PECADO

PARTE 11

ASESINOS

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GRIGOR

Observo la pantalla del televisor, la noticia que ha estremecido al mundo lo transmite por todos los canales y paso la mano por mi cuello sin saber quien pudo hacer algo como esto.

No fue un movimiento al azar, fue calculado porque para los que sabemos quienes fueron las víctimas, es obvio que su objetivo eran los Illuminatis.

Era un nido, de las altas esferas, lo que me da a entender que esta persona sabe que los Illumimatis y la iglesia católica tienen relación. Se escondían demasiados miembros y el mundo esta impactado con los acontecimientos, el único vivo fue el papa.

Sobrevivió, y se cree que no sabía sobre la infiltración de la otra organización, se supone que luchaban contra los illiminatis y al igual que las cinco familias y la opus die, están en su contra.

Aquí pasa algo, no entiendo, mucho sobre estas potencias que rigen y manejan al mundo. Se supone que la iglesia y la Opues die son unidas, la segunda organización se desprende de la iglesia para reforzar los puntos débiles. Pero no comprendo como es que allí, habitaban miembros de los Illuminatis.

Apago el aparato cuando tocan a la puerta de mi habitación. Traen lo que pedí por lo que me preparo.

Entra uno de mis hombres con la chica que tiene una cinta en la boca. Fuera de eso, tiene el cabello negro, su mismo color de piel y sus ojos se asemejan a los de ella.

Estoy mal, lo sé, pero no me la puedo sacar de la cabeza y lamento no disfrutarla, no follarla y probarla.

—Largo—capta el mensaje mi hombre que empuja a la chica que llora.

Solo tiene unas bragas puestas, las tetas al aire y se nota el miedo que tiene. Su edad oscila entre los 24 y 25 años como la edad que tendría mi Hella.

La perdi a ella, pero no a esta maldita obsesión por tenerla. Me dejo un lindo recuerdo, ahora estoy sin un ojo y un parche que intimida a la chica que tiembla.

—Ven.

La tomo del brazo y la guio al tocador donde la siento dándome la espalda. Las hebras negras se las peino con delicadeza y después, trazo la línea partiendo el cabello en dos.

Así le gustaban a ella, con su melena larga, sujetar su cabello en dos altas coletas que después trenzaba. La dejo como quiero antes de ponerla de pie y dejarla frente a la cama.

Continúa llorando, emitiendo gemidos ahogados, pero la cinta cumple con su función porque no quiero escucharla. Meto los dedos en el borde de las bragas que deslizo por sus piernas y las cuales termino de sacar

—Tírate a la cama y ábrete de piernas.

Obedece porque le dieron instrucciones y llora porque sabe que posiblemente no salga con vida de aquí. Es prostituta y entre ellas hay un rumor, porque no vuelven y ella tampoco lo va a lograr, no puedo dejarlas vivas, saben donde esta mi escondite y no puedo arriesgarme.

La vagina queda a mi vista y me subo a la cama metiéndome entre sus piernas.

—¿Tienes miedo? —inquiero acariciándome la polla que aun no se me engruesa.

La chica asiente con lagrimas en los ojos, su cuerpo continúa temblando y bajo el cierre del pantalón, liberando mi polla.

—¿Te doy miedo? —acaricio sus piernas que titiritean.