EXPECTATIVA

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Dormía plácidamente cuando un irritante sonido se repetía incesante; me obligué a abrir los ojos

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Dormía plácidamente cuando un irritante sonido se repetía incesante; me obligué a abrir los ojos.

¿Quién demonios molestaba un domingo tan temprano?

Eché un vistazo a mi reloj en la mesita de noche y eran las 7:20 am. ¡Genial! El timbre seguía sonando sacándome de quicio, los domingos eran los únicos días que podía dormir hasta las nueve y ya me habían fastidiado el día.

— ¡Voy! —grité enfurruñada, me saqué la pereza y fui a ver por la mirilla quién osaba molestar.

Me llevé un susto tremendo al ver a Ghail trás la puerta y me apresuré a abrirle.

— ¿Ghail, estás bien?—no era para nada común verla un domingo a estas horas, por lo tanto asumí que algo había sucedido, ella siguió de largo y se plantó con los brazos cruzados a unos pasos delante de mí.

—No, no estoy para nada bien April ¿Cómo es posible que me mantengas en ascuas desde ayer sin decirme lo que sucedió en el centro comercial?

«¿Qué? Entonces sólo era eso»

— ¡Vaya que eres increíble!, creí que algo te había sucedido y estás aquí sólo por un chisme. —me quejé mientras me relajaba y caminaba a la cocina.

—Ningún chisme, solo necesito saber que sucedió y por que traías esa cara de boba, que por cierto, la sigues llevando hoy. —alegó caminando detrás de mi.

—Deja que busque mi cara de repuesto. —le solté sonriendo

—¡Ja, ja, ja!, si hasta chistosa estás. —dijo sin pizca de ánimo. —Desembucha, April Andueza. —lucia desesperada por saber.

—A que sí, Ghail, sólo deja que ponga a preparar café. Mira que me debes una hora y cuarenta minutos de sueño, y tengo la certeza que jamás recuperaré.

—Sabes que odio el café. —me urgió.

—El café es para mí interruptora de sueños, para tí hay jugo de mora, yogurt y papaya en el refri. —dije mientras ponía a funcionar la cafetera.

—Algo está pasando, lo veo en esos ojitos, Pili. —dictaminó mientras vertía jugo de moras en un vaso.

Sonreí ante su urgencia.

—Bueno… —comencé mientras rebuscaba en los cajones mi tazón de café.—… Como bien sabes, la convocatoria era para anunciar al nuevo dueño del centro comercial y ni en un millón de años creo que adivines de quién se trata. —le solté la sopa sirviéndome al fin mi café y mirándola cavilar comencé a tomarlo de pequeños sorbos, por un momento se quedó paralizada viendo hacía el piso de pronto volvió su vista a mi con un exuberante brillo.

— ¡No puede ser April que perra suerte tienes! ¿El nuevo dueño es el hombre del accidente? —cuestionó entre gritos desquiciados.

—Ssssht... —le callé sonriendo. —Baja la voz, no despertaste a Nate con el timbre, pero con los gritos si lo harás.

TERCER ENCUENTRO. (LIBRO I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora