Capítulo 43

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La pierna de Jane se movía nerviosamente sin parar. No dejaba de mirar cómo los oficiales y sus compañeros detectives se movían alrededor de la oficina. Ninguno se había acercado a ella, ni siquiera se habían atrevido a mirarla a los ojos. Cavanaugh la había llamado, pero cuando llegó, él estaba ocupado hablando con uno de los detectives. Jane tuvo que esperar, impacientemente a que el detective Rivera saliera de la oficina y Cavanaugh la invitara a pasar.

—No des vueltas, por favor —pidió cuando se sentó enfrente de su jefe.

—Investigamos la cabaña y los alrededores toda la tarde y noche.

—Sean —rogó, apretando la mandíbula con fuerza.

—No encontramos nada, Jane. Hemos puesto el lugar de cabeza y no encontramos nada.

Jane pareció desinflarse en el asiento y respiró profundamente como si fuera la primera vez que lograba hacerlo ese día. Apenas había dormido la noche anterior. El interrogatorio se repetía en su cabeza sin parar. Hasta había llegado a cuestionarse si debió haber hecho más preguntas, usar un tono diferente o cualquier otra cosa. Nunca se había cuestionado su propia habilidad para llevar a cabo una interrogación. Si era radical y pensaba con la cabeza clara podría ver que todo había salido bien. Incluso mejor de lo que había esperado. Y Maura fue quien proporcionó la claridad que necesitaba. Siempre Maura.

—Entonces mintió. ¿Lo confrontaron?

Sean asintió sin dejar de mirarla.

—No habló. ¿Cierto? —dedujo por la expresión del hombre.

—No. Y no volverá a hablar contigo, Rizzoli. —Alzó una mano para detenerla. Jane cerró la boca—. Lo que tenga que decir, si es que hay algo más, lo hará en corte. Quiere hacerte la vida imposible. Más de lo que lo ha hecho. Intentó manipularte ayer; sabes que solo te dijo eso para ver cómo reaccionabas.

—Pude superar a Hoyt. Victor no es nadie.

Sean se echó hacia atrás en su silla, cruzando las manos sobre el escritorio. No dijo ni una sola palabra y se mantuvo en silencio con la mirada fija en su detective.

Jane arrugó el ceño y su pie comenzó a moverse nuevamente.

—¿Pudiste? Superar a Hoyt —preguntó en un tono serio que detuvo en seco el movimiento nervioso de la pierna de Jane. Sean continuó—. ¿Sabes qué pienso? Que seguiste adelante porque la vida no espera por nadie, Jane. Tal vez lo superaste hasta cierto grado, pero, entre tú y yo, los dos sabemos que de verdad no crees eso de Victor. Él desenterró tu pasado con Hoyt y lo usó en tu contra. Usó tu debilidad. Y tuvo éxito; te envió de vuelta a terapia, te hizo vivir—otra vez—mirando por encima del hombro, te hizo dudar y te hizo temer.

—Calla.

—En estos momentos no estoy hablando solo como tu jefe, Jane.

—Con más razón.

—Se terminó.

Jane apretó los labios con fuerza al sentir que su labio inferior la traicionaba al temblar ligeramente contra su voluntad. ¿En serio todo había terminado?

—La Doctora Leigh estuvo en contacto conmigo. Ha estado al tanto de lo que ha ocurrido con el caso.

—¿Qué quieres decir con eso? ¿Quieres que vuelva con Patricia? —Que en realidad no había dejado de verla, aunque hacía varias semanas que no había tenido una sesión.

—No eres nueva en esto, Rizzoli. —Jane ladeó la cabeza. Comenzaba a preguntarse cuál era el factor que hacía que Cavanaugh siguiera alternando entre su nombre y apellido—. Sabes muy bien que después de todo lo ocurrido tendrás que hacer una evaluación psicológica para que puedas volver a trabajar.

Tú y Yo (Tú mi Naturaleza y Yo tu Humanidad)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora