Capítulo 73 paso número dos para encontrar a tu esposa fugitiva

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En el momento en el que entró a la psique de su madre supo que estaba en lugar peligroso aún así continúo buscando una respuesta a la desaparición de su esposa fugitiva

La primera imagen en la que estuvo presente fue en la sala del hospital donde Enid se encontraba aferrada a su lado mientras lloraba desesperada, Merlina al fin pudo ver el daño causado en su cuerpo que estaba aún reponiendose de las quemaduras del rayo – enid querida, vine en cuanto lo supe.... Qué desgracia – dijo Morticia entrando a la sala

–mediano las encontró en el solar del castillo blackness, ella y Teresa se encuentran igual de dañadas– señaló Enid a la amiga de su esposa que se encontraba en la otra cama con los mismos aparatos que su esposa

–la pobrecilla... Enid Homero está preocupado y quiere que regresemos a casa, esto de la maldición lo puso en estado de alerta y ya sabes cómo es – Morticia se sentó al lado de Enid para tomar sus mano –está buscando en el mundo de los sueños en estos momentos, ella estará segura siempre y cuando quiera regresar–

– regresar.... Ja! ¿Porque no querría regresar? Tenemos una hermosa casa, estudiamos en una de las escuelas más importantes de europa, vamos a tener un bebé ¿Porque no querría? Yo me muero por estar con ella –

– sácalo, saca todo lo que tienes ahí dentro – sugirió Morticia abrazando a su nuera –no tengas miedo de enfrentar el mundo, no tengas miedo de sentirte sola, el humano solo se conoce mejor en esa circunstancia, el dolor y la soledad son buenos maestros– al igual que su hija, Morticia tenía la misma idea de que la soledad era buena para ella, pero tal vez no significaba lo mismo para un licántropo –ve a descansar yo me quedaré con ella–

La habitación cambió ahora mostrando a Enid en noche de luna llena aullando sola a la luna, Morticia ya llevaba rato escuchando su dolorosa queja mientras abrazaba una de las bufandas de Merlina – ¿porque no intentas con una taza de té de naranja? Este ayudará a calmarlo– dijo llevando el carrito de té hasta el balcón

–mi dolor no es solo físico.... Me duele el corazón y el alma – la garganta de enid estaba tan desgastada que ya casi estaba afónica – los cólicos cesaron hace una hora pero... vi la luna y me es imposible no recordar–

–supongo que tú y ella tuvieron muchos momentos especiales en noches como hoy–

–si unas cuantas y otras no muy agradables... como nuestra primera noche, ella se encontraba en el balcón del Ofelia tocando su violonchelo y me preguntó porque no salía con los demás a cazar y aullarle a la luna como cualquier otro lobo... hizo un miserable intento por hacerme sentir bien haciéndome pensar que iba a estar sola toda mi vida y así moriría.... Me aterra pensarlo como en ese entonces solo que ahora el miedo es mayor y no encuentro cómo canalizarlo –

–pero ya no estás sola ni hoy ni nunca, august viene en camino y nosotros estamos aquí para protegerte como se lo prometimos, hasta que ella vuelva–

–¿Y si ya no vuelve?¿Y si ya no es igual? –

–todos tenemos que cambiar... para evolucionar, para progresar...debemos de continuar, no sabemos cuándo regresará, mientras tanto porque no te distraes un poco– Morticia entregó un tríptico de los cursos de otoño de la universidad de jersey Thomas Edison State College– hay cursos de periodismo que duran seis meses, Merlina me dijo que era lo que pensabas estudiar en California, es justo el tiempo que tienes antes de que nazca–

–pero tendría que acortar mi tiempo en el hospital –

– Merlina no se va a mover de ahí por un rato, confía en mí, servirá para tu formación y distracción, tal vez después de eso te guste un poco más –

Las lunas de Nunca MasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora