🌱•Liberosis•🌱 3

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La oscuridad predominaba en aquella diminuta habitación. El colchón ya no servía, era incomodo acostarse allí, pero no quedaba de otra entre eso y el frío suelo. El lugar se hundía en un silencio tenebroso, las ramas de los árboles arañaban la ventanita sin cortinas en un extremo de la pared, el viento levantaba las chapas sueltas del techo y se oían ciertos sonidos extraños alrededor debes en cuando. Minho abrió los ojitos con pesadez, deseaba poder dormirse y que su corazón deje de latir con rapidez por el pánico a las sombras que se reflejaban, la horrible sensación de estar inmóvil le recorría de pies a cabeza. ¿Que le pasaba? ¿Por qué no podía hablar ni moverse?

Tras recorrer con la mirada todo el espacio, de repente, se quedó helado al ver que en una esquinita del cuarto, había un tipo alto y de sombrero que lo veía con sonrisa macabra. Minho empezó a llorar mudo, tragó saliva y cerró los ojos rezando para que la cosa desaparezca y no le haga daño, lo intentó tres veces sin éxito, hasta que de tanto miedo sintió caliente en sus pantalones dándose cuenta que se hizo encima. Mierda. Orinar su cama era mucho peor que cualquier cosa, todavía tiene malas memorias de las reprimendas que le dieron cuando le pasó un par de veces, casualmente con sueños idénticos a este donde se quedaba estático.

Pasando unos minutos, al fin pudo mover las manos y los pies, teniendo el impulso de salir corriendo del cuarto. Mala idea, en el pasillo lamentablemente chocó con su madre que venía un tanto ebria del trabajo. La mujer observó a su hijo de pies a cabeza frunciendo el ceño confundida. Se agachó a la altura del menor y lo olió cerca del pantalón, enseguida Minho tembló con esa acción, temía demasiado que lo descubra, pero era tarde porque por la reacción que ella tuvo, se veía que notó su ropa orinada.

-¿Otra vez, mocoso? ¿En que idioma hay que decirte para que aprendas a ir al baño solo? -Soltó enfadada. -Yo no voy a limpiar tu mierda, lo vas a hacer tu y después saca el colchón afuera.

-¿Como limpio? -Se atrevió a preguntar el chiquillo, aterrado por tener que salir afuera con todos los monstruos de noche.

-Ay, Minho, me das dolor de cabeza con tus pendejadas ¿por qué no te cuidas solo todavía? Desde un principio fuiste un error, un maldito feto que tuve que abortar.

Un error. Minho asintió entristecido, no entendía del todo que era abortar, pero se hacía la idea. Chilló fuerte cuando su mamá le estiró de la oreja, se lo llevó a la habitación y ahí fue empujado al colchón mugroso. No ligo una vez, fueron aproximadamente tres golpes a mano abierta en la cara y un manotazo en la cabeza de ultima, como si cerrara con eso. Por suerte ella estaba medio ebria, la fuerza que utilizó no se comparaba con otras veces, pero de todas formas dolía.

Después que el monstruo salió de la habitación, el menor recogió las sábanas sacando con sus debiluchos brazos todos los bordes que se sujetaban para llevarlos a la lavadora, mañana tendría que limpiarlas aunque pensó en pedirle ayuda a su hermano. Desconocía el porqué seguían saliendo lágrimas de sus ojitos, no sintió mucho los golpes físicos. Sin embargo, en su corazón había una opresión que lo hacía preguntarse la razón por la que su mamá no lo quería. El señor Bangchan trataba muy bien a Jisung, ¿por qué él no podía recibir el mismo trato de sus padres? ¿Que había echo mal?

-¿Terminaste de sacar esa porquería afuera? Eres un desconsiderado, duermes con tus otros hermanos aquí y ahora todos tienen que soportar tu olor nauseabundo, idiota.

El niño recibió un golpe más al pasar temblando al lado de ella. Se mantuvo de pie sin largar otro sollozo. Llegaba el momento en el que debía sacar el colchón a rastras afuera, era muy pesado, un niño de 5 años necesitaba ayuda, es más, no tendría que estar levantando eso a media noche. Lo peor es pensar donde dormiría ahora, Chanyeol lamentablemente estaba estudiando en la casa de su amigo y sus otros hermanos había tomando su habitación. Cabe decir que nadie más que Chanyeol quería a Minho, así que el menor se veía obligado a dormir parado por ahí, el sillón estaba siendo ocupado por su papá que se quedó dormido allí después de estar bebiendo a dos manos. ¿Que le quedaba al pobre?

-¡Apurate la puta madre! ¡Saca ese colchón afuera y cerra bien la puerta!

Minho dio un saltito en su lugar con el grito de la mujer. Rápidamente se dispuso a seguir estirando el colchón hasta sacarlo al patio de atrás. Dejó su cama recostada en el muro y se giró para entrar otra vez, pero al hacerlo, se encontró con su hermana viéndolo desde el umbral de la puerta.

-Mamá dice que duermas afuera de castigo. -Dijo la niña cerrando la puerta antes de que siquiera reaccionara.

De repente se apagaron las luces del patio, dejándolo en una oscuridad abrumadora. Minho empezó a sollozar aterrado, tenía tanto miedo de que aparezca un monstruo que se desesperó muchísimo. Intentó golpear la puerta un par de veces sin obtener respuesta. Su frente sudaba y movía los ojos hacia sus costados cuidando sus espaldas. Encima se había quedado totalmente a la intemperie porque no había techo debido a que su papá vendió las chapas para hacer dinero.

Las horas pasaron, el infante amaneció sin dormir, sentado en el escalón de su casa de cemento, con los pies mojados por el rocío de la madrugada y temblando de frío. Las manos las tenía congeladas prácticamente, tiritaba tanto que sus dientes hacían ruido. Suspiró calmado recién cuando vio el sol salir, la luz de nuevo lo protegía, escuchó ruidos de perros aullando toda la noche y otros sonidos más de la calle que lo atemorizaron, pero con el día todos los monstruos desaparecían. Se levantó del suelo sucio sintiendo que su pantalón se secó por fin. Olía a orina desagradable y moría de vergüenza. ¡Nunca más va a orinarse ni aunque vea al hombre del sombrero!

Como era temprano, nadie en su casa estaba despierto todavía, sus hermanos la mitad iban al colegio y la otra mitad abandonó para trabajar o hacerse los vagos. Por lo tanto, pensó que sería buena idea ir a lo de Jisung mientras nadie lo busque. Y era un riesgo grande, pero Minho se sentía bien en aquella casa, enrealidad, todo niño que viviera su vida apenas encuentre un refugio donde lo traten bien, iría allí sin dudarlo.

Sin Medias || Minsung [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora