TE VOY A MATAR

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Esto quizá sería mejor de lo que pensaba. ¿Tendrías situaciones incómodas? Muchas, pero ¿Podrías besarla cuando quiera? Estoy deseándolo. Suena morboso, pero es lo que hay. Prometí ver a Sofí después de las clases, pero al salir no había nadie, entonces aproveché para mandarle un mensaje y así de paso se guardaba mi número.

Mi Sofí💖

Ey—
¿Dónde estás?—

No pasó mucho tiempo hasta que obtuve su respuesta.

—Me voy con Clara a hacer el trabajo,¿Recuerdas?

Es cierto, cuando apareció Clara, le preguntó a Sofí por el proyecto de clase que tenían.

—¿Por qué?

—¿Necesitas algo?

No—
Olvídalo—


"Mi Sofí💖". Vale que el nombre de WhatsApp le tenga algo más afectuoso como pareja que el simple nombre, pero esto me parece excesivamente cursi. Aunque si lo cambio quizá le moleste, por el contrario si alguno ve cómo la tengo agregada, podría ser el centro de burla. Me aseguraré de qué nadie lo vea y mejor preguntarle a Sofí si puedo ponerle algún otro apodo que no algo así de cursi. Me dirigí hacia mí apartamento para estudiar. Las clases empezaban bastante fuertes y no tendría mucho tiempo para lo demás. Empecé con anatomía, era bastante complicado, algunos temas un tanto tediosos pero a mí me fascinaba. Quisiera acabar como esos cirujanos famosos, de los mejores del mundo y que mucha gente quisiera que fuera yo el que operase. Quizá exageraba, lo sé, pero todo es posible en esta vida,¿no? Bueno, todo, todo no, es decir, no puedo ser un súper dotado de la nada ni que empiece a llover dinero del cielo, pero esto le veo más posibilidad, al menos si me esfuerzo sí.

Me pasé toda la tarde estudiando. Empecé a dar unas cabezadas, así que fui a por un café que me mantuviera despierto. Justo después, mi móvil empezó a sonar, debía ser Sofí, seguro. Cuando atendí el teléfono...

—¿DÓNDE COJONES ESTABAS METIDO?

La voz de Cristian me rompió un tímpano.

—¿Qué?

—ME PROMETISTE QUE LLAMARÍAS CUANDO LLEGASES AL CAMPUS.

—Ay, ya. Pareces mi madre. Estoy en la universidad,¿Qué creías? No tengo todo el tiempo libre del mundo.

—¡Pero soy prácticamente como tú hermano, me hubiera conformado con que me mandases un puto WhatsApp para decirme qué tal!

—Perdóname, "mamá".—me burlé.

—Eres un capullo,¿Lo sabías?

—Y tú un gilipollas, estamos en paz.

Él soltó un risa seca.

—En fin,¿Cómo va todo por allí? ¿Alguna novedad? ¿Algo distinto de aquí del pueblo?

Recapitulemos... Llegué a la universidad y una chica se topó contra mí y afirmó ser mi novia. Me pidió ayuda para fingir ser su novio hasta que pudiera deshacerse de su prometido y salir del problema familiar que tenía. Y después de una discusión decidí ayudarla y ahora la tengo para mí. Estas cosas sólo pasan en los libros, nadie me creería si lo contase, creerían que estoy loco.

—Nada en especial. Ya sabes, universidad, estudios...

—¿Alguna tía buena por ahí?

—Serás morboso...

—¿Eso es un "sí" o un "no"?

He de admitir que Sofí es bastante atractiva. Sus ojos avellana que me parecían brillantes, a juego con su pelo suave, ondulado y tan largo que le llega casi por la cintura. Unos labios carnosos y suaves como su piel, con una sonrisa que mata. Y poniendo más morbo, siendo bajita tiene un cuerpazo con curvas, así que...

—No sé. No me fijé.

Paso de contarle a Cristian lo de Sofí, porque él también es chismoso y lo divulgaría seguro. Y mis padres querrían conocerla por supuesto, pero como esto es algo temporal y una farsa, no tiene sentido contarlo.

—Cómo no. Tú sólo pegado a tus libros.

—¿Qué más da? Vine a la universidad a estudiar no a follar.

—¿Quién habló de "follar"? Podrías encontrar a tu alma gemela.

—Claro, seguro que eso pasa—dije sarcásticamente y rodeé los ojos.

—¿Y por qué no? Mis tíos se conocieron en una fiesta de la universidad, él le dio su chaqueta a ella para que no pasara frío y una cosa llevó a la otra y ahora tengo cinco primos.

—Oh, qué historia más romántica y lujuriosa.—de nuevo empleé el sarcasmo.

—¿Quién sabe?

No le quiero cerrar las puertas al amor, pero tampoco es que sea algo crucial en mi vida ahora mismo. De hecho en estos momentos sólo estoy fingiendo por una.

—Cambiando de tema,¿Qué tal tú?

—¿Tú qué crees? Lo mismo de siempre. El pueblo no cambia, lo único que se nota tu ausencia.

—Oh, que bonito.

—Supongo.

—Tienes que venir a visitarme algún día.

—No dudes en que lo haré. Necesito matarte en persona por no haber llamado.

Solté una risa seca.

—Está bien. Después de todo lo que tengo que estudiar, por mí mátame ya.

—Hecho.—Ambos reímos.

—Te tengo que colgar, tengo que estu...

—"Tingui qui istidiar"—me interrumpió como crío pequeño, molesto—. Ash. Pues nada, ya nos pondremos en contacto.

—Hecho.

—Nos vemos, capullo.

—Nos vemos, gilipollas.—colgué.

Sí, nuestra relación era rara. Cualquiera que nos oyets insultandonos diría que nos llevamos como la mierda o que estamos discutiendo, pero es nuestra forma de expresar nuestro amor. ¿Raro? Sí. ¿Divertido y/o gracioso? También. Parece absurdo, pero en realidad es mejor de lo que uno cree. Incluso se puede considerar terapia, desahogo insultando a alguien sin sentirse culpable. Debería normalizarse entre amigos tener estas conversaciones tan raras, o mejor no, son conversaciones nuestras, únicas. Es una manera extraña,¿verdad? Pero así somos, hemos sido siempre así y siempre será, nunca cambiaremos. Aunque no nos insultamos cuando hay algún pitufo cerca, (para los ignorantes, "pitufo" = "policía", aunque era más que obvio).

Tomé mi café y me puse de nuevo a estudiar. Creía que aguantaría toda la noche, pero los ronquidos de Daniel me desconcentraban y después de todo el cansancio, acabé rendido, durmiendo sobre el escritorio. Sí, parecía imposible dormir con Daniel pero Sofí tenía razón, ya me acostumbararía, al fin y al cabo no tengo otra opción, no soy un vampiro de Crepúsculo, tengo que dormir por las buenas o por las malas. Por lo que empecé a tomar Melatonina cuando definitivamente no podía dormir. No se equivoquen, es un medicamento legal, natural.

Después de media hora, la medicación me empezó a hacer efecto, las páginas se me hacían borrosas y caí. Aunque alguien se le ocurrió despertarme de madrugada. Agarré mi móvil, pensando que serían tres opciones posibles:

1. Mis padres cabreados por no haberles escrito hoy.

2. Cristian por alguna estupidez a pesar de que acaba de hablar con él.

3. Sofí.

Sin embargo no fue ninguna de esas opciones, era un número desconocido. Cómo sea alguna broma pienso vengarme.

—¿Aló?—dije aún medio dormido.

—Álex, baja. Estoy en la puerta de tu residencia.—sonó una voz femenina que me era familiar—. Tengo algo importante que hablar contigo.

Fake loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora