Esmerald 𝑫.𝑴. -Traducción

O73

—¿Cómo estás?— Harry le preguntó al duende.

El duende, Griphook, giró la cabeza lentamente y le lanzó a Harry una mirada amarga.

—Vivo.— Escupió: —¿Enterraste al elfo?

—Sí.— Harry respondió rápidamente.

—Y me trajo aquí. Eres... bastante inusual, ¿verdad? ¿Cómo conseguiste la espada?— Preguntó Griphook.

—Es complicado.— Hablé rápidamente, mientras miraba a Griphook de arriba abajo.

Algo sobre él... No confiaba en él.

—¿Por qué Bellatrix Lestrange pensó que debería estar en su bóveda en Gringotts?— Harry le preguntó al duende, mientras ignoraba mis comentarios rápidamente.

—Es complicado.— Griphook me lanzó una mirada furiosa mientras me decía mis propias palabras.

Griphook era un conspirador. Podía sentirlo.

—La espada se nos presentó en el momento de necesidad. No la robamos.— Harry rápidamente nos defendió.

Griphook rápidamente desvió su atención de mí y de Harry.

—Hay una espada en la bóveda de Madame Lestrange idéntica a esta, pero es falsa. Fue colocada allí el verano pasado. Ella nunca sospechó que era falsa. La réplica es muy convincente, solo un duende reconocería que esto es la verdadera Espada de Gryffindor.—  Griphook cruzó las manos sobre el regazo y sonrió con orgullo.

—¿Quién es el conocido?— Hermione le preguntó.

—Un profesor de Hogwarts, según tengo entendido, ahora es el director.— Los ojos de Griphook rebotaban entre nosotros cuatro mientras hablaba.

Sus ojos se detuvieron en mí.

Frunció los labios y entrecerró los ojos.

—Snape.— Ron susurró: —Puso una espada falsa en la bóveda de Bellatrix.

—¿Por qué?— Preguntó rápidamente Harry.

—Hay más de unas pocas cosas curiosas en las bóvedas de Gringotts.— Griphook habló, manteniendo los ojos entrecerrados hacia mí.

—¿Y en la bóveda de Madame Lestrange también?— Harry le preguntó al duende.

—Tal vez.— Griphook habló lentamente.

—Necesito entrar en Gringotts. En una de las bóvedas.— Exigió Harry.

—Solo, sí. Pero contigo, no. ¿Por qué debería ayudarte?— Griphook todavía me miraba con los ojos entrecerrados.

—¿Tienes algún problema conmigo?— Le pregunté con severidad.

Una sonrisa malvada apareció en el rostro de Griphook.

—Sí, lo hago. Tu novio allí, allá en su casa, nos causó muchos problemas.— Griphook me gruñó.

—¡Él no es mi novio!— Le grité a Griphook.

—Claro que lo parecía... cuando te perdonó.— Griphook parpadeó lentamente mientras hablaba en voz baja.

Empecé a cerrar el puño.

La forma en que el duende habló sobre Draco abrió algo dentro de mí.

Hizo que mi sangre hirviera de rabia.

Hermione me agarró del brazo y me hizo a un lado antes de que hiciera algo.

—Creo que es mejor si... nos esperas afuera.— Ella me susurró.

Puse los ojos en blanco y salí de la habitación.

Cuando la puerta se cerró detrás de mí, pegué el oído a la puerta para escuchar.

—Tengo oro. Un montón de..— Habló Harry.

—No tengo ningún interés en el oro.— Respondió Griphook.

—¿Y que?— Preguntó Harry.

—Ese. Ese es mi precio.— Dijo Griphook.

Todos empezaron a hablar en voz baja, no pude distinguir más palabras.

Unos minutos más tarde, Ron, Harry y Hermione salieron de la habitación.

—¿Estás pensando que hay un Horrocrux en la bóveda de Bellatrix?—

—Bueno, ella estaba aterrorizada cuando pensó que habíamos estado allí. No dejaba de preguntarte, ¿qué más se llevaron? Te apuesto lo que sea, hay un Horrocrux allí. Otro pedazo de su alma. Encontrémoslo, matémoslo y Estamos un paso más cerca de matarlo.— Harry susurró en respuesta.

—¿Y qué pasará cuando lo encontremos? ¿Cómo se supone que lo destruiremos, ahora que le estás dando la espada a Griphook?— Ron lo cuestionó.

—Espera, ¿se la diste? ¡¿Le estás dando la espada de Gryffindor a esa rata?!—  Resoplé.

—Todavía estoy trabajando en esa parte.— Dijo Harry, ignorando mi comentario y respondiendo a Ron.

...

A la mañana siguiente me desperté más temprano que nunca.

El cielo todavía estaba oscuro y el sol apenas asomaba por el horizonte.

Apenas pude dormir esa noche.

Seguí dando vueltas y vueltas.

Todo lo que podía agradecer era a Draco.

Sus palabras "ella no" resonaron en mi mente.

¿Pero por qué?

Mi mente estaba demasiado despierta para dormir.

Me empujé también con los pies y hacia la ventana de la habitación en la que me encontraba.

Hermione y Luna durmieron en el suelo conmigo.

Lenta y silenciosamente abrí la ventana y salí al borde de la ventana.

Me subí al techo.

Caminé con cuidado desde el borde.

Rápidamente me tumbé en el techo y cerré los ojos.

Di una calada larga y profunda a mi varita.

Se me acabaron los cigarrillos y, por supuesto, eso era lo que mi cuerpo anhelaba.

—Ese es un lugar divertido para descansar.— Una voz profunda habló por encima de mí.

Mis ojos se abrieron de golpe.

De pie junto a mí estaba Draco Malfoy.

Rápidamente me puse de pie y di un paso atrás.

Mi corazón se aceleró de ansiedad.

—¡¿Por qué estás aquí?!— Le grité.

Podía sentir lágrimas formándose en mis ojos, mientras los recuerdos de la maldición cruciatus dolían en mis huesos.

—Lo prometo, no voy a lastimarte. Por favor, ¿siéntate conmigo?— Draco suplicó suavemente.

Mientras miraba a Draco, su rostro se llenó de tristeza.

Noté que se estaba formando un gran hematoma en el lado izquierdo de su cara, casi como si Draco hubiera sido golpeado.

TRANSLATOR NOTE:
Y ella tipo respondiendole al duende: "¿Que miras bobo?"