#22

572 73 6
                                    

Por lo general, Andrés era de sueño ligero.

Pero cuando la puerta de su habitación se abrió esa noche, Andrés tuvo dificultad para despertarse, su mente mareada. Él se hundió más profundamente en el hombro caliente de Coronel, sus manos apretando alrededor del brazo de Coronel.

Las voces parecían venir de muy lejos.

-Tu hermano está dormido-, dijo Coronel. -Regresa a la cama.-

-¡Pero yo tuve una pesadilla! Tengo miedo. ¡Sparta siempre me abraza cuando tengo miedo!- Era Teo.

Andrés trató de abrir los ojos. No funcionó.

-Teo-, dijo Coronel severamente. -Eres un niño inteligente. No puedes dormir con Sparta porque la cama es demasiado pequeña para nosotros tres.-

-Dormiré con Sparta. ¡Tú puedes ir a dormir con Bruno!-

Coronel se rió entre dientes. -Yo no creo que vaya a caber en tu cama, enano.-

Teo reflexionó. -Puedo dormir sobre ti. Tú eres grande, y a Sparta le gusta dormir encima de ti-.

Andrés lo hacía, a pesar de que era perturbador que Teo supiera eso.

-No puedes dormir en mí.-

-¿Por qué?-

-Porque- porque... Bien,- Coronel espetó al fin, para sorpresa de Andrés.

Chillando de alegría, Teo trepó a la cama y al pecho de Coronel.

-Eres muy cálido-, dijo, bostezando.

Para Andres, Ari lo era en realidad. La habitación era muy fría, pero Ari era muy cálido. Tan cálido.

-Dormir. Y no te hagas pis encima mío-, Coronel se quejó.

-No soy un bebé. Soy grande. ¡No me hago pis en la cama!-

-Bien. Ahora duérmete.-

-Tienes pelo divertido en el pecho. Andrés no tiene pelo divertido en su pecho. ¿Por qué?-

Eso hizo a Coronel pausar. -Dormir.-

-No te gusto,- Teo murmuró. -Te gusta más Bruno.-

Un suspiro pesado. -¿Por qué crees que él me gusta más?-

-¡Le diste galletas en forma de perritos ayer!-

Andrés frunció el ceño. ¿Eh?

-Porque lo pidió. Debes pedirlo si quieres algo-.

-Así que si yo pido, ¿me darás algo? ¿Cualquier cosa?-

-¿Si digo que sí, vas a dejar de hablar y dormir?-

-¡Sí!-

-Bien. ¿Qué quieres?-

-¡Quiero un gato! ¡Café claro y blanco, que sea esponjoso! ¡Con una estrella blanca en la frente!-

Una pausa. -Elije otra cosa.-

-¡Pero dijiste cualquier cosa!-

Andrés volvió a dormirse, aun sonriendo.

MORBOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora