Capítulo 74 La misión de Enid

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Lo siento, he tenido algunas dificultades estos días, este capítulo va dedicado a un pequeño  héroe, esto es para ti Emilio, el cielo tiene el lujo de contar con un ángel como tú.


Enid no lo podía creer, Merlina estaba en la pantalla que proyectaba la bola mágica, el tío Lucas aguantó cuánto pudo las preguntas de su sobrina y por poco se delata, la lobita estuvo a punto de llorar, las personas que más amaba se encontraban de frente a ella a muchos kilómetros lejos en la mansión Addams sanos y salvos como quería que estuvieran y en lo único que pensaba era el deseo de estar con ellos

– ¿ahora ya me crees?– preguntó Lucas a la pobre loba que aún estaba en shock –tenemos que regresar, si Merlina nos descubre... no quiero ni pensarlo –

Enid volteo a ver al pobre viejo quien solo le regaló una sonrisa desanimada –deberías de regresar con tu esposa Enid, yo estoy viejo y debo de cumplir con la promesa que un día hice– dijo einst

–pero huir no es opción, si podemos terminar ahora con el maldito legado de los ragnak lo haremos – dijo la lobita

–merlina me va a matar si dejo que hagas esto sola, creo que tengo que ir contigo, además podría servirte para otras cosas, tengo una gran cualidad en abrir puertas– dijo el tío calvo

–eso lo puedo hacer yo– añadió dedos un poco de mal humor, no permitiría que Enid se arriesgará más de la cuenta – aún creo que Merlina nos podrá perdonar si regresamos ahora–

La rubia miró a todos y lo que más le pesaba era ver a einst tan dolorido y desgastado, parecía que el pobre viejo tenía esperando ese momento por largo tiempo – bueno... creo que nuestra primer parada es la casa de Emanuel, tendrá su momento para vengarse –

–oh, solo que me corrieron el rumor que Emanuel está en un hospital de lujo en Berlín, podemos llegar ahí en tren... Enid no te pediría que te ensuciaras las manos por mi, así que tal vez sea yo quien deba De entrar a acabar con todo esto–

–creo que aún tenemos mucho tiempo para planearlo, vamos....– Enid y compañía salieron de la habitación con una nueva misión

Esa tarde tomaron el último tren de Frankfurt a berlín, dedos pudo conseguir boletos de primera clase antes de robarse un carrito de servicio lleno de bocadillos –ammmm este pastel está para chuparse los dedos – dijo Lucas asaltando el pobre carro que ya se encontraba en ruinas con solo sobras de toda la comida

– ¿estás seguro de que nadie te vio? – pregunto Enid – no quiero levantar más sospechas en lo que dura nuestro viaje –

–yo creo que la manita se lució, este strudel está delicioso mmmmm– el viejo se lamía los bigotes llenos de mermelada y azúcar

–toc, toc, toc – tocaron a la puerta

–demonios, es el inspector del tren – mencionó einst después de asomarse – guarden eso– el viejo aventó una de los manteles sobre el carrito antes de abrir

–buenas tardes, vengo a verificar sus boletos – dijo el alto hombre que miró con interés a los extraños pasajeros, una rubia de ropas afelpadas rosas, un viejo con barba platinada y traje gris a cuadros además de un hombre de piel blanca casi cadavérica y por si fuera poco calvo– ... por favor...–

–oh si claro los tengo por aquí– dijo Enid tomando su bolso cuando...

–¡TSSSSS!– el cuerpo del hombre cayó de frente y Enid se espanto mirando al culpable

–lo siento me puse nervioso– dijo Lucas escondiendo sus manos cargadas de energía

–no debiste de hacer eso– reclamó la rubia a su tío político

Las lunas de Nunca MasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora