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El cirujano no quería fijar su mirada sobre Ray, pero cuando esta se escabulló entre la gente no pudo evitar seguirla con los ojos. Se sentía cansado, no físicamente, era un cansancio que había sentido muchas veces, cuando estudiaba o cuando perfeccionaba planes en su cabeza.

Poniéndose de pie, Law se separó del tumulto de la gente para dirigirse a la popa del barco, agradeció tener un momento de paz, parecía que donde iban sus nuevos aliados el silencio era algo que no se respetaba. Fijando su vista en el horizonte se percató que ya no era visible la isla de Dressrosa, ese capítulo que había sido el central en su vida se había terminado. No pudo evitar soltar un suspiro, cómo si estuviera liberándose de esa carga que había sido parte de él durante tanto tiempo.

- Al fin se ha acabado Cora-san - pronunció en un susurro.

Unos pasos aproximándose hicieron que Law chasqueáse la lengua molesto al no poder tener un tiempo a solas.

- Ya no se ve Dressrosa - habló Robin situándose junto al pirata.

El pelinegro no respondió esperando que eso le hiciera darse cuenta que no tenía ganas de hablar.

- Has logrado tu objetivo de derrotar a Doflamingo ¿no? - pronunció ella cruzando sus manos en su espalda - ¿Qué vas a hacer ahora? - inquirió mirándolo de reojo.

Law agachó su cabeza levemente quedándose pensativo, era algo en lo que no había pensado, cuál sería su próximo objetivo, tenía ideas fugaces pero no algo concreto y menos algo que quisiera compartir con ella.

- Déjame en paz - pronunció dándose la vuelta dispuesto a marcharse.

- ¿Por qué volviste a por Ray-chan? - preguntó la mujer provocando que los pasos de él se detuvieran.

Otra vez estaba sin respuestas para aquella pregunta, pero esta vez no era porque no quisiera responder, sino porque él tampoco conocía el motivo.

- Sientes la necesidad de que esté a salvo ¿verdad? - prosiguió la arqueóloga al ver que no iba a responder - tienes que contarle la historia Torao-kun - añadió.

Él apretó el puño que no sostenía su Kikoku con fuerza, dándose la vuelta encaró a la Mugiwara.

- Es solo un cuento Nico-ya - pronunció entre dientes clavando sus ojos con furia en los ella - no voy a contarle una fantasía que haga que se vea obligada a quedarse.

- Pero...

- No es justo para ella - cortó el pelinegro - ella no forma parte de esto, nos odia - soltó con voz firme.

- ¿Y si fuera cierto? - replicó ella - podríais cambiarlo todo, saberlo todo - él negó ante aquello.

- De verdad crees, que Ray-ya y yo somos descendientes de videntes, de personas que según el cuento viajan al pasado - Law chasqueo la lengua frustrado llevándose la mano a la sien - es absurdo.

- Hemos sido testigo de cosas todavía más absurdas en nuestro viaje y lo sabes, podríamos intentar hacer una prueba.

- No - intervino tajante - no pienso pedirla que sea parte de otro experimento mas - añadió negando.

- Entonces crees que puede ser cierto - soltó en un susurro.

Law giró su rostro para mirar al grupo de gente que se agolpaba en la cubierta central, sus ojos viajaron hasta toparse con la morena, había captado un rápido movimiento en su cabeza como si ella hubiese querido apartar la mirada de él antes de que la viese observándole. Una leve sonrisa se dibujó en los labios del cirujano al percibir aquello.

- No importa lo que yo crea - pronunció volviendo su mirada a la arqueóloga - si no lo que ella quiera, no le contaremos nada que pueda influenciar sus decisiones - añadió de manera rotunda.

- Jikken -Trafalgar LawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora