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La bodega principal está atestada de gente. Todos los aparatos y colchonetas han sido removidos de sus lugares y, ahora, solo se encuentra un espacio repleto de Guardianes de todas las edades, etnias y nacionalidades. Hay tanta gente en este lugar, que es imposible avanzar más de un par de pasos hacia el interior. Rápidamente, miro alrededor solo para darme cuenta de que, en la parte alta del gimnasio, también hay un montón de gente. Y ahí, justo en el espacio más visible de todo el lugar, se encuentra el General Knight, sosteniendo un micrófono entre los dedos.

A mi alrededor, los Guardianes susurran sobre la suerte que hemos tenido de que sea el General quien va a darnos la charla para la que hemos sido convocados. Al parecer, las otras tres bodegas de entrenamiento están atestadas de guerreros; además del comedor y el vestíbulo principal de la casa. Ahí, quienes darán las noticias, serán algunos Líderes de los demás clanes.

La expectativa está a flor de piel y todo el mundo parece estar especulando sobre lo que van a decirnos; sin embargo, no es hasta que Sylvester Knight enciende el micrófono y se lo lleva a los labios, que todo el mundo guarda silencio.

—Buenas noches, Guardianes —dice, con esa voz fuerte y ronca de la que es poseedor, y espera unos instantes a que el barullo desaparezca por completo. Una vez que todo el mundo se ha callado, continúa—: Les agradezco el haber dejado sus ocupaciones diarias para estar aquí. Les prometo que seré breve. —Hace una pequeña pausa. No puedo evitar notar cómo barre la mirada por todo el espacio. Cuando lo hace, se siente como si estuviese mirándonos a todos, uno a uno, a los ojos, pese a que sé que eso es imposible.

—La hora de la batalla está muy cerca. —dice, al cabo de unos instantes eternos. El gesto severo que esboza me pone la carne de gallina, pero es el tono serio que utiliza lo que hace que la inquietud me invada el cuerpo—. El momento para el que nos hemos preparado durante toda nuestra existencia, finalmente, está por llegar.

Los murmullos llenan la bodega una vez más.

Escucho a un par de Guardianes susurrar con entusiasmo y, a un par más, con... ¿miedo?

—Se ha registrado actividad demoníaca en toda la isla. Especialmente, en la iglesia abandonada y el viejo faro. —El general habla, alzando la voz para hacerse sonar por encima de los murmullos crecientes que invaden a todos los asistentes—. También, hemos sido capaces de registrar una energía muy poderosa y fluctuante proveniente del océano, justo al lado este de la isla: donde el faro se encuentra. —Otra pausa—. Mucho me temo que la Línea Ley que atraviesa Kodiak parece resentirla.

Esta vez, es silencio lo que le sigue a sus palabras. De pronto, todo el ambiente empieza a tornarse diferente. Tenso. Tirante.

—El equilibrio energético está agitándose. Inquietándose como hacía mucho que no ocurría —dice—. Es por eso que tenemos la certeza de que, ahora más que nunca, debemos estar listos para la batalla. —De nuevo, se detiene para mirar alrededor, en un gesto totalitario—. Confío en ustedes. En su preparación y en sus habilidades. —La forma en la que habla parece resonar con todos los presentes, ya que puedo notar cómo adoptan una postura solemne, como si sintieran cada palabra en lo más hondo de su ser. Como si tocara fibra sensible en ese orgullo Guardián que todos los guerreros aquí presentes poseen—. Estamos hechos para esto, así que sé que pelearán con toda el alma por proteger este mundo que se nos fue encomendado. Sigan entrenando. Sigan preparándose. Sigan dándolo todo, que pronto recibirán las instrucciones sobre la estrategia de batalla.

Otro murmullo generalizado lo invade todo.

—No estaremos solos. —El General Knight vuelve a hablar por encima del barullo—. Todos los Guardianes preparados y listos para la batalla vendrán a auxiliarnos; sin embargo, debemos seguir dando lo mejor de nosotros en cada entrenamiento, para asegurar que nuestro hermano Guardián, ese con el que combatiremos hombro con hombro vuelva a casa, con los suyos. Con los nuestros. —Un escalofrío me recorre entera, solo porque no había pensado en todo lo que implica lo que está a punto de ocurrir. Mucha gente va a morir. Muchos Guardianes van a perder la vida luchando contra lo que se viene—. Somos una unidad. Una red de células que no funcionan la una sin la otra. Cuidémonos los unos a los otros y acabemos con la amenaza que se avecina.

Guardián ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora