida.

El profesor Slughorn tropezó un poco, derramando la mayor parte de su bebida sobre el regazo de Hermione y yo.

— Lo siento, señora Granger y señora Stewart. — El profesor se rió.

— Esta bien. — Dije en voz baja, mientras intentábamos limpiarnos la ropa.

— Oh... tengo mi fiesta de Navidad, antes de las vacaciones. ¿Vendrías, Harry? ¿Ustedes dos, Sra. Granger y Sra. Stewart? — Preguntó Slughorn mientras nos señalaba.

— Si, gracias. — Harry le estrechó la mano.

Hermione y yo respondimos con simples asentimientos.

Los ojos del profesor Slughorn se dirigieron a Ron, quien estaba observando cómo se desarrollaba la conversación.

— ¡Qué bueno verte, Wallenbee! — El profesor habló con Ron antes de alejarse tambaleándose.

Hermione y yo soltamos una risita.

— Vamos, — Dije mientras terminaba mi bebida, — Salgamos de aquí.

Caminamos rápidamente por los senderos nevados, abrazados por los hombros.

A medida que nos acercábamos al castillo, nos detuvimos en seco.

— ¡No sé qué pasó! — Una niña de primer año gritó de miedo.

Ella estaba de rodillas.

Había un collar tirado en el suelo frente a ella.

Su amiga, Katie Bell, estaba tumbada unos metros delante de ella.

Su cuerpo tembló y luego se disparó en el aire.

Los brazos de Katie se extendieron directamente desde su cuerpo.

Su mandíbula se abrió de par en par, mientras un chillido penetrante salía de su boca.

El cuerpo de Katie cayó al suelo.

— ¡Todos, quédense donde están! — Gritó Hagrid mientras corría.

Levantó a Katie del suelo.

Harry caminó hacia el collar.

— ¡No toques nada, excepto los envoltorios! — Hagrid le gritó a Harry.