Parte 4

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SANGRE

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HELLA

La arena se hunde con mi peso, el sol está a furor y Mala me pasa el termo con agua para hidratarme. Hemos salido del oasis dándole inicio a las pruebas extremas de la fraternidad.

Debemos liberar a un grupo de niñas secuestradas y están cautivas en el desierto de Gobi, al sur de Mongolia.

Mala, Otis, Julinka, Joshua y Emmely me acompañan.

—Dios que calor—exclama Mala que camina a mi lado y aparta el sudor de su frente.

Usamos un uniforme rojo de la fraternidad. Es un overol, con cinturón donde tenemos varias armas y explosivos. Cargamos maletines tácticos donde llevamos lo necesario y fusiles de asalto cada uno.

—Emmely, ¿a que distancia estamos?

—Si continuamos a este paso, estaremos en media hora aproximadamente.

—La reduciremos a 20 minutos, así que apresuren el paso.

Soy el líder de mi escuadrón. ANGELES DE LA MUERTE. Así que apretamos el paso, me urge salir de este lugar, hace mucho calor y debemos pasar las cuatro pruebas para poder conformar oficialmente el grupo.

No se habla, se camina la distancia en pleno desierto, a la luz del día y bajo el inclemente sol. Acomodo mi gorra roja, todos obedecen y efectivamente en 20 minutos llegamos posicionándonos en el campamento de estos desgraciados.

—Otis y Julinka flanco derecho—ordeno—Emmely busca el transporte y devuelve a todo hijo de puta que intente escapar por detrás y tu Joshua, te quiero cubriendo el flanco izquierdo, mala y yo entraremos.

Mi prima asiente observando el interior del campamento con los binoculares especiales.

—Más de 10 niñas enjauladas, 20 hombres en el interior y 20 más exterior.

—Son unos asesinos—dice Otis y lo miro.

—Nosotros también.

Toman sus posiciones obedeciendo y respiro profundo antes de avanzar con mi prima.

—Sean lo más cautelosos posible, avancen haciendo daño, quiero a estos bastardos muertos y si se desata el infierno, lo desatamos.

Digo viendo a mi objetivo, el cual se ha alejado del resto para orinar. Saco el cuchillo táctico, el arma la dejo a un lado y camino con cuidado acercándome mientras mea y de espaldas a mí.

Sujeto bien mi arma y cuando estoy lo suficientemente cerca me le abalanzo cubriéndole la boca y hago el corte perfecto en su garganta rebanándola. Lo dejo en el piso y mi prima toma la delantera cubriéndose con el auto mientras escucho a Emmely decir que ya tiene el transporte.

—Flanco derecho asegurado—escucho.

—Izquierdo en posición y listo para disparar.

Mala mata soltando la bala a dos más, voy por el otro con mi cuchillo enterrándoselo en el corazón cuando lo llevo contra la pared.

Me querían letal, ahora soy sin piedad. Arrastro el cuerpo para que no lo descubran todavía, queremos seguir sin ser descubiertos en la medida de lo posible.

Mi prima lo hace perfectamente bien cuando abre la puerta, me mira para que yo pueda avanzar y apunto con mi arma siguiendo adelante, están en el sótano, solo un piso abajo, vigías en la azotea, pero están descuidados y no se han dado cuenta de nosotros.

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