𝐸𝑝𝑖𝑙𝑜𝑔𝑜

1.7K 100 3
                                    

Pasó casi un mes, yo estaba terminando de guardar todas mis cosas en las cajas.

—Wey, no recordaba que tenías tantas cosas.— dijo Sam.

—En realidad algunas cosas ya no las usaré, creo que las regalaré.

En este tiempo Sam y yo buscamos una casa grande y bonita.

—Iré a terminar de guardar algunas cosas de mi set up.— hablé y ella asintió.

Me dirigí a mi set up y no pude evitar ponerme sensible, pasaron tantas cosas aquí, pasé tantos años aquí que me ponía algo triste despedirme de este lugar.

—Yo también me puse así al dejar mi set up.— comentó Sam mientras entraba.

—Debo parecer rara.

—Para nada, es comprensible que te sientas así.— dijo y me abrazó.

—Vamos, el camión ya debe de estar por venir.

Las cosas de Sam ya las habían llevado ayer, solo faltaban las mías.

Luego de unas horas, ya todas nuestras cosas estaban en nuestra nueva casa.

—Toca acomodar, que flojera.— se quejó.

—Perdón mi amor, tenemos que terminar de acomodar.

—Está bien.— aceptó de mala gana y yo reí.

Con ayuda de algunos señores terminamos de acomodar el cuarto que era lo principal por ahora.

—Por fin wey, ahora si puedo dormir.— habló y se tiró a la cama.

—Voy por unas papitas y regreso.

—De paso me traes un agua, por favor.— pidió.

—Claro.

Los días pasaron y nuestra casa está muy bonita, en la noche invitamos a nuestros mejores amigos para brindar un poco.

Escuchamos la puerta y Sam fue a abrir.

—¡Hola, hola!— grito Roier.

—Wey, sí esta bien bonito.— agregó Osvaldo.

—Gracias.— dijimos Sam y yo al mismo tiempo.

Les hicimos un pequeño tour, luego regresamos a la sala y estuvimos hablando y bebiendo.

—Me seguirás invitando más seguido, ¿no?— Roier se dirigió a mí.

—Sí, todos los días.

—A la chingada, no quiero ver tu cara todos los días.— Sam bromeó.

—A mí si me tienes que invitar pendeja.— ahora Osvaldo se dirigió a Sam.

—Obvio.— respondió Sam.

—Yo tampoco quiero verle la cara todos los días al poste de luz.

Cada que podíamos nos seguíamos bromeando.

Ya era tarde, Osvaldo y Roier ya se estaban por retirar.

—No hagan cochinadas.— dijo Roier antes de salir.

—Cállate, wey.— hablé mientras me ponía roja.

—No niego que no las haremos.— comentó Sam y Osvaldo se empezó a reír.

Lavamos lo que usamos y nos fuimos a acostar, estaba por dormirme pero Sam llamó mi atención.

—____.

—¿Qué pasó?— pregunté y Sam se acercó y me dió un abrazo el cual yo correspondí.

—Me gustaría formar una familia contigo.— confesó en susurro, no pude evitarlo, comencé a reírme.

—Wey, yo intentado ser cursi y tú riéndote de mí.— se quejó.

—Perdón, amor.— le di un piquito.— Eso de formar una familia lo hablaremos más adelante.

—Pero no negaste que no podamos tener un pollito más adelante.— habló tierna.

—Tú lo dijiste más adelante, te amo Sam.

—Te amo ____.

Este era el inicio de una nueva etapa, desde que Osvaldo me presentó a Samantha sabía que ella era la indicada, nos costó darnos cuenta que las dos nos amábamos, tuvimos momentos buenos como malos, pero supimos superarlos. Todo es perfecto al lado de ella, estoy muy agradecida porque dejamos de ser amigas y empezamos una relación que no es tóxica y que todo nos va bien, estoy segura de que esto nunca se acabará.

¿Amigas? (Rivers x tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora