capítulo 33 Terror en el bosque de ontario

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Enid tembló aun con merlina en brazos –enid escondete, tengo que ir a distraerlos – teresa tratando de controlar su miedo para ayudar a sus amigas llamó a sus compañeros de escuela para al menos distraer un poco a los monstruos que caminaban a paso lento tras la marabunta de adolescentes que intentaban salir del lugar

–vamos enid, escondamonos debajo de aquella mesa – ajax ayudó a la lobita a cargar a merlina quien aun estaba en trance, para ponerse a salvo o al menos saliendo del campo de visión de los windigos

perros, águilas y coyotes trataban de hacerle frente a los windigos, como lo había prometido teresa ella también se transformó para al menos frenar la marcha de aquellos seres –debemos de salir a ayudarles – propuso enid sin saber que hacer para que nadie saliera herido

–¿cómo se supone que vamos a hacer eso?– contestó el chico que seguía debajo de la mesa, de pronto escucharon las puertas abrirse de nuevo dejando entrar a los oficiales de policía quienes no tardaron en disparar sus armas hacia los wendigos – ¿acaso no viste el tamaño de esas cosas? –

–¿acaso no eres una gorgona? no se si notes que allá afuera hay un pavo literalmente atacando una de esas cosas–

–claro que lo soy, pero jamás me he enfrentado a una cosa más grande que mi casa –

las enormes bestias con cuernos regresaron a hacer frente a los oficiales hiriendo unos cuantos después de que sus armas solo sirvieran para provocarles –oh diablos creo que se enojaron más –

enid no podía resistirlo más, había gente tratando de contener a esas cosas endemoniadas y tenía que hacer algo antes de que se acercaran a ellas – cuida a merlina por mi – la lobita salió con las garras de fuera lista para desgarrar cualquier superficie – vamos enid, se que puedes hacerlo – se dijo así misma mientras caminaba hacia la puerta y escuchaba los últimos disparos y gritos, de pronto los pobres animales que estaban hace un momento sobre aquellos windigos se retiraron hacia la puerta de salida, uno de los perros la jalo del vestido para que se retirara, por la puerta volvieron a ingresar los tres seres ahora acompañados por tres grandes caninos que enid reconoció como hombres lobo

–vamonos enid, no podemos hacer nada aquí – ajax jalo de la muchacha mientras cargaba a merlina sobre sus hombros como un costal de papas

–no entiendo nada, ni siquiera hay luna llena – dijo la lobita mientras corría por los pasillos hacia donde los animales los dirigían, varias patrullas se acercaban ya que a lo lejos se escuchaban las sirenas – aquí, entra – grito enid mientras abría de par en par la puerta de la dirección de billard, cual fue su sorpresa al encontrarse con la misma directora sentada sobre su enorme silla de piel

–hola enid.... pensé que ya no vendrías –

–no puede ser, merlina me dijo que estaba en el hospital en coma –

–oh, esa es mi madre... somos muy parecidas ¿no?... es increíble la magia que puede hacer un poco de maquillaje y ropa – de pronto los lobos entraron a la dirección, uno de estos comenzó a transformarse frente a ellos en otra mujer muy parecida a billard – te presento a mi hermana camila.... creo que ya sabes quienes somos –

– son de la jauría de los ragnak –

–oh no querida, no somos familia de esos pulgosos, solo trabajamos para ellos como mercenarios, aunque a este paso no tardaremos en ser la jauría más fuerte entre los licántropos y para eso te necesitamos... atrapenlos – enid sintió que algo le tapaba la cabeza mientras perdía el conocimiento

Las lunas de Nunca MasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora