PECADO

PARTE 29

FRENESI

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En la vida de cada persona, los conflictos del pasado a menudo se ciernen como sombras persistentes, oscureciendo el presente con sus ecos y cerrándole los caminos. Para algunos, estos conflictos se convierten en una carga que arrastran, un lastre que les impide avanzar. La venganza, entonces, se presenta como una solución tentadora, una forma de equilibrar las cuentas y cerrar capítulos inacabados.

Sin embargo, la venganza rara vez trae la paz que se busca. En lugar de sanar las heridas, a menudo las profundiza, creando un ciclo interminable de dolor y resentimiento. Pocos entienden que la verdadera fortaleza se encuentra no en devolver golpe por golpe, sino en la capacidad de perdonar y liberarse de las cadenas del pasado.

Reflexionar sobre los conflictos del pasado y la sed de venganza puede llevar a una persona a un camino de autodescubrimiento y crecimiento. Al enfrentar y procesar estas emociones, uno puede encontrar la sabiduría para elegir la compasión sobre el conflicto, la empatía sobre la enemistad. Es en este acto de valentía donde se halla la clave para transformar el dolor en poder, la amargura en bondad, y finalmente, la oscuridad en luz.

Así, la persona que elige el camino de la reflexión y el perdón sobre la venganza, se eleva por encima de las trivialidades del rencor. Se convierte en un faro de esperanza para aquellos que aún navegan en las turbulentas aguas del pasado, demostrando que incluso las heridas más profundas pueden cicatrizar y que incluso los corazones más endurecidos pueden ablandarse. En última instancia, es esta elección la que define el carácter de una persona y la que escribe el legado que dejará en el mundo.

Pero....

Eso es algo que las Gemelas nunca han tenido claro y por arrastrar odios del pasado, han desatado una guerra que no tendrá un final feliz para nadie, aunque ganaron una batalla, buscan a toda costa perder la guerra y su primer error, fue tocar al sol de papa, que no solo alumbra a su familia, tiene más personas a su alrededor para los que ella resplandece.

—Los tengo—avisa Milla a su hermano—en media hora aterrizo en el lugar indicado.

—Bien hecho Milla—le dice el hermano—cuando termines ahí, tienes algo más que hacer, te quiero en Cambridge inmediatamente.

Demanda con autoridad mientras Milla se mira en el espejo, su piel llena de picaduras que no tiene, pero su mente cree que sí. Como también su subconsciente le pide un alto y ha encontrado la manera. No quiere seguir viviendo de la misma manera, no puede desobedecer a su hermano, pero tampoco desea seguir siendo su maldita marioneta.

Quiere cortar los hilos que la atan a su hermano porque le hace daño a la única persona que la ha tratado como un ser humano y uno una cosa sin valor.

Ella quiere un destino dictado por sus propias elecciones, un camino trazado por sus propias acciones y gritar con voz propia.

—Estoy para servirte hermano—Grigor cuelga la llamada sin más y Milla se aplica en el cuerpo crema para calmar la picazón que cree tener.

Su mente fragmentada ve lo que quiere ver y aunque tiene momento de lucides, no está nada bien, ella lo tiene claro y quiere darle fin a ese sufrimiento.

Ella recuerda aquellos días como si fueran una serie de imágenes descoloridas, cada una marcada por la sombra de su padre. Desde los cinco años, su presencia era como una tormenta constante, oscureciendo el sol de su infancia. Manipulación y tortura eran las herramientas con las que él dibujaba los límites de su mundo y la convirtió en este ser oscuro.