YA NO HAY VUELTA ATRÁS

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Me quedé como un tonto embobado mirando la foto que hizo Sofí. Ella estaba sonriendo de oreja a oreja, casi como si contuviera la risa, y luego estaba yo, que parecía estar muerto o parecía retrasado durmiendo sobre su cabeza.

¿Qué tendrá esta foto que le guste tanto a Sofí? Podría haber hecho muchas mejores, pero no, tuvo que hacer esta y más ponérsela de fondo de pantalla. Aunque no lo negaré, tampoco sabría explicar qué tenía la foto exactamente, pero me gustaba, era natural, sin gestos o sonrisas falsas. Simplemente nosotros, aunque yo estuviera dormido. Incluso yo me reiría de esto.

No lo pude evitar y también la usé de fondo de pantalla... Ya tendría otro recuerdo de Sofí. Por poco tiempo.

Y casi sin darme cuenta, las vacaciones ya habían terminado y estábamos en el segundo trimestre. Ninguno teníamos ganas de volver a la rutina, ni siquiera yo, con lo agusto que estaba durmiendo en mi cama. Sin embargo aquí estoy. Lo que me consuela es que es el segundo trimestre, ya estoy a mitad de poder conseguir mi titulación y volver a Málaga. Mi madre se pondrá tan contenta...

Llegó el primer día de clases y todos parecíamos una panda de zombies, por supuesto me incluyo. Al terminar estas horas tediosas, pudimos salir a descansar. Esperaba encontrarme con Sofí y preguntarle cómo le fue su primer día de regreso, pero no la vi por ninguna parte. Vi a Clara, pero ni me atrevo a acercarme a ella. No por miedo ni intimidación, sino por la traición que le hizo a Sofí. Me repugnaba verla. De todas formas, ellas ya no son compañeras de apartamento, no podría saber de ella. Así que la llamé. Esperé unos segundos y cuando parecía que había descolgado, resultó ser el buzón de voz. Quizá esté leyendo de nuevo y tenga apagado el móvil, aunque, ¿Faltaría a clase el primer día por quedarse leyendo en casa? No creo que su obsesión llegue hasta ese punto.

Por si las dudas. Decidí ir a visitarla. Fui corriendo hasta su residencia y llamé a su puerta. Pasaron unos largos segundos hasta que abrió.

Me encontré con una Sofí completamente distinta que había visto hasta ahora. La Sofí normal trae una cara alegre, sin embargo, ella parecía seria.

-¿Qué te pasa?-pregunté extrañado-. Hoy no te vi por las clases y tampoco contestabas...

-Aw, ¿Te preocupaste?-dijo en tono burlón.

Esta es mi Sofí.

"Mi Sofí"...

Chasqueé la lengua.

-No. Sólo me pareció extraño.

-Pues...-de repente ella estornudó-. Estoy un pelín resfriada.

Si bien estaba enferma, no lo parecía. A ver, sí, estaba muy floja, pero no parecía estar enferma.

-Me levanté con dolor de cabeza y no pude asistir a clase.

-Oh...

Di un paso adelante para acercarme, pero ella retrocedió otro paso. Y así estuvimos, yo dando un paso y ella retrocediendo, hasta que se topó con el sofá y cayó. Pero,¿Qué le pasa?

-¿Por qué te alejas de mí?-me crucé de brazos y enarqué una ceja.

-Yo...-suspiró-no quiero contagiarte...

Solté una risa seca.

-¿En serio te preocupa contagiarme? Venga, Sofí-me senté junto a ella-. No es para tanto. No tienes ébola.

-Podría.

-No seas hipocondriaca.

-Nunca hay que descartar nada.

Toqué su frente.

-¡Si ni siquiera tienes fiebre!

-¿Y?

Fake loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora