PARTE 34

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EXTERMINIO

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MAKSI

Despierto y la realidad me golpea con la fuerza de un tren. Estoy amarrado, siento las cuerdas cortándome la piel mientras intento mover mis muñecas. La humedad se cuela en cada poro de mi piel, y el frío me recuerda a esos amaneceres cubiertos de niebla en mi ciudad natal. Mis ojos buscan algo en la oscuridad, pero solo hay sombras y contornos difusos de objetos que no puedo identificar.

Parpadeo varias veces.... Hella....su nombre se pasa por mi mente y el recuerdo de sus dedos enlazados a los míos, aun lo siento. El espacio es estrecho, casi puedo sentir las paredes cerrándose sobre mí. El olor a moho invade mis sentidos, y el aire pesado y estancado dificulta cada respiración. Cada intento de movimiento me recuerda mi situación. La ansiedad me invade cuando trato de recordar cómo llegué aquí y los recuerdos me aplastan el pecho.

Ella, su estado, nosotros, nuestra hija, el científico.

Veo mi apartamento en mi mente, la noticia, nuestros abrazo y entonces, como un relámpago, recuerdo la puerta abriéndose de golpe, hombres entrando con una determinación feroz. Gritos, lucha, un caos que giraba a mi alrededor. Y lo último que recuerdo antes de caer en este abismo es el contacto de mis dedos con los de mi prometida, buscando consuelo en medio del terror. Después, solo oscuridad.

Ahora, aquí, en este lugar desconocido, lucho por mantener la calma, me he visto en esta situación en varias ocasiones y he sabido mantener el control y salir vivo.

Las manos las tengo atadas y no es cualquiera amarre, es uno firme el cual no es fácil de liberar. Lo que me indica que no es un secuestro cualquiera, quien me trajo aquí, sabe...

Una de dos, ya ha secuestrado antes o es un profesional, posiblemente un militar, policía o es un miembro del científico.

Intento liberarme, pero es inútil, no lo hare en esta situación y me quedo quieto cuando la puerta se abre, dándole paso a un hombre el cual cubre su rostro con un pasamontaña. Enciende las luces iluminando todo el lugar y en su mano derecha un cuchillo táctico que deja contra su pecho cuando se cruza de brazos y recuesta el cuerpo contra la mesa que se encuentra unida a la pared.

La altura, el porte y....

—Black Monster—esa voz...

—Quítate el pasamontañas, ya se quien eres, así que se hombre y dame la cara—le digo pero no dice nada—Otis, quítate el maldito pasamontaña y mírame a la cara hijo de puta.

Suspira haciéndolo y mis ojos reparan la cara del maldito traidor.

—¿Cómo sabias que era yo? —pregunta cruzándose de brazos.

—Se reconocer a los traidores y perdedores—lo miro con ganas de matarlo y juro que no voy a desperdiciar la oportunidad.

—Creo que el perdedor aquí eres tú—me dice acercándose—no soy yo quien esta amarrado y con el enemigo libre.

—Aunque este agonizando, tu nunca representaras una amenaza para mi—le digo consiguiendo que la sonrisa triunfal desaparezca—nunca has estado a mi nivel y nunca lo estarás.

Mis palabras le arden y en dos pasos ya lo tengo encima, dándome golpes certeros en la cara con el puño cerrado. Endurezco mis facciones recibiendo la avalancha de furia y las venas me arden al no poderme defender como quisiera. Las manos las aprieto probando el sabor metálico de la sangre que se aglomera en mi boca.

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