capítulo 37: Corazón de Cristal

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Capítulo 37: Corazón de Cristal

Y ante todo decidí interponer ante la idea absurda de libertad, el sentimiento de apego a este odio y dolor, formaba gruesos grilletes, arrastrando lo último de mi dignidad, al final de aquel pozo

Las noches se hicieron mas pesadas y la luz casi no entra por las rejas de aquella ventana tan pequeña, que hoy tan solo muestra el reflejo constante de unas simples sombras, aferradas al manto cálido de la luna, y al frio de la noche. Y casi con la mirada perdida en el agujero de la pared lateral, me acerqué al centro de la habitación, y otra vez volví aullar.

Tal vez lo hice para poder liberar de una forma mas fácil esta presión en mi pecho, calmar de alguna forma esta sensación en mi alma y apaciguar este mar turbulento. No hacía mucho que empecé a realizar tal acción, hace un par de noches para ser exacta, era la única forma que encontré para lidiar con el estres. Las ansias lentamente consumían lo poco de cordura que quedaba en mí, regresando a las ideas tan extrañas de una debil cachorra, donde la imaginación se imponía ante la lógica, y donde las lágrimas podían fluir sin temor, temor a miradas ajenas propias de insultos que atravesaban el cristal.

De repente una sensación de presión llegaba a mi estomago, se hacia presenté, y otra vez terminaba en el suelo, ahora con un fuerte dolor producto de un golpe.

— será mejor que te mantengas en silenció si sabes lo que te conviene — Se oyó una voz entre las sombras

Pasando a cerrar la puerta de mi celda, para al final oír sus pasos alejarse, dejándome recostada en el suelo que en aquella noche mantenía una temperatura bastante baja, helada diría yo.

Fluido de un color oscuro brotaba de mi boca, sintiendo ese maldito sabor a metal era horrible, pero en cierto modo ya me había acostumbrado a esta sensación, a esta postura, y a este final. Era un constante recordatorio que jamas podría salir de aquí, y que en delirios  y agonía mi final seria en una esquina de este lugar.

Soy una estúpida por no haberme dado cuenta antes, por haber permanecido cegada por fantasías de cuentos de hadas, a la constante espera de su llegada.
Pero aun asi, tan soló... quisiera verlo una última vez, acariciar su bello rostro, mirarlo a esos ojos color cielo que tanta alegria supieron dar en mi, secar sus lágrimas y fundirnos en un abrazo, pero está vez ambos podríamos aferrarnos sin temor, con valentía podría tomar su pata, y culminar ante todos con un beso.

Algunas lagrimas se empezaban hacer presentes mientras apoyaba en mi estomago una pata, el dolor se agudizado, ahora solo me retorcía en el suelo, en soledad esperando que todo aquello se acabara, y marcharme de este mundo, de una maldita vez.

Pero al abrir mis ojos por unos instantes logré notar unas patas, levante con lentitud la mirada notando atraves de la luz, su figura, el estaba allí, acercándose lentamente hacia mí, lo podía ver con claridad, su sonrisa, sus ojos, era el.
A escasos centímetros de mí tomaba mi pata, y con su otra pata la acercaba a mi rostro, expulsando aquellas lágrimas viajeras. Al final con audacia me levanté del suelo, y solo salí disparada hacía el, abrazándolo con bastante fuerza.

— Te extrañe demasiado — Exclame mientras volvía a sollozar

El lugar permanecía en silenció, eramos tan solo el y yo, como siempre había querido, como siempre había deseado. El sueño de aquellos momentos regresaron en forma de fragmentos ante mis ojos, multiples imágenes de momentos que se volvieron eternos volvieron a mi, aquellos abrazos que supiste corresponder entre lagrimas, aquellas vagas discusiones que terminaban en silenció, la distancia que supo destruirnos y el amor que supo servirnos de guia.
No recordaba esta  sensación en mí, tan aliviadora, tan calmante, tan enérgica, y solo podía aferrarme cada vez más a tu recuerdos traslúcidos atraves de reflejos, volviendo a imaginar una vez más tu sonrisa, tu mirada y tu cariño, como la primera vez.

No quería alejarme, mucho menos pensar que podría volver a perderle, podría ofrecer mi alma en su lugar por tan solo volver a oír su voz y sus consejos, ver a lo lejos de aquel sendero rodeado de espíritus, su calida pata, la cual me hacia sentir segura.

De repente aquéllas sensaciones que supieron ser fieles acompañantes durante este tiempo regresaban a mí, al notar como se desvanecía poco a poco, en su mirada abundaba la serenidad mientras tomaba mi pata.

— por favor no te vayas — con una voz quebrada le supliqué, sollozando ya sin control alguno

Su única reacción fue sonreírme, pasando a acercarse lentamente hacía mí, teniendo sus cálidos ojos a centímetros de los míos, su brillo era excepcional aun visible a pesar de la oscuridad que nos rodeaba, tomando la iniciativa y con delicadeza sus labios se encontraban con los mios, acción que tan solo duros unos cuantos segundos, para así desaparecer por completó.
Y otra vez volvía el silenció en la pequeña habitación, otra vez eramos yo y la soledad de aquel lugar, pase a dar un suspiró y decir

—prometo que no voy a rendirme — Exclame

La puerta de la celda volvía abrirse, dos sombras se hacían presentes, eufóricos de alegría dijeron.

— ¡ten! — lanzo un costal el cual cayo en medio de la sala — haber si así detienes tu lloriqueo.

La puerta era cerrada y las sombras se marchaban, la duda del contenido de aquel viejo costal me causaba intriga y una sensación de miedo. Y mas al notar como este se movía, armandome de valor decidí acercarme, al llegar pase abrirlo con rapidez, quedando anonadada de su interior.

— ¡Rex!, ¡Tucker!

ambos permanecían inconcientes, pero a simple vista parecía que se encontraban bien, sanos y salvo.
De forma inmediata los recosté en un almohadón que tenía, el tamaño era el justo para que ambos pudieran entrar, mientras yo tan soló me limitaba a observarlos, acariciando sus cabezas acción que de alguna forma calmaba a los cachorros, lográndo notar en sus gestos una sensación de alivió en ambos

— chicos lo siento por todo, esto no debería haber sucedido.

Mi vista se volvio hacia aquella ventana, el reflejo de la luna se posaba en mis ojos, mi corazón aceleraba con audacia su marcha, en la habitación todo volvía hacía mí.
El estaba allí afuera lo se, se que el permanece con vida.

— nos volveremos a encontrar, pero si tu no puedes venir hacia mí — rápidamente me acerque hasta el centro de la habitación, y con firmeza afirmé — entonces yo iré hacía ti.

Regresaba junto al resto, prometí a mi misma mantenerlos a salvó, mi vista se clavaba en la puerta que permanecía a oscuras, ya fue mas de un años de encierro, un año entero de torturas, un año enteró de juegos macabros, un año entero de sufrimiento, pero todo eso acabaría, por mí, por mi equipo, por mis amigos, por Tracker, por todos los habitantes de esta ciudad, por Jake, pero en especial lo haré... por él.



CONTINUARÁ

Próximo capítulo; 20 de noviembre

Espero que les haya gustado el capitulo, prepáraos que lo que se vendrá desde ahora, es el punto clave de todo.

Detrás De Una Bala (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora