Capítulo 97 No te metas con Enid parte 2

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Tal vez se había a excedido un poco con la cava del ron de barba gris y ahora la cabeza le estaba a punto de explotar, Merlina tomó un vaso con agua en la cocina queriendo pasar desapercibida pero su abuela estaba ahí preparando las ancas de sapo para la cena de la boda – miserables días querida, ¿ ya te encuentras mejor?–

–¿Cómo es que...? Olvídalo, has visto a mi madre o a Enid por aquí –

–Tu madre de seguro está en el jardín preparando las flores y de tu esposa no se nada desde anoche... espero que tu cabeza esté más despejada para que puedas ver con claridad Merlina, no todo es lo que parece –

–tu siempre tan críptica, supongo que es por enid y su comportamiento de los últimos días –

–ja –la abuela sonrió con una macabra sonrisa – quizás esto te de otra pista – la abuela entregó un recipiente pequeño de vidrio que parecía tenía una esencia floral, merlina lo destapo para descubrir un ligero olor a lavanda – aunque siempre puedes ser tú la que lo vea con tus propios ojos... recuerda, los brazaletes de Cleopatra también pueden mostrarte el camino a la fidelidad – Merlina la miro desconcertada, ¿estaría hablando de las preciadas reliquias de la abuela... aquellas que mostraban si una persona era leal ?

–gracias abuela – Merlina bajó al jardín para esperar a su madre antes de subir a buscar a sus hijos cuando vio a una errante Enid que venía caminando por el camino del cementerio, su paso era errático y sus ropas estaban cubiertas de sangre al igual que su rostro – pero ¿que demonios....?–

Enid abrió la puerta esperando no encontrarse con nadie aún pero su esposa quien le miraba desconcertada la asustó – ¡wends!– la rubia brinco tomándose el pecho queriendo se acomodar sus prendas y cabello, Merlina estaba segura que ese tamborilero que escuchaba era del pecho de enid

–¿Fuiste a cazar?–

–¿Qué? ... No... yo... –

–que bueno que ya están aquí... oh Enid querida te ves un poco... mmm ¿Quieres lavarte la cara? – pregunto Morticia al ver el estado tan demacrado de Enid

La lobita no contestó solo ingreso al baño del jardín y se lavó la cara, toda su plática parecía estar en estado de trance o al menos en algún otro lugar que no era ahí, Morticia recomendó que usarán los brazaletes de Cleopatra para mitigar los bajos instintos creados por una tercera persona, Merlina estuvo a punto de refutar sintiéndose ofendida una vez más pero el estado de su esposa le alarmaba en sobremanera, cuando Morticia las soltó fue para continuar con los preparativos de la boda

–enid ¿Estás bien?– Merlina la tomo a medio pasillo para verificar mejor su estado, su rostro visiblemente desenfocado y las magulladuras de una parte de su rostro la hicieron acercarse mas para querer tocarla y curar sus heridas

–yo... –la lobita abrió y cerró la boca mientras balbuceaba – necesito ver a mis hijos – prácticamente corrió por el pasillo hasta la habitación de sus niños y no salió de ahí hasta las ocho de la noche para preparar a Teresa porque claro ella la maquillarla y los bebés Addams serían los niños de las flores

Todo el mundo estaba ocupado y preguntándose ¿dónde diablos está la chef?... Gracias a la suerte y la abuela se había preparado con el sapo pero mientras tanto el pastel fue bien improvisado por ancho y largo que hicieron magia al momento de entregar el postre a los más de 400 invitados, las ratas, sapos y lagartijas no fueron suficientes pero el alcohol sobraba al por mayor así que después de las diez a nadie le interesó la comida

Merlina fue a acostar a sus hijos lista para buscar a su escurridiza esposa que no tenía ninguna intención de enfrentar a nadie esa noche – ¿has visto a Enid? – pregunto una y otra vez revisando prácticamente cada recámara, cada recoveco y cada jardin, por petición de Morticia esa noche usarían por primera vez el brazalete el cual tenía como cometido arrancar la vida del infiel debido a su maldición, Enid ni merlina tenían nada que temer pero su madre insistió a pesar de los reclamos de la azabache

Las lunas de Nunca MasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora