Capítulo 43 Procura que tus palabras sean tan bellas como tu silencio

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–¿Cómo estuvo tu día? – pregunto enid descansando en la cama de merlina, su madre les había dicho que esa misma noche había algo especial para felicitar a enid en su primer tarea pero la lobita decidió que después de la ardua labor de haber limpiado lo que seguramente era el lugar más sucio de la casa, tenía que descansar

–aburrido, resulta que no hay nada que pueda aprender en esta casa – merlina estaba de espaldas a ella escribiendo un poco antes de la cena

–tu madre me regaló infinidad de cosas que podrían quedar a la perfección en mi recámara, además de varios vestidos que podré usar pronto, siempre y cuando aprenda como usar esa vieja maquina de coser –

–lastima, ya me había acostumbrado a la tortura visual – como siempre merlina salvando un insulto de las garras de un cumplido

–no te preocupes no solo había ropa de tu madre, había también vestidos de una tal tía debbie, tiene muy buen gusto por la ropa –

–ahhhh la primer esposa de mi tio lucas, algun dia de platicare mas de ella –

–¿que paso con ella?–

–se electrocutó... – dijo como si fuese lo más habitual, en algún momento se la presentaría en el panteón familiar, algun dia que tuvieran tiempo – hay gente que no aprende a no meterse con un addams –

–bueno eso creo, ahm necesito asearme, te dejo terminar con tus cosas – dijo la lobita levantándose de la cama lista para salir – ¿te veo allá abajo? –

–en un momento me preparo, necesito terminar algo y enviarlo lo antes posible a noruega, tal vez tendré que viajar en los próximos días, podrías acompañarme si mi madre te deja –

–jajaja lo dudo, tu madre y tu abuela no me han dejado ni a sol ni asombra, hoy me encontre a la abuela en mi baño solo para recordarme que habrá una cena a las diez en punto, ni siquiera me di cuenta cuando entro, es igual que un gato –

–acostumbrate, puede que te la encuentres en cada puerta que abras – Merlina continuó escribiendo el final de su tomo número tres y enid se retiró a su recamara para asearse el polvo que coleccionó en su limpieza del desván cuando.....

–abuela ¿qué hace usted aquí?– grito enid desde su habitación haciendo eco por todo el pasillo

Merlina terminó esa noche su novela número tres la cual no fue igual a las primeras dos, la única persona que lo había leído hasta ese momento era la directora Vlad y por recomendación de ella decidió añadir al fin un elemento que no había añadido en las anteriores, el romance.... vlad le había sugerido que tal vez la joven que hasta el momento había sido la ayudante de su protagonista, podría bien ser su interés amoroso, no estaba de más decir que efectivamente la chica estaba basada en cierta loba rubia que era bastante alegre

una hora después merlina bajo satisfecha con su trabajo escrito, hasta el enorme comedor donde se suponía enid debía de estar ya que no se encontraba en su recamara –madre... ¿has visto a enid? fue a bañarse pero no la he.... – merlina trago saliva mirando a su rubia que aun tenia el pelo pintado de rojo, dejando el mandil de lado para mostrar la falda que acababa de confeccionar adaptando uno de su suegra

 – merlina trago saliva mirando a su rubia que aun tenia el pelo pintado de rojo, dejando el mandil de lado para mostrar la falda que acababa de confeccionar adaptando uno de su suegra

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Las lunas de Nunca MasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora