Capítulo 24

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Las cosas habían cambiado drásticamente, y Jane no entendía por qué. Intentó preguntarle a Maura, pero siempre se encontraba ocupada, y no lograban hablar por más de un par de minutos. Maura no le mentía; sabía que no lo hacía porque, en ocaciones, se escuchaban las sirenas o a su ayudante hablando de fondo. Ambas estaban ocupadas, solo que en esos días Maura lo estaba más. Así fue hasta el viernes de esa semana, cuando tres días sin apenas hablar habían pasado.

Ese viernes todo cambió cuando se sentó en su escritorio con la taza de café que apenas se había preparado y casi la suelta al escuchar a Frost mencionar el nombre de Maura.

-Sí, los tiene Jane, pero se los pido y te los mando -dijo Frost.

Jane apretó la mandíbula con fuerza. ¿Qué estaba pasando? Frost no le dijo nada sobre la llamada; solo le pidió la carpeta que estaba al costado del escritorio y la tomó cuando ella no le respondió. Lo siguió con la mirada hasta que le dio la espalda, dirigiéndose a la máquina de fax.

Jane volvió a mirar la pantalla apagada de su celular y soltó un suspiro, decidiéndose a enviar el texto que había dejado escrito minutos atrás.

"Necesito hablar contigo esta noche."

Era directo y conciso. Maura lo leería cuando tuviera oportunidad, y hasta ese momento, ella estaría tranquila, esperando. Guardó el teléfono en el bolsillo trasero del pantalón y comenzó a caminar de un lado a otro, más desesperada que antes. Enviar el mensaje no había ayudado a calmar su mente en absoluto.

Angela observaba en silencio desde la cocina. Había comenzado a notar algo diferente en su hija desde hacía unos días. No estaba muy clara cuál era exactamente la razón, pero definitivamente algo andaba mal. Ahora, al verla caminar de un lado a otro como un perro enjaulado, no podía hacer más que preocuparse e intentar ayudarla de algún modo.

-Jane, ¿puedes sentarte?

Frankie, que bebía de su cerveza, miró a su madre y luego a su hermana.

-Sis. -Sostuvo su brazo, deteniéndola y tirando suavemente de ella para que se sentara a su lado. Angela le agradeció con la mirada antes de darse vuelta y seguir cocinando-. ¿Qué pasa? ¿El caso va tan mal? Hace tiempo que no te veía tan... ¿desesperada?

-No es el caso.

Frankie sospechaba que se trataba de la belleza de mujer que su hermana tenía como amiga. Tenía que ser eso. ¿Qué otra explicación podría haber cuando su humor cambió repentinamente cuando su madre preguntó por la doctora?

-¿Todo bien con Maura?

-Sí... bueno, no sé. No estoy completamente segura. No hemos hablado mucho desde que regresó a Nueva York.

-¿Pasó algo entre las dos? -susurró, asegurándose de que su madre no estuviera prestando atención.

La pregunta la desconcertó un poco. No entendía a qué se refería ni por qué estaban susurrando. Intentó recordar si habían discutido, pero no fue así.

-No. La acompañé al aeropuerto y todo estaba bien.

-¿Le dijiste algo en el aeropuerto?

-¿Qué? ¿Por qué suena como si me estuvieras acusando de algo?

-Jane... solo intento ayudarte a entender qué te pasa.

-Perdona -susurró encogiéndose de hombros, soltando un suspiro.

Intentó recordar cada momento en el aeropuerto, algo que ya había hecho constantemente desde aquel día.

**FLASHBACK**

Tú y Yo (Tú mi Naturaleza y Yo tu Humanidad)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora