🌱•Liberosis•🌱 4

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Finalmente, tras unas noches de dolores y malestar, Minho por fin se sentía bien. Se la pasó durmiendo y pegado a su hermano mayor todo el día, le agradecía el cuidado con su tierno corazón porque supo lo que era el cariño entonces, pero en algún momento su hermano tenía que ir a trabajar y debía soltarlo. En la semana anhelo sentirse bien de una vez para poder subirse a las hamacas sin querer vomitar.

Estaba más gordito gracias a los remedios que mejoraron su pancita y obviamente vale el cuidado de Chanyeol con le compraba comida especial y el doctor Bangchan que les dio ayuda. Minho se sentía agradecido por primera vez en su vida, quería hacer algo para pagarle a su hermano, así que consiguió una hoja y unos crayones para hacerle un dibujo, pero le faltaban brillitos. Necesitaba agregarle brillitos como buen y tierno niño. Tenía plata guardada de algunas vueltas de limosna en una cajita escondida en el hueco del árbol del patio. Fue a sacar el dinero y se aventuró a la librería del barrio A, aunque era un lugar exclusivo de gente adinerada, Minho iba a pasar igual al menos a dar lastima.

Se puso a dar vueltas en busca de la librería cuando su vista decayó en un niño de su edad más o menos, cabellera medio rojiza y ropita bien planchadita, elegante. El objetivo principal del castañatito fueron esas exquisitas galletitas que comía aquel. ¿Serían de chocolate y relleno de vainilla como se veían? Uff, deseaba tanto probarlas que se le hizo agua a la boca al instante. Acarició su barriguita hinchada de tomar pura agua y decidió acercarse a probar suerte. Puso sus mejores ojos tristes de gato adorable, acomodó mal su cabello, y fue hacia el auto de alta gama donde estaba recostado el niño.

-¿Me invitas? -Preguntó jugando con el dobladillo de su camisa, aparentando ser tímido.

-No, saquese. -Respondió el otro de forma seca.

-¿Por qué? -Lloriqueo ofendido por el trato. -Solo uno.

-Estás todo mugroso, dile a tu mamá que te compre un paquete si quieres. No te pienso dar nada.

El nene le sacó la lengua, se giró y siguió comiendo sus galletitas. Por el acto de ignorarlo, Minho frunció el ceño y acabó por empujarlo provocando que el contrario caiga al suelo de culo. De inmediato se largó a llorar atrayendo la atención de su mamá que dejó su llamada del trabajo para socorrerlo. La mujer alzó a su hijo, pasando su mirada al culpable; Minho también la miró, quedándose helado sin saber que hacer exactamente.

-¿Quién te crees para tocar a mi hijo? ¡Lárgate de aquí, mugroso!

Mugroso. Repitió en su cabeza a medida que retrocedía. La mujer de rulos se le acercó con esas uñas pintadas de rojo intenso y depositó su helada mano sobre el bracito flacucho de Minho. El plan era darle una reprimenda, ella no estaba midiendo sus acciones.

-Ven, te voy a acusar con tus papás. ¿Donde están?

Tan ingenua si piensa que Minho puede ser acusado con sus padres, él anda y se cuida solo. Intenta soltarse para salir a correr, pero ella insiste al punto de hacerle daño. El menor chilla asustado, se tira hacia atrás y siente que alguien lo alza por la espalda, salvando su indefenso ser de la adulta.

-Señora, ¿que piensa que hace? Es ilegal tomar a un menor de edad que no conoce así. -Dice una voz que Minho reconoce al minuto. Echa la cabeza hacia atrás, dando con el rostro del doctor Bangchan.

¡Jisung está con él! Sonríe inconscientemente contento, desconoce el sentimiento de calidez que lo inunda de repente. Ve al rubio hacer un puchero preguntándose ¿por qué? Hasta que el menor corre a darle un abrazo que logra dejarlo sin aliento. El doctor sonríe se lado, dejando que los niños se abrecen detrás de sus piernas por precaución. Siguió la discusión con la señora que trató justificar tontamente su acción, finalmente rindiéndose cuando no estaban llegando literalmente a nada.

Sin Medias || Minsung [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora