- Jikken -Trafalgar Law

27.

Ray surcaba el cielo sobre las calles de Dressrosa, la imagen de Law siendo alcanzado por los hilos de Doflamingo se reproducía en su mente creando un sentimiento confuso en su interior.

El sonido de las trifulcas inundando cada rincón y los gritos de desesperación de los habitantes llegaron a los oídos de la morena como un fuerte oleaje rompiendo contra las rocas. En su mente se agolparon los recuerdos de un sufrimiento pasado, como si lo que veía ante sus ojos fuera la repetición de algo que ya había vivido.

Abrumada por la situación, la joven se dejó caer en uno de los tejados de la ciudad, sentándose en el suelo llevó las manos a sus oídos y cerró los ojos intentando mitigar el ruido de su alrededor, su respiración estaba agitada, sus músculos tensos y su mente en un caos absoluto. El mundo a su alrededor parecía distorsionarse, desdibujándose en una mezcla de sonidos estridentes y pensamientos tumultuosos que amenazaban con aplastarla.

Los recuerdos se abrieron paso a través de la mente atormentada de Ray, entre las vivencias la voz del cirujano resonó en su cabeza, transportándola de regreso al momento en el que en medio de la batalla él se acercó a ella para pedirla que se pusiera a salvo. Había rechazado de manera firme la muestra de ayuda, aferrándose a sus muros emocionales con ferocidad, sin embargo, la delicadeza y preocupación implícita en las palabras y el tacto del hombre habían logrado traspasar de alguna forma esas defensas, trayendo de vuelta la racionalidad a su mente, como si él hubiese destruido esa oscuridad que la había absorbido.

La joven sintió la presión en su cuero cabelludo mientras se agarraba el pelo con fuerza, como si intentara arrancar de raíz los pensamientos intrusivos que la acosaban.

El llanto de un niño sacó de manera abrupta a la morena de sus recuerdos, fijando su atención en el sonido, encontró a un muchacho solo sentado en el suelo sin poder controlar los sollozos que cortaban el aire. Entonces una avalancha de personas corriendo captó la atención de Ray, el grupo de gente avanzaba sin control en la dirección en la que el pequeño se situaba.

Sin dudarlo, la morena se lanzó hacia la avenida cayendo entre el niño y la multitud, colocando la palma de la mano contra el suelo, fijando su mirada gris en el frente los destellos verdes volvieron a danzar en sus ojos. Colocando su mano en la dirección del edificio en el que había estado se concentró al máximo para sentir la estructura. Cerrando los ojos dejó fluir su habilidad, con un gran esfuerzo logró elevar el bloque para desplazarlo enfrente de ella consiguiendo detener el avance de la horda de personas protegiendo al menor.

La chica soltó un suspiro, abriendo sus ojos observó lo que acababa de realizar para después darse la vuelta y ponerse de cuclillas para comprobar que el muchacho se encontraba bien.

- Ey - pronunció Ray - ¿estás bien pequeño? - preguntó colocando una mano sobre la cabellera rubia del niño.

El infante contempló entre lágrimas a la morena asintiendo levemente.

- ¡Jony! - la voz desesperada de una mujer captó la atención de la chica que miró en su dirección.

Ray vio cómo la desconocida avanzaba hacia ellos y cogía entre sus brazos al niño abrazándolo con fuerza contra su pecho.

La morena se incorporó, observando la escena dedujo que se trataba de su madre ya que tenía el mismo color de cabello dorado que el pequeño, iba a comenzar a alejarse cuando una mano detuvo sus pasos, dándose la vuelta se topó con los ojos llorosos de la mujer.

- Gracias - expresó entre sollozos la rubia.

Ray sonrió levemente asintiendo para después elevarse en el aire sin decir nada. Surcando los cielos siguió siendo testigo del caos que recorría la ciudad hasta llegar al último edificio al borde de la isla donde se paró en el tejado mirando de la Jaula de Aves.