Capítulo 15

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—Que tenga un buen fin de semana, señora. —El joven oficial sonrió cordialmente y le entregó el pasaporte.

—Lo mismo le deseo —contestó antes de guardar el pasaporte en su cartera y volver a arrastrar la maleta mediana con ruedas. No había empacado mucho ya que su estadía en la ciudad sería breve. Siguió los carteles que la guiaron hasta la salida, donde familiares y amigos estarían esperando a sus seres queridos. Entre la multitud reconoció a la mujer con gafas oscuras, sosteniendo un papel blanco entre sus manos que decía "M. Isles" escrito con un grueso marcador negro permanente. La mujer se quitó los lentes para colocarlos sobre su cabeza y sonrió abriendo los brazos.

—Se siente como si hubiera pasado una eternidad desde la última vez que te vi. —Ella la abrazó con fuerza por varios instantes antes de separarse y estudiar su rostro con la mirada, como si se estuviera asegurando de que estuviera bien y saludable.

Con Ella a veces se sentía como si aún fuera una niña.

—No ha pasado mucho tiempo, aunque las he echado mucho de menos.

—Permíteme ayudarte con eso. —Agarró la maleta antes de que pudiera negarse—. Sígueme. El carro no está muy lejos. Y si la memoria no me falla, han pasado casi dos meses. Es mucho tiempo, Maura.

Subieron al ascensor que las llevaría a los niveles más bajos donde estaba el auto.

—Pensé que ya estarían de regreso en Nueva York.

—Hemos ido y venido.

—¿Trabajo? Mi madre me ha contado de varias ofertas.

—Sí, algunas las hemos aceptado. —La miró con una sonrisa pícara que la hacía parecer mucho más joven de lo que era. Maura siempre le decía que la sonrisa le daba un aire más juvenil. Ella a veces se lo tomaba como un cumplido y, en otras ocasiones, aprovechaba la situación actuando ofendida solo para molestarla un poco.

—Me alegra que los negocios estén marchando tan bien.

—Tu madre no podría estar más feliz. No sabes lo mal que se sintió al no poder venir para darte la bienvenida.

—Sé que está muy ocupada.

—Sí. ¿A dónde quieres que te lleve? —Preguntó al cerrar la puerta y encender el motor del auto.

Maura metió la mano en el bolsillo de su chaqueta, sacando un papel blanco doblado y se lo entregó.

—Necesito ir aquí. Me espera un día muy ocupado.

—Y apenas comienza. —Sonrió, al tanto de algunos de los planes que tenía Maura para ese día.

El auto se puso en marcha y Maura sacó el celular y presionó el primer número en su lista de favoritos.

—Empezaré —murmuró para sí misma mientras escuchaba el timbrar al otro lado de la línea.

—Detective Rizzoli —contestó una voz adormilada sin haber reconocido el tono que había designado para la forense.

—¡Feliz Cumpleaños, Jane!

—¿Maur? —preguntó y se restregó los ojos antes de entreabrirlos para mirar la pantalla del celular por un segundo y confirmarlo. Maura rio y Ella la miró de reojo con curiosidad. Era la primera vez que la llamaba "Maur" nadie más la había llamado de ese modo.

"Ha de ser porque aún está media dormida" pensó, descartándolo.

—Sí, soy Maura.

—¿Por qué me llamas a estas horas? —preguntó en un tono que dedujo se acercaba más a un puchero que a una queja.

Tú y Yo (Tú mi Naturaleza y Yo tu Humanidad)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora