🍒Resolución🍒

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La ambulancia del Instituto psiquiátrico para menores llegó a la casa de Bang más temprano de lo acordado. El doctor salió a recibirlos con pesar y culpa en sus hombros, no era su intención llegar a tanto, pero la situación lo ameritaba y probablemente fue lo más razonable.

Jisung miraba todo desde la cocina con lágrimas saliendo de sus ojitos, ya tenía la cara hinchado de tanto haber llorado toda la noche cuando se enteró que su papá había llamado al centro psiquiátrico para internar a Minho. Se enojó muchísimo al principio, todavía seguía enojado, pero entonces Minho lo consoló diciendo que estaría bien, pues sabían que Bangchan nunca lo enviaría a un lugar malo. Limpió su cara a duras penas y corrió escaleras arriba encontrándose con su hyung preparado para irse con las maletas y otras cosas personales.

-Ilino, lo siento mucho. -Dijo antes de lanzarse a un abrazo. Fue correspondido al instante, amando el obsequio de un beso sobre su frente.

-Hannie, prometo que cuando regrese ya no vas a llorar por mi culpa, nunca más voy a hacerte sentir triste por mi. Lo prometo. -Minho se separó unos centímetros, dejando las maletas de lado para encunar el rostro pequeño en sus manos. -Mírame, voy a estar bien. No quiero ser más una carga, así que voy a ir y hacer lo que me digan para estar bien y volver contigo.

Las palabras de Minho eran sinceras de corazón. El haber pasado por tantas emociones y sucesos que dejaron cicatrices en su consciencia, necesitaba ser sanado con más ayuda y especialización de la que intentó ignorar por todos estos años. Lo pensó muy bien y las sesiones a fin de mes con la psicologa no estaban funcionando, no mejoraba, no avanzaba, y por eso, debía probar algo distinto.

-Voy a ir a verte todos los días que pueda en horario de visita. -Afirmó Jisung besando su dedo meñique para luego juntarlo con el de Lee. -Lo prometo, no pienso dejarte solo.

Minho apretó su dedito también y le dio un besito, sonriendo demasiado bonito ante los ojos iluminados del menor que lo veían con cariño inimaginable. El silencio reinó unos segundos que parecieron eternos entre ambos, hasta que la voz de Chan los llamó para que se den prisa.

-Vamos.

Bajaron las escaleras y dieron con el personal de enfermeros esperándolos. Felix, Changbin y Jeongin vinieron para despedirse de Minho, pero les sorprendió mucho ver a Hyunjin también. El castaño sonrió a su amigo y lo despidió primero que al resto con un abrazo cortito que expresaba cuanto lo extrañó.

-Terminé con Wonyoung, me amenazó con terminarme primero si no los dejaba a ustedes, así que decidí cortarle el drama haciendo las cosas más fáciles para ella. Ustedes son mis amigos y los amigos están sobre todas las cosas. -Dijo el alto con una sonrisa de lado. Claro que le dolió dar por finalizada su relación con la chica que creyó le gustaba, pero ahora iba a tener más tiempo para pasar con Jeongin quién aceptó realmente le gusta.

-Gracias por quedarte con nosotros. En los días que no voy a estar, por favor cuida a Jisung y a Jeongin. -Pidió el mayor, Hyunjin asintió culpable.

-Adiós, cuidate mucho. -Dijo Felix junto a Changbin, abrazando al castaño con fuerza.

Jeongin también aprovechó para darle un abrazo en medio de sus padres, lagrimendo porque sentía mucho que su hyung los deje.

-Llévate a Dori por si tienes miedo de noche. -Dijo entregandole un peluche de un gatito que era su preferido.

Minho sonrió y le despeino el cabello guardando al gatito de peluche en su mochila. Los enfermeros lo vieron indicando que debía apurarse, tenían un horario que cumplir. Entonces, aceptó y procedió a despedirse de Chan y Jisung, las personas más importantes que le quedaban. El doctor le besó la frente trasmitiendo un sentimiento de padre, mientras que Han aguantó las lágrimas para evitar ponerlo más triste, aunque se notaba.

-Te amo, pronto vas a mejorar y volver a nacer sin tanto dolor. Tu familia es esta, no lo dudes nunca. -Dijo Chan mirando fijamente al adolescente, quién asintió quebrandose un poco en llanto. -Cuando mejores, vamos a ir por ti ¿bien?

-Sí, está bien. -Confirmó, abrazandolo con fuerza.

-Ya está, vamos a ir a verte en cuanto te instales...solo es un mes. Tu puedes hacerlo.

Chan lo ayudó a llevar las valijas a la ambulancia, despidiendose una ultima vez antes de que se marchara. El Instituto no quedaba lejos, estaba bastante cerca por suerte, pero los horarios de visitas eran estrictos y había que cumplirlos al pie de la letra. Dentro de todo, el consuelo era saber que se hacía eso por un bien mayor.

[•••]

Después de instalarse en su habitación otorgada por los directivos, Minho salió al patio dispuesto a conocer el lugar en donde iba a quedarse por un tiempo. Quería cambiar, quería olvidar los malos recuerdos de una vez y seguir adelante con su vida que era joven todavía. Por lo menos no era un viejo de 90 años al que le quedaba poco tiempo de vivir, él tenía años por delante, eso le dijo Changbin y él le creía a quién consideraba parte de su familia ahora. Primero estuvo ciego, no se daba cuenta de a cuantas personas tenía preocupadas por él, hasta que corrió peligro y esas mismas personas lo socorrieron. Estaba agradecido a pesar de su dolor.

Observó las flores puestas en un caminito largo, puro decorado para hacer de un lugar sombrío lleno de angustia y desesperación, un poco menos terrorífico. Apenas pasó por algunas habitaciones en el pasillo del Instituto, oyó mucha gente gritando, unos lloraban, otros se lamentaban. No era lindo estar ahí, así que procurará mejorar rápido y volver con Jisung lo antes posible.

-Ey, deja de tocar mis rosas. -Exclamó una voz a sus espaldas y Minho soltó asustado los pétalos que acariciaba. Era un chico alto casi como Chanyeol y de bonita sonrisa. Le recordaba a su hermano. -Es broma, solo quería asustarte.

-¿Quien eres tu?

-Me dicen Tao. ¿Tu?

-Minho...¿no eres coreano?

-Tan descortés. No, no soy coreano, soy chino. -Contestó, encogiendose de hombros. Miró de reojo al bajito y sonrió de lado, no podía imaginar la razón por la que este niño estaba en un lugar así. -¿Eres nuevo?

-Ingresé hoy. -Respondió tímido, le daba vergüenza socializar estando solo, era su primera vez y el chico parecía que tenía entre 25 o 27 años, mucho más grande que él. -¿Cuan-cuanto vas tu?

-He entrado y salido más veces de las que puedo contar, realmente ya no me importa.

Bueno, eso era decepcionante de oír para alguien que tenía esperanzas de mejorar y no volver nunca. Tao pareció percatarse del cambio en el rostro del menor y negó suavemente.

-No quiere decir que te va a pasar lo mismo, a menos que tengas problemas de adicciones como yo. -Comentó, sentándose en uno de los bancos de cemento. Minho se quedó de pie a un lado sin saber si irse o quedarse, hasta que lo llamó.

-Mis problemas son distintos. -Se sentó en el banquito, jugando con sus pies.

-¿De verdad? Entonces tal vez salgas y no vuelvas.

-Eso espero...-Dijo mirando sus muñecas con cicatrices de la vez que se cortó. Tao vio las marcas de lado.

-¿Sabes? La vida es una mierda, pero hay que saber verle el lado lindo, siempre hay uno.

-¿Por qué me dices esto? No me conoces.

-No hace falta conocerte para ver que cargas una tristeza inmensa, puedo ver lo difícil que fue en tus ojos. Mi consejo es que las drogas no son la respuesta, el efecto dura muy poco.

-¿Las drogas te dan el poder de ser sabio?

-Mírate nada más, te doy un poco de cuerda y ya estás confiado. -Tao sonrió, pensando que el menor era demasiado puro para estar ahí. -Vas a salir pronto, descuida.

Minho se quedó hablando con el alto más tiempo del que pensó que lo haría. Se sintió cómodo por alguna razón, probablemente porque estaba intentando con todas sus fuerzas no ser pesimista y antisocial. El cambio dependía únicamente de él.

Sin Medias || Minsung [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora