¿Amigas? (Rivers x tú)

8.

No podía dormir pensando en todo lo que me dijo Ama, me siento afortunada de que ella sienta eso por mí, pero lamentablemente yo no siento lo mismo, no sé si aceptar su propuesta, no quiero causarle daño.

—¿Por qué siempre me tienen que pasar cosas así?— esto es lo que siempre me pregunto.— ¿Debería contárselo a Roier?— seguía preguntándome.

No sabía si hacerlo porque él no sabe guardar secretos. Me preguntaba si Ari ya sabía algo de esto, tenía decidido hablar con ella mañana.

Me desperté más temprano de lo normal, llamé a Ari para preguntarle si estaría ocupada.

—Holaaa.— escuché esa voz tierna que la caracteriza.— ¿Cómo estás?

—Hola Ari, muy bien, ¿estás ocupada?— dije.

—En estos momentos estoy libre, ¿quieres hablar o algo?— cuestionó.

—Sí, pero es algo que solo me gustaría hablar contigo en persona, no quiero que esté Juan de chismoso.— escuché como reía.

—No andará de chismoso, te lo aseguro.— comentó y reí— Te espero, mi amor.— ella siempre me trata así de cariño.

Terminé la llamada y me alisté para ir a casa de Ari. Llegué y me llevó a su set up porque Juan estaba en su cuarto.

Me sentía nerviosa, qué tal Ari no sabía nada de los sentimientos de Ama porque es un secreto y yo quedaría como una chismosa.

—Es sobre Ama.— hablé a penas ingresamos, ella me miró como si ya supiera lo que le voy a decir.

—¿Pasó algo con ella?— se hizo la confundida.

—Se podría decir que sí, ¿tú sabías que tiene otros gustos?— cuestioné.

—¿A qué te refieres?

—Ya sabes, que tal vez también le gusten las mujeres.— susurré.

—Ah, eso, pues sí, ya lo sabía.— contestó quitándole importancia.

—¿Sabes otra cosa aparte de eso?— se empezó a reír de la nada, no entiendo que tenía de gracioso, yo estaba nerviosa.— ¿De qué te ríes?— me quejé.

—Wey, me da risa que lo digas tan nerviosa.— confesó y la miré mal por burlarse.

Le empecé a contar todo lo que me confesó Ama, Ari me preguntaba cómo es que nunca me di cuenta.

—Era obvio que ella gustaba de ti, ella ni siquiera me lo contó, yo se lo pregunté y me tuvo que decir la verdad.— contó.

—¿Yo fui la única que no se dio cuenta?— hablé.

—Juan, Osvaldo, Roier, Aldo y yo, creo que es muy obvio, ¿no?— bromeó.— Si aún no sabes lo que le vas a decir, no le mientas, tampoco te presiones a sentir algo que realmente no sientes, por el bien de ambas.— aconsejó.

—Lo sé, gracias por eso, te quiero.— le di un abrazo.

Me despedí de ella, me acompañó hasta la puerta y cuando ya estaba saliendo me habló.

—____.— llamó mi atención y volteé.— No le rompas el corazón a Ama, por favor, sé sincera en todo momento.

—Tranquila, no le haré ningún daño.— aseguré.

—Eso espero, estaría chido verlas juntas.— reí nerviosa, al ver que solo sonreí se despidió con un movimiento de mano.

Solo me queda pensar bien en mi respuesta, de todas maneras si acepto estar con ella me ayudaría a olvidar esos sentimientos con Sam, no creo que pase algo malo, ¿verdad?