Capítulo 84 Con todos mis sentidos

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Enid había visto a la marabunta se gente entrar, entre reporteros, artistas y guaruras estaba segura que ala mitad de esa aglomeración se encontraba Sorín ragnak, aunque desde su posición era casi imposible verla cara podía distinguir su olor y otra cosa..... olía a un Addams en particular

Ese olor que descubrió hace cuatro años en nunca más, aquel que le hacía erizarse y poner los pelos de punta, ese mismo que la cobijaba en las noches de luna llena cuando no podía dormir o transformarse, la que con sus noches de tertulia calmaba su alma enamorada, la que fue tormento y locura, era indiscutiblemente el olor de su amada Merlina, abrumada por la emoción enid volvió a respirar el aire y sus fosas nasales volvieron a embriagarse, cuando se dio cuenta sus garras estaban expuestas – señorita, señorita... le pedí un vaso con agua –

La lobita pestañeo varias veces despertando de su ensueño – lo siento en un momento se lo traigo – Enid camino hacia la barra donde su tío servía las charolas de canapés, vasos con agua y ponches –tio, tío... acabo de oler a Merlina –

–¿Que? Snif snif yo no lo huelo– dijo el calvo llenando las charolitas mientras tomaba uno que otro tentempié –¿Estás segura?– pregunto con la boca llena de galletas con queso y paté

–completamente... tengo que encontrarla–

– regresa a tu posición, yo averiguaré que ocurre, no debemos de levantar sospechas ¿recuerdas? Deberías de decírselo a Hester –

–ire enseguida – Enid corrió hacia la barra de bebidas mientras Lucas tomaba una charola para acercarse a las personas

Casi se detuvo a la mitad del embrollo cuando vio a más de 50 personas rodear la barra de bebidas – permiso, permiso... disculpe – al fin paso la barrera de personas que se peleaban por la bebida especial que estaba sirviendo la abuela

–ya encontré mi verdadera vocación Enid – la lobita vio que a una copa le servía una de sus inigualables posimas haciendo una pequeña explosión antes de colocar una pajilla como revolvedor –no sabía que mis venenos serían tan populares– la abuela solo se había cambiado de chal a uno menos roído, era como estar dentro de una película de brujas, iba muy ad hoc con el castillo, nadie sospechaba

–abuela vas a matar a alguien –

–calma, es solo un poco de droga alucinógena, les encanta ¿Ves?– señaló a la marabunta de gritones que pedían bebidas

–tengo que hablar de algo contigo, creo que Merlina estás en el castillo –

–puf, puf– otras dos explosiones y dos copas más estaban servidas –aqui tienen... ¿Cómo que crees? Puede ser que sea uno de esos recuerdos que se hacen más fuertes con la Luna.... Puf, puf otras dos están listas –

–abuela estoy segura, ¿Debería de buscarla?.... yo tuve un sueño...–

Hester dejo lo que estaba haciendo para ponerle atención a su nieta política – ¿Desde cuándo los tienes?–

–desde que estaba embarazada, pensé que era por August pero seguía soñando lo mismo, asi me enteré que tú y Morticia hicieron hasta lo imposible por qué quedará embarazada –la abuela trago saliva – todas las noches tengo ese sueño y no puedo salvarla, por eso decidí hacer esto por miedo a que ocurriera –

–oye no te culpes vamos a hacerlo, necesito que regreses a tu lugar y me avises cuando ese ragnak este a punto de brindar, vamos a darle un regalo y no dejaremos que nada malo pase–

–oye vieja ¿Ya tienes mi bebida? –pregunto un desdichado molesto con el tiempo esperado poco más de lo debido 

–¡puuuuuf! aqui tiene caballero – dijo con una maliciosa sonrisa

Las lunas de Nunca MasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora