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-Entonces,- dijo Victor, echándose hacia atrás y meciéndose un poco en su silla. -¿Qué está pasando contigo y Coronel?-

Andrés levantó la vista de su plato a él. -¿Eh?-

Victor rió suavemente. -Vamos. No estoy ciego. Ha estado sucediendo desde hace semanas. Creí que te cansarías de él para ahora, pero todavía te ves totalmente jodido la mayor parte del tiempo.-

-Jodete. No es así.-

Victor le dirigió una mirada incrédula.

Pellizcándose el puente de la nariz, Andrés admitió: -Sí, está bien. ¿Entonces qué?-

Victor levantó las manos. -Hey, yo no estoy juzgando. Lo que sea que haga flotar tu bote.- Se encogió de hombros con una sonrisa torcida. -No es asunto mío si tú estás enamorado de su verga.-

Andrés se dejó caer en su silla y miró sombríamente a Victor. -Puede que sea un poquito más complicado que eso.- Se pasó una mano por la frente, suspirando. -Ni siquiera estoy seguro de cómo actuar con él en clases ya. Es como si mi cerebro dejara de funcionar cuando él está cerca.- Él hizo una mueca. -Yo lo besé ayer afuera de su oficina. No pude evitarlo. Tuvimos suerte de que era tarde y nadie nos vio... creo.-

Las cejas de Victor casi alcanzaron el nacimiento del pelo. Silbó. -Espera, ¿Están, como en una relación?-

Andrés frotó el rabillo del ojo. -No... quiero decir... no lo sé. Yo... yo, como que le di una llave de mi casa.-

Victor se echó a reír.

Andrés le dio una patada bajo la mesa. -Cállate. Tenía mucho sentido hacerlo. A veces él viene muy tarde, y no quiero que despierte a mis hermanos con su golpeteo. Esto no significa lo que crees que significa.-

-¿Oh enserio?-

Andrés dejó escapar un suspiro. -No lo sé. Las cosas han sido raras últimamente. Él es tan bueno conmigo a veces, y me siento como... me siento tan bien con él, ¿sabes?- Feliz. -Es tan confuso.-

-No jodas. ¿Ustedes no hablan?-

Andrés se encogió de hombros. -Claro, hablamos, pero no sobre eso. Él viene a mi casa por la noche y si mis hermanos están todavía despiertos, no es que no podamos tener una charla apropiada. Si ellos ya están en la cama, no gastamos mucho tiempo hablando.- Sólo quiero conseguirlo desnudo y sobre mí. -Y él no es exactamente del tipo conversador.-

-Parece que él quisiera hablar esta vez.- Victor asintió hacia algo detrás de él.

Andrés volvió la cabeza y vio a Coronel caminar hacia él rápidamente. Andrés se puso de pie y dio un paso lejos de la mesa justo cuando Coronel lo alcanzó.

-¿Estas bien, hombre?- Andrés murmuró, mirando a su alrededor. Estaban atrayendo miradas curiosas; los instructores normalmente no visitaban la cafetería.

Los hombros de Coronel se relajaron un poco. -No,- dijo, dando la vuelta y saliendo de la cafetería, esperando claramente que Andrés lo siguiera.

Rodando los ojos, Andrés lo hizo.

-Me voy por unos días-, dijo Coronel una vez que estaban afuera.

-¿Dónde? ¿Por qué?-

-No importa. No te incumbe.-

Andrés cruzó los brazos sobre su pecho. -¿De Verdad? Entonces ¿por qué siquiera me lo estás contando?-

Ellos se quedaron mirando uno al otro. Andrés se negó a bajar la mirada.

-Me voy-, dijo Coronel con carácter definitivo y su mirada característica.

-Bien. Ve.- Andrés se mordió el interior de la mejilla, tratando de contener docenas de preguntas. Preguntas que lo harían verse como una patética y necesitada niñita adolescente.

Coronel dio un paso hacia él; sus rostros estaban sólo a centímetros de distancia ahora. Había una extraña inquietud en los ojos oscuros de Coronel. Algo estaba cambiando entre ellos, y eso asustaba a Andrés. Y le excitaba.

Pasaron unos segundos, en que sólo se miraron.

Un tipo salió de la cafetería, y ellos se apartaron bruscamente.

-Profesor-, el chico dijo respetuosamente a Coronel.

-Correcto-, dijo Andrés, metiéndose las manos en los bolsillos. -Me iré.-

Antes de saltar sobre ti y besarte delante de todos.

Coronel asintió con rigidez y se alejó.

Andrés suspiró. Maldita sea.

Quizás unos pocos días de descanso podría hacerles bien. Las cosas se estaban poniendo demasiado extrañas.

O quizás el problema era que ya no eran tan extrañas.

MORBOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora