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La cafetería en dónde había sido citado era una de las más vistosas del centro de la ciudad, por dentro estaba pintada en colores cálidos, con mesas de café bajitas y sillones individuales que te invitaban a dormir en ellos, todo parecía muy reconfortante y el aroma a café recién hecho inundaba sus fosas nasales. Pero sin duda, lo mejor de ésta cafetería era el gran ventanal que dejaba ver desde afuera todo el interior del establecimiento.

Lo llevaron a su mesa en cuanto dijo su nombre -la mesa central del ventanal- y se pidió un café negro mientras esperaba a su cita.

Esto realmente podría ser una perfecta primera cita, si no fuese por el paparazzi escondido en la calle del frente esperando para tomar la mejor foto de la nueva -y falsa- pareja.

Todavía no entendía del todo qué quería el señor Mingo con él -lo seguiría llamando así sólo porque sabía que le molestaba-. Youngjae y Jaebeom lo habían ayudado a investigarlo la noche anterior en su departamento luego de su práctica vocal y encontraron muchos rumores en línea. Al parecer Lee Minho tenía mucho dinero, mucho. Leyó que con sólo 28 años era el empresario más jóven en llegar a ser CEO de la industria hotelera del país.

Y aunque le pareciera impresionante, no entendía por qué alguien tan poderoso querría hacer ésta farsa con él. Entendía que Lee quería limpiar su imágen, pero después de leer tanto sobre mafias, números, y modelos saliendo de los hoteles del empresario, no estaba seguro si este trato iba a limpiar la imágen de Minho o ensuciar la suya.

Ni un minuto más ni un minuto menos, 5pm el empresario ingresó al establecimiento, viéndose pulcro como siempre. Al llegar tomó su mano y le besó el dorso, le sonrió con cinismo y tomó su lugar en la silla contraria.

En la mesa frente a ellos se encontraban Christopher -que en el último encuentro supo que era algo así como el socio mano derecha de Lee- y otro muchacho que no pasaba los veinticinco años, de traje y lentes, anotando cosas en su laptop. "Seguro es su secretario" pensó Jeongin. Y en la mesa que estaba detrás, estaban Choi Youngjae e Im Jaebeom, que desde la vez que lo vieron llorar se negaban a dejarlo solo, lo habían adoptado como su bebé al cual proteger.

—¿Café negro?— preguntó Lee cuando la camarera trajo su pedido —para mí un frapuccino— se dirigió ésta vez a ella. Ella le sonrió como si se hubiese ganado la lotería y se giró para apurarse a traer lo que el pelinegro quería.

—Soy un hombre de gustos simples.

—Me imaginé que con esa vibra de golden retriever que tienes te pedirías un batido de arcoiris y unicornios o alguna tontería de esas.

Dios, Minho recién llegaba y a Yang ya le dolía la cabeza.

—Gracioso— sonrió falsamente —de todos modos ¿Un frapuccino? Pensé que con ese aura de demonio amargado se pediría un shot de bitter o algo parecido, señor Mingo.

Le sonrió y lo tomó de la mano, mirándolo con devoción.

—Sonríe un poco, amorcito— siguió —que tu amigo el paparazzi ya debe estar tomando fotos y tienes que parecer enamorado.

—No me hagas enojar porque tengo tu carrera en mis manos— dijo acariciando sus nudillos y acercándose un poco más sobre la mesa.

—Qué amable de su parte, señor Mingo, gracias por recordarme cómo me está arruinando la vida. Oh, mire, ya llegó su pedido, bébalo despacio así se mantiene en silencio un rato.

Ya lo percibía, esto iba a ser un desastre.


🦊🐰

you ruined my life  [ jeongho ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora