La oscuridad predominaba en aquella silenciosa sala, la luz que provenía del pasillo no ayudaba a iluminar mínimamente el espacio y la luz amarillenta que se encontraba en la sala era inútil ya que solo alumbraba una pequeña parte de la pared de la que colgaba.
Law se introdujo despacio esperando a que sus ojos se habituaran para poder distinguir lo que hubiera en la habitación. Sintió el frío y la humedad de aquel lugar llegar hasta sus huesos, preguntándose quién podría aguantar tanto tiempo o más de lo que él llevaba en esa isla en aquel cubículo.
Empujando con él al científico agarrándole con fuerza con una de sus manos y en la otra su nodachi desenvainada, llego a lo que parecía el centro de la estancia.
La maldita roca de mar de la que estaban echas las paredes no llegaba a anular por completo sus habilidades pero sí que se sentía más débil. Era la primera vez que estaba en una sala hecha completamente con ese material y lo único que quería hacer era salir de aquel lugar, no sabía cómo afectaría el estar demasiado tiempo entre esos muros.
Un arrastre metálico hizo que girase sobre sí mismo, intentando ver de dónde había venido aquel sonido. Apretó el arma en sus manos dispuestas a defenderse si fuese necesario, también soltó el agarre que tenía sobre su acompañante estirando la mano izquierda preparado para activar su "Room".
Estrechó la mirada hacia el lugar, logrando distinguir una pequeña figura que avanzaba lentamente hacia los hombres.
- ¿Quién eres tú? - el tono de aquella voz fue tan leve que apenas llegó a los oídos del pirata.
- No te acerques - respondió él con firmeza.
La figura se detuvo al instante. Law pudo distinguir entonces que la silueta que tenía delante era de una mujer, bastante menuda, que se encogía sobre sí misma.
- Caesar - pronunció ella en el mismo tono de voz en el que había hablado anteriormente - por favor déjame salir.
El científico chasqueo la lengua moviendo los brazos haciendo sonar las cadenas que rodeaban sus muñecas.
- Eso ahora no está en mis manos querida - la respondió.
- Cállate - dijo el moreno de manera fría mirando al científico de reojo.
Volvió su vista a la mujer, vestía una ropa parecida a la de los niños que Caesar tenía de sujetos de prueba, pero estos parecían más desgastados. Tenía las muñecas apresadas en unas esposas de Kairoseki, de estas colgaba una pesada cadena que se perdía en el fondo de la sala.
El pirata avanzó unos pasos hacia ella, al instante el cuerpo de la chica se encogió todavía más de lo que estaba.
Sin decir nada el peli-negro estiro la espada que portaba en su mano derecha hacia la joven, de un solo movimiento corto la cadena que hizo un sonido sordo al caer contra el suelo.
La muchacha había cerrado los ojos al ver como levantaba el arma esperando su final, al escuchar el sonido de la cadena caer al suelo abrió uno de sus ojos para comprobar que las esposas todavía apresaban sus extremidades, pero la cadena ya no seguía enganchada de las mismas.
Dirigió su vista hacia el joven conectando con unos ojos grises tan fríos que hicieron que un escalofrío recorriese su espalda.
- ¿Por qué? -susurro la chica.
Law se dio la vuelta sin decir nada envainando su espada para luego apoyarla contra su hombro.
Cogió de las ropas de nuevo al científico arrastrándole hacia la puerta.
- Ven conmigo - dijo el capitán sobre su hombro justo antes de cruzar el umbral de la salida.
La joven se quedó paralizada, escuchando cómo los pasos de los hombres se alejaban cada vez más de la sala. No entendía que acababa de pasar, pero tampoco tenía pensado quedarse ahora que por fin podría salir de aquel lugar.
Avanzo hacia la puerta deteniéndose justo antes de cruzarla, no sabía cuánto tiempo había estado encerrada en aquel sitio, miro sobre su hombro viendo por última vez aquel cubículo deseando no tener que volver a entrar.
Recorrió el pasillo en silencio siguiendo el estrecho pasadizo apoyada contra la pared, ya que sus piernas estaban bastante débiles. A medida que avanzaba entrecerró los párpados por la luz que venía de lo que parecía el final del túnel, levantó sus manos cubriendo los ojos como podía de la claridad cuando salió del corredor.
- Para - la voz del hombre que la había liberado llego a sus oídos haciendo que se sobresaltase pero se detuvo al instante.
Apartó las manos intentando enfocar la vista buscando al desconocido, aunque tuvo que cerrar los ojos de nuevo antes de dar con él. La claridad del lugar dañaba sus retinas.
Law se acercó a la joven que acababa de llegar al laboratorio al mismo tiempo que la analizaba. Se encontraba en un estado deplorable, desnutrida e incluso deshidratada. La ropa dejaba al descubierto sus finos brazos que contrastaban con las pesadas esposas que apresaban sus muñecas, estas mostraban unas heridas bastante feas provocadas por el roce del metal. La piel pálida de la joven creaba un contraste con el pelo oscuro que tapaba parte de las facciones de su rostro, respiraba agitadamente, seguramente estaría asustada.
El cirujano estiro el brazo rodeando con su mano el de la joven, que se encogió al sentir el tacto, movió con cuidado la extremidad analizando las heridas. Chasqueo la lengua molesto por ver en ese estado a una persona.
- ¿Cuánto tiempo ha estado en ese lugar? - rompió el silencio el joven soltando su agarre sobre la chica.
El pirata enfoco su mirada en Caesar que se encontraba en una esquina del laboratorio sentado en el suelo. Law camino por la estancia buscando en los cajones del lugar, esperando que el científico contestase a su pregunta.
- Ocho meses - soltó sin más - puede que algo más.
Law presionó su mano alrededor de unas vendas que había cogido de un compartimento de una de las baldas.
Sin decir nada volvió junto a la chica que apretaba sus puños con tanta fuerza que los nudillos se habían vuelto todavía más pálidos marcando sus huesos. Mantenía sus párpados cerrados, el contraste de luz después de tanto tiempo hacia prácticamente imposible que los abriese.
-Voy a colocarte una venda en los ojos - pronuncio el cirujano levantando el rostro de la chica sujetándolo desde el mentón.
Los pómulos se le marcaban en las mejillas a causa de la mala alimentación, tenía unas profundas ojeras que fueron cubiertas con la venda que el pirata coloco con cuidado sobre los ojos de la chica.
- Tendrás que ir progresivamente acostumbrándote a la claridad - puntualizó al mismo tiempo que anudaba la tela.
- ¿Por qué me ayudas? - susurro la joven, su garganta tampoco le permitía hablar de otro modo, llevaba lo que creía días sin beber agua y tenía la garganta seca.
- Puede que me seas útil - sentenció el capitán volviendo a girarse.
- ¡No puedes sacarla de aquí! - grito entonces Caesar - es peligrosa, no controla sus habilidades y Joker se enfurecerá aún más cuando se entere de que te la has llevado.
Cerro la boca al instante, al darse cuenta de lo que había dicho.
Una sonrisa torcida cruzó los labios de Trafalgar Law.
-Contaba con ello - dijo estirando los largos dedos tatuados de su mano izquierda - "room" - pronunció creando una esfera lo suficientemente grande que llegó al exterior del edificio - "shambles"- finalizó girando la mano hacia arriba.
Los tres desaparecieron del laboratorio.
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- Jikken -Trafalgar Law
FanfictionUnos muros de Kairōseki esconden un secreto que hará cambiar el rumbo de la historia. Personajes pertenecen a Eiichiro Oda. Fanfic basado en el manga One Piece tras el desarrollo del arco de Punk Hazard. Seguirá la trama original de la obra pero co...