Nuevo amanecer.

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El sol finalmente había salido haciendo que el frío desvanezca y un cálido calor se formara, ya era las once de la tarde y veinte llamadas perdidas en los teléfonos de ambos indicaban que ya era demasiado tarde para ir camino al hospital a trabajar, la alarma había sonado pero ninguno de los dos había despertado. El primero en despertar fue el de pelo castaño, fue abriendo sus ojos lentamente, acostumbrándose a la luz del sol. Todo iba bien hasta que el recuerdo de lo qué pasó anoche le golpeó, sus mejillas se tiñeron rosa, aún más cuando se dió cuenta que todavía seguía desnudo, al intentar levantarse sintió un fuerte dolor agudo en su cintura para abajo, casi cayendo de la cama. El pequeño alboroto hizo levantar con rapidez a Neil, preocupado lo abrazó, jalándole a la cama nuevamente ya que estaba en la orilla. ¿Qué pasó mi amor? —Shaun estaba que se moría de la vergüenza, y más observando a su pareja desnudo, por lo que se tapó la cara con las sábanas. Y una carcajada resonó en toda la habitación por parte del moreno, pues entendió todo rápidamente.

Con una sonrisa en su rostro se acercó quitando suavemente las sábanas del rostro ajeno, deleitándose con la imagen de su novio sonrojado y su cuerpo un lienzo hecho una obra de arte. Con delicadeza empezó a dejar suaves besos en su cuello. ¿Ya te he dicho que te ves hermoso así?  —Susurró mientras ahora quitaba las manos de su rostro y besaba sus labios. Entonces de momento una alarma sonó en su cabeza, había mucho sol para ser temprano, aterrado miró su teléfono y observó la hora más las llamadas perdidas y maldijo en voz baja. Es muy tarde amor, tenemos que bañarnos y comer rápido para irnos. —Dijo, observando el rostro de pánico, cuando se levantó para ir el baño, observó que el menor no hacía lo mismo. ¿Que pasa? —Shaun le miró con timidez y con vergüenza finalmente habló. N-no puedo.. l-levantarme.. duele.. —Neil entendió, tal vez se había pasado un poco anoche. Vengo ahora.. —Se dirigió al baño comenzando a llenar la bañera con agua tibia, en eso, buscó una bomba de jabón con aroma a fresa que había comprado pensando en Shaun. Al volver cargó a su amado al estilo princesa, quien se aferró con fuerza mientras escondía su rostro en el cuello ajeno con timidez.

 Al volver cargó a su amado al estilo princesa, quien se aferró con fuerza mientras escondía su rostro en el cuello ajeno con timidez

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Una vez dentro del baño, el primero en adentrarse fue Neil que aún cargaba a Shaun, con cuidado se sentó en la bañera junto al chico. Los ojos del pelo castaño se cerraron automáticamente por el placer del agua tibia relajar todo su cuerpo. En ello Neil colocó la bomba de jabón, las burbujas rápidamente empezaron a salir y el agua poco a poco se iba pintando de color rosado claro como las mejillas de su chico. A pesar de estar tarde para el trabajo, que seguramente Marcus que era el director del hospital y también su mejor amigo, necesitaba cuidar de su chico, le diría para que se quedara durmiendo, y este se iría a trabajar, aunque no quería, tampoco podía arriesgar que fuese despedido o peor, que Shaun lo fuera.

Agarró la esponja de baño y lo mojó para entonces exprimir un poco del agua en el cabello de Shaun, comenzando leves masajes y caricias, y un leve ronroneo se escuchaba por parte del más bajo. Quiero que te quedes hoy.. para que descanses.. yo iré a trabajar..~ —El menor abrió los ojos. Y-yo también.. debo i-ir.. —Mientras se iba poniendo jabón en las manos para empezar a lavarle. No Shaun.. te quedarás a descansar.. y cuando digo no es no, y lo sabes. —Shaun empezó a jugar con sus propias manos mientras simplemente asentía, entendiendo lo terco que podía llegar a ser y además se sentía bastante adolorido. Pasó el rato y Neil se encontraba enjabonado el cuerpo del menor con una delicadeza hermosa, pues para este, Shaun era su muñeco de porcelana, que debía de tratar con amor o si no se podía romper. Luego de terminar con este, terminó de bañarse, salieron de la ducha, este se puso una toalla en la cintura, para luego envolver todo el cuerpo al menor con otra toalla, que le guió con lentitud a la cama. Dónde sacó una camisa y ropa interior, ayudándole a vestirse. En ello recordó unas pastillas que guardaba en su mesita de noche junto a una botella de agua pues a veces sufría de migraña. Abrió la gaveta sacando una pastilla y el agua, y se lo entregó. Ten.. toma eso, te ayudará.. —Rápidamente fue a cambiarse de ropa, en menos de tres minutos ya estaba listo.

Obviamente no se podía ir sin dejarle un desayuno, por lo que se dirigió a la cocina, preparando un huevo revuelto con unas tostadas y algo de jugo. En ello el teléfono empezó a sonar, por lo que contestó sin ver de quien se trataba. ¡Hola! —Dijo algo apresurado. ¡Hasta que por fin respondes, maldita sea! ¿donde carajo estás Meléndez? —Maldijo mentalmente, al escuchar que se trataba de Marcus. Voy de camino, llegaré en unos treinta minutos.. y por cierto Shaun no irá.. —Comentó seriamente. ¿Como que no irá? mira Neil, tan pronto llegues te quiero en mi maldita oficina. —Gritó a la vez que colgaba rápidamente la llamada. Neil simplemente rodó los ojos, y continuó haciendo lo suyo. Al terminar lo puso todo en una bandeja y lo subió con cuidado de no tirar nada, al llegar lo puso delicadamente sobre la cama. Shaun con su cabello alborotado al sentir el delicioso aroma se sentó en la cama. G-gracias.. te.. te a-amo.. —Antes de que pudiese comer, Neil le besó por unos minutos, hasta que se separó. Te amo mucho más mi amor.. no tienes porque agradecer.. bueno, por más que me quiera quedar, tengo que irme.. pero ya sabes.. hay comida en la nevera o si quieres pedir algo hazlo.. de dinero no te preocupes —En ello le entregó dinero en efectivo.. bastante.. solo se iría unas horas pero para el mayor serían años enteros. Si pasa algo.. llámame, por favor, ¿de acuerdo? —Al verle asentir dejó otro beso corto y se fue del hogar, yéndose rápidamente al carro, comenzando a manejar hasta el hospital.

Un nuevo amanecer y dos corazoncitos llenos de alegría y algo avergonzados por lo ocurrido anoche, pero ninguno de los dos se arrepintió, lo volverían hacer sin dudar, el amor de ambos crecía más rápido cada día.

Un nuevo amanecer y dos corazoncitos llenos de alegría y algo avergonzados por lo ocurrido anoche, pero ninguno de los dos se arrepintió, lo volverían hacer sin dudar, el amor de ambos crecía más rápido cada día

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𝘼𝙈𝙊𝙍 𝙔 𝙏𝙍𝘼𝙄𝘾𝙄𝙊𝙉.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora