El incesante sonido de su celular lo sacó de las pobres dos horas de sueño que había logrado esa noche. No entendía por qué tenía tantas llamadas perdidas de su mánager. Decidió primero ver el único mensaje que tenía del señor Lee.Lee
¿Entiendes lo que causas con tus caprichos?
Mañana nos veremos otra vez y espero que cambies tu actitud.Ignoró las llamadas y entró a sus redes sociales.
¿Problemas en el paraíso?
Yang Jeongin se retira de un establecimiento a diez minutos de llegar a su encuentro con Lee Minho.Oh, así que se trataba de eso. Suspiró y se quedó acostado un rato más. Ese día quería ir y practicar su canción sí o sí.
Le llegó otro mensaje y aunque quiso ignorarlo no pudo al ver que se trataba de su mánager.
Youngjae
Jeong, te necesitamos en la empresa ya mismo.
Te esperamos.La noticia no lo tomó por sorpresa. Era algo que había pensado que pasaría, pero no tan pronto. Tres de los cinco programas donde debía presentarse la semana siguiente habían cancelado su participación con excusas increíbles, que no tenían lugar, que ya tenían demasiados Idols, pero la realidad era obvia. Nadie quería tener a Yang Jeongin en su programa.
La única solución que encontraron fue atrasar su comeback, era cuestión de esperar la cancelación de los dos programas restantes.
Volvió a su departamento con la cabeza gacha, las lágrimas a punto de salir y su pecho apretado ante las nuevas noticias. Nada se estaba arreglando, cada día las cosas iban peor.
No lo quería aceptar, era la primera vez que la empresa lo dejaba participar en el proceso creativo del nuevo single y ahora nadie lo escucharía. ¿A esto se había reducido su vida? ¿A esperar lo peor de cada oportunidad?
En el camino le llegaron mensajes de su mánager, de su jefe y de su guardaespaldas. Él mismo había arruinado su vida y aún así hacía preocupar a todos a su alrededor. No era justo que los demás pagaran los platos rotos de su inmadurez.
Respondió que sólo salió a tomar café y al rato volvió a la empresa. Ya había engañado a todos con su sonrisa. Podía seguir haciéndolo.
Cantó con todas sus fuerzas. Al piano lo tocó como si su vida se fuera en ello. Sentía un fuego interior que no paraba con nada. Sabía que era furia contenida, porque parecía que tenía la energía acumulada que no tuvo todo el mes. Su profesor de piano y el de canto estaban felices, lo veían motivado y con ganas a pesar de las malas noticias.
Con el coach de baile, la historia fue distinta.
Él notaba que Jeongin se estaba exigiendo más de lo que podía soportar. Había hecho una y otra vez la coreografía sin parar y sin tener ni un mínimo cuidado con su cuerpo. Cada paso parecía ser dado con fuerza, con ganas de romper el piso y tuvo que frenarlo, con miedo a que se lesione. El Idol respondió afirmativamente y al terminar la clase pudo irse.
Lo que no supo, fue que Yang siguió, una y otra vez. Sentía que debía volcar todo lo que le ocurría en algún lado o explotaría a la primera que alguien le hable.
Sentía sus músculos doler, estirados de manera brusca sin estar preparados, su corazón latía con fuerza y podía sentir las pulsaciones retumbando en sus oídos. Aún así no podía parar.
Siguió dos horas más y creyó que era suficiente, era hora de volver a su hogar.
No fue suficiente.
Los quince minutos que pasó en el vehículo de Jaebeom de camino a su departamento, su mente no dejó de repetir como un disco rayado todas las palabras que habían quebrado su interior de a poquito. Todas las miradas de desilusión, los comentarios de odio en línea, los mensajes de sus padres diciendo "te lo dije", los mensajes de San culpandolo por su infidelidad.
Decidió que debía ocuparse todo el tiempo porque al primer rato en tranquilidad, su cabeza traía los sucesos uno a uno y no lo iba a permitir.
En su departamento leyó, hizo algunos dibujos en lápiz y seguía sin ser suficiente.
Su novio besándose con Wooyoung.
Acomodó la biblioteca y tiró los portaretratos.
El contrato que firmó con Lee Minho.
Limpió de lleno el baño y acomodó toda la ropa de su habitación.
La empresa aplazando su comeback.
Los ojos le picaban y el nudo que sentía en el centro del pecho parecía estar matándolo lentamente. Abrió una botella de alcohol y luego otra. Tenía que callar su mente de alguna forma.
Lo consiguió a la botella y media con el puño enterrado en la pared.
Miró sus cuadros, no entendía cómo podía pintar cosas tan felices cuando su vida se estaba yendo a la mierda.
¿Alguna vez siquiera volvería a pintar algo feliz? Porque en ese momento lo veía imposible.
No supo ni de dónde había sacado un cutter y tampoco tuvo tiempo de pensarlo, no cuando ya estaban todos sus bastidores pintados rotos en el centro de la sala.
Sólo le quedaba uno, tal vez lo mejor sería pintar algo que representara un poco más su realidad. Y así lo hizo. Siempre era delicado con sus pinturas, sus pinceles parecían acariciar el lienzo, se notaba la tranquilidad en cada trazo, y ahora quizás debería comprar nuevos pinceles porque los usó con tanta fuerza que estaba seguro de haber dañado sus cerdas.
También era cuidadoso con su piel, tratando todo el tiempo de no mancharse con los óleos, todo su trabajo era realizado de la manera más pulcra posible. Y ahora le ardían los nudillos lastimados por la pintura que ingresaba. Tenía pintura en la cara, había pintura en el piso, hasta estaba seguro que también tenía en el pelo.
Una obra maestra de pura miseria.
Escupió un trago de vodka sobre el lienzo y siguió tomando y mezclando alcohol con sus pinturas mientras seguía destruyendo pinceles por la brusquedad utilizada.
Luego de una hora todo se sentía en paz, su cabeza ya no jodía, su cuerpo no se movía. Sintió que era la primera vez que podía respirar en el día. Luego todo se volvió negro.
🦊🐰
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you ruined my life [ jeongho ]
RomanceYang Jeongin no volvería a tomar alcohol en su vida. No luego de que en su última borrachera firmara un contrato con un empresario y con eso dejara su carrera como Idol al borde del colapso. ¿Podrá arreglar su imágen y la de Lee Minho en el proceso...