#25

604 82 9
                                    

Ese mismo viernes Andrés volvió a casa temprano, despidió a Miguel de ser el niñero de sus hermanos -pero aún eran buenos amigos-, se sentó en el sofá y vio a los gemelos jugar.

Sus ropas estaban gastadas y demasiado pequeñas. Necesitaban ropa nueva.

Cerró los ojos y pensó en cuánto costaría. La Navidad no estaba muy lejos, y las Navidades eran caras, por lo que necesitaba ahorrar dinero. La nueva ropa para los niños tendría que esperar hasta que encontrara un trabajo mejor.

Andrés suspiró, frotándose la cara. Sí. Eso era en lo que necesitaba enfocarse. No más distracciones. Sus hermanos dependían de él.

El sofá se hundió cuando los chicos de pronto subieron a él.

-Estás triste-, dijo Bruno.

-No nos gusta cuando estás triste, Sparta-, dijo Teo.

Andrés sonrió y envolvió sus brazos alrededor de ellos, tirando de ellos cerca. Eran muy cálidos y olían a jabón y dulces. A inocencia.

-No,- dijo. -Por supuesto que no estoy triste.-

-¿Cuándo va a volver Raptor?- Preguntó Teo, una vez más, sus ojos avellana muy abiertos y brillando con lágrimas. -¡Él me prometió un gato café claro y blanco! Con una estrella blanca en la frente-.

Bruno se chupó el pulgar. -Sí, ¿Cuándo va a volver?-

El corazón de Andrés se apretó. En ese momento, él odiaba a Ari Coronel más que a nada. Los chicos no tenían a nadie excepto a Andrés; por supuesto que se habían apegado a Ari, ya que había estado prácticamente viviendo con ellos durante el último par de semanas.

Andrés sonrió, pero se sentía más como una mueca. -No pareciera que vaya a regresar, gatito-

Las cejas de Teo frunciéndose. -¿Por qué?- ¿Cómo se suponía que iba a responder a eso?

Andrés desvió la mirada. -Porque él tiene su propia familia. Y parece que su padre le pidió que se casara-. Al menos esa era la única explicación que se le ocurría. -Él va a formar una familia ahora.-

-¿Por qué?- dijo Teo. Las orejas de gatito de su capucha bajaron inconscientemente. Quizás fue la nostalgia del momento.

Las orejas de cachorro de Bruno tambien lo hicieron cuando su labio inferior tembló. -¿Por qué?-

Andrés miró entre ellos y no sabía qué decir. -No sé, niños-, murmuró, presionando sus labios en la frente de Bruno y tirando a Teo más cerca. -No lo sé.

MORBOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora