SOFÍ
Estaba harta de los putos juegos sucios de Iván, primero conmigo y ahora con Álex. Le mentí, no iba a esperarme a mañana para arreglar las cosas, iba a hablar con mis padres ya mismo. Tienen que saberlo y me importa una mierda lo que digan. Álex me importa lo suficiente como para esto, como amigos...Sí, como amigos... Esas dos palabras dolían más de lo que uno piensa pero no importa, ahora tengo que arreglar esto que he montado, hoy podían ser esos rasguños de Iván, mañana podría ser algo mucho peor conociendo a Iván. Espero que Álex me perdone algún día. Fui a casa y me cambié, me preparé para irme, dejándole una nota a Clara para avisarle que volvería tarde. Cogí dinero para pillar un autobús y al cabo de una hora más o menos llegué al cuchitril que se habían montado mis padres. Al inicio vivíamos en una casa grande y bonita, pero a mí padre le entró una obsesión con los juegos y llegó a tal punto que nos embargaron la casa. Y ahora viven aquí, en esta mierda pequeña, construida por él y que con suerte aún no se ha caído. Llamé a la puerta porque se habían cargado el timbre. Nadie me abrió así que golpeé la puerta con más fuerza con nervios pero segura de mí misma, querían que supieran que no era fácil de pisotear, al menos ahora no... Al cabo de unos minutos al fin me abrieron la puerta, aunque fue el ser despreciable de mi padre.
—¿Sofía?—me miró serio—¿Qué haces aquí?
—Creo que ya lo sabes—me adentré en la casa.
Vi a mi madre sentada en la silla de la cocina, si es que podía llamarse "cocina". Y al verme empezó a llorar y no eran precisamente lágrimas de alegría. Me senté junto a ella, y mi padre se sentó junto a mí, intentando poner un gesto intimidante, pero ya no lo era para mí. Yo estaba mostrando la misma seriedad de mi padre.
—¡Eres una zorra!—gritó mi madre.
—¡Por tu culpa, los padres de Iván han roto el compromiso y nos no darán ni un triste céntimo—lloró con más fuerza.—Yo no crié a una puta—golpeó mi padre la mesa—¿Cómo se te ocurre salir con otro sabiendo nuestra situación económica?
—Exacto, vuestra situación económica, no la mía. Y te la mereces por tu adicción a los juegos.
Eso enfureció más a mi padre y me agarró del cuello.
—¿Quién te crees para hablarle así a tu padre?
—La misma persona que no dejará que le pisoteen como han hecho toda la puta vida conmigo—me solté.
Mi padre me echó una mirada asesina.
—¡No es culpa mía! De hecho, el único culpable aquí eres tú—le grité—Tu puta adicción nos llevó a la ruina.
Mi padre apretó su mano en un puño.
—Y tener hijos para esto... Para que te apuñalen por la espalda cuando más los necesitas.
—Los hijos no están para pagar tus deudas y más como lo haces tú. Pensabas casarme con un tío que me maltrataba con tal del dinero—no pude evitar lagrimear un poco—Ibas a permitir que arruinaran mi vida a cambio de tu felicidad.
—Eres un puto desastre de la naturaleza.
—Y tú un monstruo.
Mi padre me dio una bofetada.
—No vuelvas a insultar a tu padre.
Quedas completamente desheredada.Solté una risa seca.
—Ja, ¿Y qué pensabas darme? ¿Tus deudas o esta mierda de casa que está apunto de carse, que te creaste para no mojarte cuando llueva? Si me desheredas, por mí perfecto.
—No quiero volver a verte en la puta vida. Malnacida.
—En algo estamos de acuerdo... No quiero volver a verte en tu puta y asquerosa vida. Pudrete en este cuchitril porque no verás mi un céntimo a menos que te cases tú con Iván.
Salí de esa "casa" dando un portazo. Esta conversación no duró ni media hora y ya me sentía como la mierda. Al menos ahora podía sacarle a Álex de mis problemas, eso era lo único que me hacía sentirme mejor...Al fin y al cabo era lo que él quería, era el trato, terminar con esto lo antes posible. Ahora él tendrá su vida y yo la mía... He de decir que me agradaba su compañía, es el primero con el que tengo muchos gustos en común, el que me ha protegido, se preocupó... Dios, hacía tanto tiempo que nadie hacía eso por mí, tanto que lo extrañaba...
Durante el camino en autobús estuve pensando en maneras de decirle a Álex que le engañé y hablé ya con mis padres y que está libre de pecado. ¿Cómo reaccionará? Después de todo, él no quería que yo hablase con ellos... ¿Por qué? No se me ocurría alguna forma posible de decírselo sin acabar en discusión, por lo que decidí ir directamente a mi residencia, de todas formas para cuando llegué era de noche, no era buena hora para tener esta conversación. Me dirigí hacia el portal cuando vi a alguien apoyado frente al pilar del porche.
—¿Álex?—le miré sorprendida—¿Qué haces aquí?
—¿Y tú dónde estuviste todo el día?
Mentira tras mentira... Quería ser sincera con él, de verdad, pero no era el momento.
Tomé aire para aparentar más seguridad o me pillaría en la mentira.
—Después de lo sucedido, quise salir a pasear y despejarme...¿Por qué? ¿Para qué me buscabas?
—Me tenías preocupado. Después de cómo reaccionaste antes estos rasguños sin importancia, me temía que harías algo.
Y sí, lo hice, pero él no lo sabrá... por el momento...
—Pues no, listo—rodeé los ojos. Álex siguió observándome, de brazos cruzados—¿Qué te pasa? ¿Por qué me miras así? ¿Tengo algo en la cara o qué?
Él suspiró y descruzó los brazos.
—Yo...—pasó su mano por su cuello— Sólo quería que te calmaras. Que no te preocuparas,¿vale?
—Estoy calmada.
Otra mentira. Yo era los nervios en persona.
—Mientes.
¿Cómo lo sabe? ¿Acaso puedo leer las mentes?
Enarqué una ceja.
—¿Cómo dices?
—¿Sabes que cada vez que estás nerviosa, te aferras a tu ropa?
—¿De qué hablas?
Miré hacia bajo y vi mis dedos enredados a mi camisa. Automáticamente coloqué mis brazos detrás de la espalda.
—Eso no significa nada. De seguro te lo inventaste.
—Sofí...
—A ver...—suspiré—no negaré que siento ganas de golpear la cara de Iván hasta dejarlo sin respiración, pero ya estoy mejor,¿Contento?
—Hmmm... No del todo.
—¿Qué quieres?
—Sofí...—se acercó a mí noté que el corazón se me disparaba.
—¿Qué?
La seguridad se me estaba yendo por los suelos. Ahora se podía notar mi nerviosismo.
—Por favor, te lo ruego, no vayas mañana a hablar con tus padres.
Espera...¿Qué?
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Fake love
Romance-¡Sofí!-llegó el chico y me miró extrañado-¿Este quién es? -¿Eh?-ella se aferró a mi brazo. Realmente estaba nerviosa o asustada, o ambas-¿Él?-me señaló. -No, mi prima,¡Claro que hablo de él! Pues...-ella se adelantó un poco y entrelazó su mano con...