Capitulo 95 La joya Addams

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Venecia les dio la bienvenida con una tormentosa mañana gris la cuál a Merlina le pareció justamente esencial para una buena pedida de mano.

Su pequeño, ya no tan pequeño hermano se había acobardado tantas veces que casi se le esfumaba la oportunidad de unirse en vida a una mujer tan magnífica como Teresa, como buena hermana mayor tenía que enseñarle los poderosos encantos de los Addams para que la presa no se le fuera viva – ¿Tienes todo listo? – preguntó la de trenzas, su familia estaba disfrutando de su casa de vacaciones de Italia jugando con las animas de los pasillos con Teresa mientras ellos se tomaban un descanso en el balcón fumando un puro y tomando una copa de coñac con veneno de tarántula

–despues del desayuno, iremos al mirador de la isla de povlegia y le pediré ahí su mano– contesto el de la corbata de moño y bigote pintado

–¿esta vez estás seguro? La última vez te acobardaste porque dijiste que se veía muy linda a la luz de la luna y no querías romper el mágico momento, no lo arruines Pericles estás dejando a todos los Addams como pobres cobardes –

–es que si la hubieras visto Merlina... se veía tan hermosa a la luz de la luna hablando de no sé que cosa –

–me estás diciendo que ni siquiera le pones atención a lo que habla, eres más patético de lo que creí Pericles –

–siempre pone esa cara de apasionada cuando habla que es irresistible – dijo el joven con cara de enamorado, Merlina siempre pensó que Teresa hablaba hasta por los codos y en ese momento lo confirmó

–estas más jodido que padre – exclamó merlina mirando a sus mimosos progenitores que les era casi imposible tener las manos fuera del otro – ¡wac! me estremezco solo de pensarlo –

–solo quiero pasar el resto de mi vida con ella, amarla todas sus mañanas y ser el dueño de sus noches ¿ porque es tan importante casarme si ya lo hago?–

– porque a los Addams nos gustan las fiestas, ahora vamos antes de que se asome el sol – señaló Merlina a las nubes que estaban escaseando llevando consigo a su hermano hacia adentro de la casa

Merlina ingreso con su hermano que ya había perdido el habla en cuanto miró a Teresa que había recibido un espectacular y sorpresivo cambio de imagen por parte de Enid

– estamos listas – exclamó Enid mirando al pobre muchacho que cada vez se ponía más azul – se ve muy linda teresa, no Pericles –

El joven solo asintió, Merlina tenía que poner otra vez viento en popa si no el barco se hundiría una vez más – padre, madre... los niños son suyos ahora, iremos al paseo en góndola –

–disfruten su tarde mi bello tormento, sus niños se quedan en buenas manos– contesto Homero

–sabes que no me preocupo por mis hijos, si no por sus pobres almas de abuelos, nos vemos en un rato si es que sobreviven – dijo merlina mientras se conducía afuera tomando su chaqueta negra

–gracias Homero, no sabes cómo les agradezco su ayuda, hace mucho que no tengo una tarde sola con su hija – dijo Enid tomando su saco, ella también se había preparado para la ocasión y se había vestido con un bello atuendo de los años 50 adornando se la cabeza con una boina – gracias Morticia, les traeremos un regalo –

– disfruten mucho su tarde querida – contesto la dama oscura mientras tomaba a Nefertiti que había caído dormida como todas las tardes

Pericles y Teresa abordaron una góndola mientras Enid y Merlina las custodiaban en una detrás, como era de esperarse el pobre chico no pudo ni hablar mirando a Teresa tan embebido que parecía que tenía un derrame cerebral – tenemos que hacer algo con ese idiota, Teresa va a pensar que le dio una embolia –

Las lunas de Nunca MasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora