PECADO

PARTE 22

PROFESOR

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KOLJA

Una de las cosas que mas odio en la vida es que me vean la puta cara, que piensen que pueden burlarse de mí y tomarme por idiota. Las palabras de ese hombre están en mi cabeza y tengo ira mezclada con ansias de sangre.

No soy buena persona, se muy bien el camino que hemos tomado y las consecuencias que eso desencadena. Somos malos que matan malos, así nos definimos, sin embargo nos han dado tantos golpes y particularmente a mi que no tolerare uno más.

Mi madre, Hella, mi hija, y ahora mi organización.

Tener a Hella conmigo aliviana el dolor de perder a mi hija, lo sé, era niña, siempre he anhelado a una pequeña, sin embargo su madre llena muchos vacíos, no obstante siento que nunca voy a superarlo y es con un peso con el cual voy a cargar hasta morir.

—Vamos chicos, una vuelta más—he preparado una pista de obstáculos que todos deben pasar y me mantengo con las manos cruzadas en mi pecho observándolos.

La profesora de teatro tampoco sale de mi cabeza y esta semana me he propuesto saber más de ella y si es la persona que cuida de la hija de Irnova.

Adeline, Fiorela, Jade, Carisa, Ela. Malditas niñas, aun no sabemos quien puede ser y debido a lo sucedido ayer, tenemos que apresurar esto. El problema es que si nos equivocamos no contamos con neurolazer como en hombres de negro, para torturarlas, y si ninguna de ellas es, simplemente olviden lo que hicimos sin tener que matarlas.

—Me duele—se queja Fiorela—profesor, me duele mucho.

Las amigas se aglomeran y ruedo los ojos teniendo que acercarme. Esta sentada en el suelo llorando porque al parecer se dobló el tobillo y no vi que eso pasara con el movimiento que realizo.

—Todos continúen—ordeno—no paren, ustedes también.

Les digo al resto de amigas y no paso el gesto que hace Carisa que le sube el dedo pulgar cuando me agacho a revisar.

—¿Qué pasa? —pregunto hastiado y de mal humor.

—Me duele mucho aquí—se toca el tobillo haciendo un puchero—creo que me quebré el pie profesor.

—Déjame ver—se dé esto muy bien.

Mientras mis dedos recorren el contorno del tobillo, algo no encaja. La hinchazón parece artificial, y no hay calor en la piel que indique una lesión reciente.

—Me duele mucho—continua—profesor, con más cuidado.

Mentirosa de mierda.

—Espera un momento—murmuro con mi sospecha creciendo.

Observo más de cerca y noto que la piel bajo mi tacto es demasiado suave, sin la tensión típica de un esguince o la deformidad de una fractura. Sin embargo le sigo el juego para saber que esta tramando porque es obvio que no tiene nada.

—Te voy a llevar a la enfermería—asiente—sostente.

La cargo ocasionando que sonría con los labios cerrados como si lo planeado salió como lo pensaba. Con una mano rodea mis hombros y noto como desliza suavemente la otra por mi pecho, siendo cuidadosa la hacerlo pero me percato de las intenciones.

—Sigan con el entrenamiento, volveré en un par de minutos—de reojo, noto a sus amigas sonriendo.

Malditas niñas. La enfermería esta en el primer piso menos mal y me dirijo al sitio sin emitir ningún tipo de sonido para mantener la distancia. Me encuentro con varios profesores a los cuales les explico y la chica sigue manteniendo la actuación.