PECADO

EPISODIO 26

CURAS PARA EL ALMA

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HELLA

Los pulmones los lleno de aire mientras le doy un sorbo a mi mate. A mi lado, mis padres, mis hermanos y Kolja que me acompañan en la videollamada que sostengo con el director del Oasis.

Pese a negarme, decirle que no a Dracco es imposible y despues de la charla que sostuve con el, me tiene aquí, frente a la pantalla recibiendo explicaciones con el desface de tiempo que apenas mi mente esta procesando.

—¿Cómo pasó eso? —La pregunta resuena en mi mente mientras intento asimilar la información.

—Durante el coma, tu cuerpo entró en un estado de homeostasis, manteniendo las condiciones óptimas para la supervivencia del feto. El útero es un órgano increíblemente resiliente y pudo sostener el embarazo a pesar de tu estado.

Los ojos de Kolja se encuentran con los míos, y mi madre aprieta mi pierna para que me tranquilice.

—¿Cómo pude gestar estando en coma? —tengo tantas preguntas y después de todo, agradezco que papa, hiciera esta reunión con el director.

—El embarazo continuó gracias a la placenta que se encargó de nutrir a tu bebé. Ella funcionó como una interfaz entre tus sistemas vitales y los de los fetos, filtrando nutrientes y oxígeno del torrente sanguíneo y eliminando desechos.

Me arden los ojos sabiendo lo fuerte que fue mi cuerpo, para mantener con vida a mi pequeña.

—¿Cómo mi cuerpo permitió realizar ese tipo de cosas?

—El cuerpo humano es más fuerte de lo que creen, está diseñado para proteger y nutrir la vida que crece dentro de ti, incluso si la mente no está activa. Los mecanismos reflejos de tu organismo, como la respiración y la circulación, siguieron funcionando, y eso incluye el soporte al embarazo.

Asiento a sus palabras con el nudo en la garganta que se me forma.

—Pero es que yo—trago fuerte para poder continuar—yo vi sangre entre mis piernas.

El directo suspira y se rasca la cabeza mientras no quiero sumergirme en ese momento tan doloroso.

—Tómalo con calma— me dice y su advertencia no me gusta para nada.

—Habla por favor.

—Hella, mientras se realizaba estudios para mantenerte estable, se descubrió que era embarazo múltiple—me falta el aire—perdiste debido al trauma provocado por los golpes que recibiste, dos de los tres fetos que estaban en formación.

El cielo se me cae a pedazo con sus palabras y los ojos me arden con las lagrimas que aparecen y no contengo porque mojan mis mejillas. Un dolor sordo y profundo me embarga, un dolor que no viene de nada físico, si no del alma y mi madre me entiende porque acaricia mi pierna para que lo tome con calma.

—Lo siento mucho—dice papa que esta a mi lado y mama me limpia las lágrimas con ternura.

—Sin embargo debo decir que tanto tú, como tu pequeña, fueron muy fuertes, una se aferro a la vida y la otra a darle vida—dijo con voz suave—tu hija es un testimonio de tu fuerza Hella, ella es tu voluntad hecha carne y tu amor, hecho vida.

—Gracias—no sabía más que decir.

—Descansa y disfruta de tu familia, se lo merecen—prosigue—cuando vuelvan quiero resultados.