Capítulo 37

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Jane apenas puede mirarla. No se atreve. No se cree capaz de hacerlo sin volver a desmoronarse. No tenía idea de cuánto tiempo había pasado desde que se sentó a su lado en aquella pequeña habitación. Recordaba el sonido de las sirenas, la voz de Barry y sus brazos sosteniéndola y luego, cuando abrió los ojos otra vez, estaba en un auto en movimiento y aún podía escuchar las sirenas.

"¿Maura?" Había preguntado con temor a escuchar la respuesta. Frost hizo un gesto hacia el tráfico y Jane pestañeó varias veces al ver la ambulancia enfrente de ellos.

"Ella está bien. Tienes que dejar que te chequen también, Jane" —dijo con preocupación, mirándola por un instante.

No pudo verla cuando la bajaron de la ambulancia; solo tuvo un vistazo de cabello dorado con rastros de rojo. Jane apenas pudo dar un par de pasos antes de detenerse al sentir una punzada de dolor proveniente de su rodilla izquierda.

Los doctores le habían asegurado que Maura despertaría pronto.

"Shock hipovolémico por la pérdida de sangre y una conmoción cerebral" fue una de las pocas cosas que logró procesar de toda la información que recibió. Habían logrado detener la hemorragia sin mucho problema, según la doctora, pero tendría que quedarse en observación por la lesión en la cabeza y hasta que terminara el tratamiento para la reposición de fluidos.

Jane apoyó la frente en el costado de la cama, sosteniendo la mano de Maura con fuerza.

"Uno, dos, tres, cuatro" contaba antes de exhalar y volver a inhalar, volviendo a contar una y otra vez hasta tener las fuerzas para ponerse de pie y mirarla directamente. Un apósito cubría la herida en el cuello, y la herida en la sien estaba descubierta; inflamada y cerrada con varios puntos de sutura.

—Regresaré pronto —susurró al inclinarse y dejar un beso en su frente. El rostro de Maura había perdido el color. Verla en ese estado y conectada a tantas cosas la hacía sentir como si el corazón se le comprimiera.

Jane agarró la muleta que una enfermera insistió en que usara para que no colocara tanta presión en la rodilla. Frost estuvo presente mientras la atendían y no le había dado chance a negarse, así que no le quedó de otra. La verdad es que ayudaba un poco, aunque podía caminar sin la maldita muleta.

Salió de la habitación de Maura y se apoyó en la pared al lado de la puerta, sacando el celular del bolsillo del uniforme que la misma enfermera le había ofrecido. Su ropa estaba manchada de sangre y los de emergencia le habían cortado el pantalón para poder extraer los vidrios de la rodilla.

Tanta sangre. Sosteniendo el celular en sus manos, podría jurar que aún podía verlas manchadas de sangre seca.

No tenía idea de qué hora podría ser en Francia. Tampoco se sentía preparada para hacer esa llamada, pero tenía que hacerlo. Preparada o no, tenía que estarlo. Fue Ella quien contestó el teléfono, claramente extrañada al recibir una llamada de Jane, y lo primero que hizo fue preguntar si Maura estaba bien. Se desmoronó otra vez en aquella llamada, en el pasillo del hospital. Pensaba que estaba preparada, pero se equivocó.

Estaba distraída cuando entró en la habitación otra vez, maldiciendo entre dientes cuando la muleta chocó contra la puerta al cerrarse.

—Jane.

La muleta cayó al suelo y la visión de Jane se volvió a nublar.

—Maura, Maura, Maur –susurraba apresurándose a su lado para acariciar su mejilla suavemente. Se sentía tan bien volver a escuchar su voz, volver a ver esos ojos claros.

—¿Estás bien?

Jane ahogó un sollozo mezclado con una risa de alivio. Solo Maura podría preguntar algo así siendo ella la que está en cama conectada a varias máquinas.

Tú y Yo (Tú mi Naturaleza y Yo tu Humanidad)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora