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Era cálido en su mano. Ese fue su primer pensamiento. Fue creciendo y convirtiéndose más grueso con cada segundo que pasaba. Le dio confianza, pero también le asustó un poco. Coronel lo deseaba, no importaba lo que dijera.

Andrés le dio un apretón experimental y miró al tipo. Su rostro se mantuvo inmutable. Pero por alguna razón, una extraña, eso enojó a Andrés. Él sonrio. -Parece que tiene una cosa por los chicos bonitos y cabeza hueca, profesor.

Los labios de Coronel se presionaron. Por otra parte, parecía casi aburrido. -Es solo una reacción fisiológica al estímulo y una cara bonita. No es responsable de su apariencia física, por lo que difícilmente es algo por lo que debo estar orgulloso. Ahora, deje de perder mi tiempo si realmente tiene intención de hacerlo.

Mirándolo, Andrés lo acarició hasta su dureza total, viendo un cambio sutil en la respiración de Coronel. El ángulo era casi incómodo, así que lo sacó. Era grande y gruesa, y estaba muy cerca de su cara, a centímetros de distancia. Andrés se lamió los labios nerviosamente, sin poder apartar la vista. Veinte, tenían que ser veinte centímetros de largo. Qué envidia... pasó por su mente, pero se esfumó con el suspiro de Coronel.

Su suspiro sonó disgustado, como si lo estuviera por las reacciones de su propio cuerpo, y se movió un poco. La cabeza del miembro presionaba contra los labios de Andrés. -Chupa.

Andrés inhaló cuidadosamente. No olía mal. Tentativamente, lamió la cabeza con cuidado. El sabor era... extraño, pero no tan terrible como había esperado. Pasó su lengua de nuevo.

Coronel gruñó su mano agarrando el pelo del universitario con más fuerza. -Abre tu boca-. fue una orden.

Andrés hizo lo que le pidió, y la gorda cabeza empujó dentro de su boca. Chupó suavemente. Una parte de su mente todavía estaba atrapada en el hecho de que tenía la verga del profesor Coronel en su boca y no podía creerlo, pero el calor y pesadez de algo estirando sus labios ampliamente lo hicieron sentir muy, muy real.

Los ojos de Coronel estaban fijos en su rostro mientras empujaba más profundo, su mano pesada en la nuca del rizado. Andrés encontró su mirada, se sonrojó y cerró los ojos, decidido a concentrarse solo en conseguir el trabajo hecho. Cuando más pronto acabara, más pronto esto habría terminado y más pronto podría olvidarse de ello. Con los ojos cerrados, sus otros sentidos volvieron a la vida y podía sentir todo con más intensidad.

Era... era extraño. Coronel estaba duro y grueso en su boca, sabiendo a piel y algo más. Extraño, pero no terrible. Andrés lo quitó, respiró y chupó la cabeza de nuevo, bajando un poco más lejos, probando. Tuvo un breve momento de preocupación, de que él no estaba haciendo esto correctamente, pero se dijo a sí mismo que no fuera ridículo, no existe tal cosa como una mala mamada ¿verdad?

Bajó un poco más, tratando de tomar la mayor cantidad dentro como podía. Él fue abajo, a continuación nuevamente arriba, marcando un ritmo, tratando de acostumbrase a ello. Él estaba tan concentrado en esto, tratando de contar en su cabeza, que le tomó un tiempo darse cuenta de que Coronel le estaba diciendo algo.

Andrés lo quitó con un pequeño "pop" y miró arriba hacia Coronel, todavía saboreándolo en toda su lengua. Parpadeó hacia él y tuvo que reprimir las ridículas ganas de preguntarle si lo estaba haciendo bien. -¿Que?-. dijo en cambio.

Estaba nervioso, y como de costumbre, su voz salió un poco arrogante. Tendía a sobre compensar las cosas.

Coronel se limitó a mirarlo por lo que pareció una eternidad, sus ojos oscuros acristalados, con los párpados pesados. Dijo. -¿Este es su primer pene, Saavedra?-. Sonó incorrecto. Quizás debió tomar el curso de Educación sexual por que esa palabra no debió sonar como lo hacia, pero lo hizo. Esa palabra sonó tan mal y bien en los labios de Coronel con su voz gruesa e indiferente. A pesar de que hace unos minutos lo tenía dentro de su boca. Lo estaba sobre pensando, pero no pudo evitarlo.

MORBOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora