O57

1.8K 130 1
                                    

Draco consiguió una de sus camisas y un par de pantalones de pijama para que yo los usara.

Se quitó los pantalones y se abotonó la camisa antes de acostarnos en la cama.

—¿Por qué no te quitaste la camisa?— Le pregunté.

Apoyé mi cabeza en su pecho y jugué con uno de los botones de su camisa.

—Yo... Es mejor si lo dejo puesto.—Draco suspiró profundamente mientras hablaba.

—No es mi intención molestarte al preguntar, simplemente te la quitas siempre.—Le hablé suavemente.

—Está bien, cariño,— Draco comenzó a pasar las puntas de sus dedos por mi cabello suavemente, —no me molestaste. Es sólo una de esas cosas..— Draco se detuvo cuando su voz comenzó a temblar.

Me alejé de él y me recosté de espaldas al lado de Draco.

Ambos miramos al techo, mientras la oscuridad de la habitación nos rodeaba.

Se podía oír la fiesta aún a través de las paredes.

—¿Otra de esas cosas que no puedes decirme?— Respondí.

—Sí, lo es. Es mejor si no lo estas en medio de esto.— Susurró Draco, mientras tomó mi mano.

Cada vez que Draco hablaba de algo que no podía decirme, su voz era triste.

Como si fuera lo que fuera, pesaba sobre su corazón.

—Aún no me has contado cómo fue tu Navidad.— Draco rompió el pequeño silencio que creció en la habitación.

—¿Sigues pensando en eso?— Me reí.

—En general tengo curiosidad.— Respondió Draco.

Mis risas se detuvieron cuando esa noche revivió en mi memoria.

—Los mortífagos intentaron matarnos, prendieron fuego a la casa de los Weasley.— Hablé en un tono serio.

—Pero... yo t-... Me alegro de que estés bien.— La voz de Draco estaba llena de preocupación.

Le di un apretón tranquilizador a su mano.

—Conocí a tu mamá, más o menos.— Sonreí para mis adentros mientras hablaba.

—¡¿Tú qué?! ¿Cuándo?— La cabeza de Draco gritó hacia mi dirección.

—Callejón Diagon, cuando regresamos. Estaba mirando por una de las ventanas, ella apareció a mi lado.— Yo dije.

—Oh, maldito infierno.— Draco gimió, girándose hacia el techo.

—Estaba mirando por la ventana de Twilfitt And Tatting's,— Comencé, —Ella se acercó a mí. Parecía encantadora y dulce.

—¿Qué dijo ella?— Draco preguntó rápidamente, parecía nervioso.

—Ella no dijo mucho, mencionó que hablas de mí, de cómo me veo. Nunca la había conocido antes, lo único que sabía era ella... porque Hermione me lo dijo después.—  Me reí

—Por supuesto, ella diría eso.— Draco llevó su mano libre a su frente y se frotó los costados de su cabeza.

—Entonces, ¿qué le cuentas sobre mí?— Pregunté en broma.

—Cállate, ella es tan vergonzosa.— Draco dejó escapar una risita nerviosa.

—También disfruté conocer a Dobby, tu antiguo elfo doméstico. No me gustó que estuviera parado al pie de mi cama de hospital, despertándome en medio de la noche, Es una cosita linda.

—Solía jugar mucho con él cuando era más joven, él sirvió a mi familia durante mucho tiempo.— Draco se rió entre dientes.

—Es adorable, es como un niño en ese sentido.

—Es un buen repartidor.

Le golpeé el pecho en broma, por su comentario.

—Me hace sentir culpable, las cosas que no puedo decirte. No sé cómo explicarlo. Es como si estuviera atrapado entre la espada y la pared. Y a pesar de todo, tú mi aliento de alivio. . Mi ruptura con la realidad.— Los dedos de Draco jugaron con el anillo de mi pulgar mientras hablaba.

Su tono era mucho más serio ahora.

Su voz arrepentida bailó en el aire de la noche mientras hablaba.

—¿Es algo que he hecho?— Le pregunté en voz baja.

—No, no tiene nada que ver contigo. La gente siempre tiene opciones, ya ves, entre lo que está bien y lo que no. Parece que yo no tengo otra opción.

—Realmente no entiendo, Draco.— Respondí en voz baja.

—No espero que lo entiendas. Sólo quiero que sepas que estoy haciendo todo lo que puedo. Por favor, no olvides nuestra promesa, es todo lo que me querida.

—Hice esa promesa por una razón, Draco. Mientras esos anillos estén en nuestros dedos, estaré aquí para ti.— Le tranquilicé.

Fuera lo que fuese, parecía estar carcomiéndolo desde adentro hacia afuera.

Estaba destrozando a Draco.

—Realmente me preocupo por ti, sólo estoy tratando de mantenerte a salvo. No lo olvides.— Susurró Draco.

La habitación pronto quedó en silencio.

La fiesta pareció terminar de inmediato, pude escuchar los pasos de otros mientras se iban.

Draco rápidamente se quedó dormido.

Me quedé en la cama de Draco con él por mucho tiempo.

Miré al techo mientras una sensación horrible crecía en mi pecho.

Constantemente recordaba el hecho aleccionador, que cualquier cosa que estuviera pasando con Draco y que él no pudiera decirme, iba a ser terrible.

La inquietante sensación de que algo horrible iba a suceder me dolía en cada centímetro de mi cuerpo.

Todo iba a empeorar mucho y así fue.


...

Meses después, después de que ese terrible sentimiento ocupara mi cuerpo por lo que pareció una eternidad, descubrí lo que estaba insinuando.

Mi cuerpo estaba tratando de advertirme.

Después de que la nieve se derritió, me encontré de pie contra la barandilla de la torre de astronomía.

Esmerald 𝑫.𝑴. -Traducción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora